Alicante

Era un 19 de julio por la mañana del año 1873 y Torrevieja amaneció sin saber que a la próxima puesta de sol ya será un gobierno autónomo dentro de la República Federal Española, también conocida como la Primera República Española.

Tras un reinado corto destacado por su inestabilidad política, Amadeo de Saboya abdicó del trono español el 11 de febrero de 1873. Una abdicación que cambió el rumbo de la historia española. Tras irse del país con sus hijos, se proclamó la Primera República Española. Un periodo que fue marcado por aprobar varias reformas políticas y sociales, pero también por protagonizar conflictos internos y externos.

El 11 de marzo de 1873, el Partido Federalista fue el gran ganador de las elecciones que siguieron la abdicación del rey. Las intenciones de los federalistas residían principalmente en dar una mayor autonomía a las diferentes regiones del país mediante la elaboración de una Constitución Federal con el fin de crear un estado de estas características, siguiendo el modelo americano.

Mapa de la Rebelión Cantonal en España en 1873. Wikipedia

Sin embargo, la elaboración de la Constitución por parte del sector más moderado y centrista, también conocido como benevolentes, del Partido Federal tardaba en hacerse realidad. Una espera que provocó que los republicanos federalistas más radícales, también conocidos como intrasingentes, empezaron a impacientarse. En este contexto, estos últimos, viendo que las promesas de los benevolentes no se cumplían, empezaron a realizar varias acciones por cuenta propia por todo el país, como el intento fallido de la proclamación del Estado Catalán el 9 de marzo de 1973.

A este acontecimiento se le sumó también el estallido de una nueva Guerra Carlista, con focos en Valencia, País Vasco, Cataluña y Navarra, cuyo fin residía en derrocar a la república y poner a Carlos VII en el poder.

Con este contexto, los diputados intrasingentes del Partido Federal, ante la lentitud del Gobierno de la República en instaurar lo prometido, se reunieron para levantar en armas a algunas ciudades y conseguir así una España federal bajo la fuerza. Así, el 12 de julio de 1873, la proclamación del cantón de Cartagena dio comienzo a la Revolución cantonal.

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Con la esperanza de dividir el país en varias repúblicas semiindependientes o "cantones", al margen del gobierno central, los federalistas más radicales extendieron varias revueltas a lo largo del mes de julio por algunas ciudades del sudeste de España. Así, en una serie de revueltas coordinadas se rebelaron Valencia, Murcia, Sevilla, Granada, Valencia y otras poblaciones menores que se proclamaron inmediatamente como cantones independientes, como Torrevieja.

Siendo en aquella época un lugar de paso de comerciantes y con una alta actividad obrera, Torrevieja desarrolló una mentalidad abierta y la contemplación de nuevas ideas. Concretamente, la ciudad desarrolló tintes demócratas y federalistas debido a su disconformidad con varias medidas políticas que surgieron a lo largo del siglo XIX.

Torrevieja autónoma

Así, y siguiendo el modelo de Cartagena, se creó en la localidad alicantina la Junta Revolucionaria de Torrevieja. Tras destituir al alcalde Antonio Sánchez Mínguez y a los funcionarios del Ayuntamiento, la Junta proclamó el 19 de julio de 1873 el cantón de Torrevieja. Con esta proclamación, la ciudad pasó a ser un gobierno autónomo, siendo así la primera localidad valenciana en hacerlo. La causa cantonal contaba en la ciudad con un importante grupo de republicanos federalistas "intrasingentes", liderado por Concha Boracino Calderón, viuda del patrón y armador del falucho contrabandista Socarrao.

[Este es el curioso origen del nombre de una de las playas más famosas de Torrevieja]

El mismo día de la proclamación del cantón, tras realizar una consulta popular, la Junta Revolucionaría de Torrevieja, envió a Cartagena una delegación presidida por el marino torrevejense José Solano Huertas, para manifestar la intención de Torrevieja de ingresar en el Cantón Murciano. Dejando así de pertenecer a la provincia de Alicante. 

Durante los seis días que duró el gobierno autonómico, el Cantón de Torrevieja, dirigido por Concha Boracino Calderón, procedió a la implantación varias medidas, centrándose en el modelo republicano-federal. De este modo, se volvieron a suprimir los arbitrios y consumos, siendo estos la principal fuente de ingresos municipales en la época. Esta medida provocó inconscientemente la ruina del contrabando, tradicionalmente protagonista en la economía sumergida torrevejense.

Torrevieja, a finales del siglo XIX.

Sin embargo, el tiempo se agotaba para el gobierno autónomo de Torrevieja y el gobierno central no tardó en reaccionar. Si bien el caso de Cartagena fue más complejo debido a que el gobierno de la República tardó 6 meses en disolverlo, el cantón de Torrevieja apenas duró 6 días. 

Al enterarse de la situación en la localidad, el gobernador en funciones de Alicante, Lorenzo Abizanda, envió a Torrevieja una columna de la Guardia Civil con el objeto de poner orden en la ciudad. 

Así, 6 días después de la proclamación del gobierno autónomo, el día 26 de julio la Junta Revolucionaria de Torrevieja se disolvió. El gobernador de Alicante restituyó al alcalde Antonio Mínguez y a sus nueve concejales, que recuperaron sus cargos anteriores. Una vez superados los primeros momentos de represión por parte de los republicanos más afines al Cantón y ante el rechazo de la opinión pública, el Ayuntamiento optó paulatinamente por la concordia y el apaciguamiento en la ciudad.

El ejemplo de Torrevieja fue seguido casi de forma inmediata por la localidad alicantina de Relleu, que pidió ser adherida a la Junta Revolucionaria de Torrevieja y unirse de este modo a la Rebelión cantonal.