La localidad de Guardamar del Segura, en Alicante, está viviendo una alarmante escalada de delitos que ha desatado una grave preocupación entre sus habitantes. Desde la llegada de grupos de migrantes en acogida llegados de Canarias y alojados en un hotel de cuatro estrellas, se ha registrado un incremento de incidentes violentos, que incluyen desde agresiones sexuales hasta palizas, pasando por robos, que han alterado la tranquilidad que caracterizaba a este municipio.
Con motivo de la llegada a Guardamar de 231 migrantes procedentes de Canarias en el Centro de Acogida Temporal de Emergencia (CATE) habilitado en un hotel de cuatro estrellas del municipio alicantino se están produciendo toda clase de delitos por una parte violenta de ellos.
El alcalde, José Luis Sáez, recuerda que los primeros migrantes procedentes de Mali y Senegal, llegados en octubre para aliviar la crisis migratoria en las islas, "apenas causaron problemas, salvo alguna pelea entre ellos. Incluso algunos se integraron en clubes deportivos locales". Sin embargo, los incidentes han aumentado con la llegada de ciudadanos del norte de África, como Marruecos, Argelia y Mauritania.
Entre los hechos más graves destacan las agresiones a Policías Locales y a personas en locales de ocio nocturno del centro. Los recientes episodios de violencia incluyen un ataque a un joven de 19 años, quien fue agredido por un grupo de tres individuos de origen magrebí. Además, el portero de un establecimiento nocturno sufrió una agresión similar hace apenas un día. Estos actos vandálicos, perpetrados generalmente por grupos de tres o cuatro personas, han sembrado el miedo entre los jóvenes y el personal de seguridad de estos locales.
Además, las reyertas y peleas, inicialmente confinadas al interior de los hoteles donde los migrantes estaban alojados, han comenzado a trasladarse a las calles. Estos altercados, que han dejado a algunas personas en coma, ahora afectan directamente a la comunidad local, generando una sensación de inseguridad constante.
Agresiones sexuales y robos
La situación ha llegado a un punto crítico con la ocurrencia de tres agresiones sexuales a mujeres trabajadoras de limpieza de los hoteles. Las autoridades han detenido a los sospechosos, pero el temor persiste entre las trabajadoras y los vecinos. Asimismo, se han reportado "numerosos robos con violencia e intimidación y la Policía Local ha recuperado más de 18 teléfonos móviles robados en el hotel donde se alojan algunos de estos migrantes", asegura en un comunicado el Sindicato de Policías y Bomberos (SPPLB).
La situación se agrava teniendo en cuenta el "déficit preocupante en su plantilla de policías locales", pues, a pesar, de tener una población censada de 18.000 habitantes, la ciudad puede llegar a albergar hasta 103.000 personas durante la temporada estival.
Sin embargo, solo hay una patrulla de dos policías en cada uno de los tres turnos diarios para atender todas las llamadas de emergencia. La Guardia Civil ha prestado su apoyo incondicional, pero la demanda de seguridad sigue superando los recursos disponibles.
"Es fundamental mejorar las condiciones de vida de los migrantes, potenciando la migración laboral legal y prestando especial atención a los menores. Al mismo tiempo, es crucial reducir los episodios de inseguridad provocados por migrantes irregulares, para proteger el bienestar de los ciudadanos españoles", apuntan desde el sindicato.
Denuncian que simplemente se aloje a estas personas en hoteles de cuatro estrellas y se deje la responsabilidad en los municipios. Así, reclaman una política de inmigración "coherente y bien estructurada, respaldada por programas de inclusión efectivos, bien coordinados, organizados, vigilados y controlados".