El Coro de Cámara del Departamento de Música de la Universidad de Guadalajara, de Jalisco (México), ha triunfado en la 70 edición del certamen internacional de Habaneras y Polifonía de Torrevieja (Alicante), dotado con 40.000 euros en premios y donde durante una semana han participado más de 700 coralistas de América, Europa y Asia.
Dirigida por Wilmia Verrier Quiñones, la agrupación mexicana se ha hecho con los principales premios de este prestigioso festival que reúne a algunas de las principales corales de habaneras del mundo, entre ellas la máxima distinción dotada con 12.000 euros.
También ha logrado el tercer premio en la modalidad de polifonía, con 2.000 euros más, así como un galardón especial de 10.000 euros otorgados a una única coral por la Diputación Provincial de Alicante y otro más a la mejor dirección, a favor de Verrier Quiñones.
Tras los mexicanos en modalidad absoluta, el segundo premio ha sido para el coro de la Universidad de Telkom en Bandung (Indonesia), con un premio de 5.000 euros, y les han seguido la Novo Concertante de Manila (2.500) y el coro femenino la Raniza Girls Choir de Minsk (Bielorrusia), con 1.000.
En polifonía ha ganado el coro de la Universidad de Telkom de Bandung (Indonesia) por delante del coro Wuzi Riparian Choir de Pekín y la citada Universidad de Guadalajara de Jalisco, según ha acordado un jurado que ha destacado la gran calidad artística e interpretativa de los participantes.
El premio del público, de 2.000 euros y un trofeo, ha recaído en el coro Encanto de Griñón (Madrid).
El alcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón, se ha felicitado de la calidad de la presente edición, que arrancó hace una semana con el estreno de una habanera compuesta y cantada por la televisiva Ruth Lorenzo, y ha destacado que este género musical es auténtico "un canto de paz".
Supone por lo tanto algo que se necesita ahora "más que nunca", según Dolón, quien también ha valorado que en Torrevieja hayan participado catorce corales de tres continentes, Europa, América y Asia compartiendo el mismo amor por este género por encima de las culturas e idiomas diferentes.
El alcalde ha explicado que este certamen internacional coincide con un momento de lleno turístico en Torrevieja en el que calcula que la ciudad multiplique por cinco la población, hasta rozar el medio millón de personas.
Tras la entrega de los galardones, los más de 700 coralistas que han participado en el certamen han subido juntos a las tablas para compartir la habanera obligada en el concurso que, con el título de 'Un beso', es un poema de José Antonio Quesada Hurtado y con la música de Aurelio Martínez.
La clausura de la edición que ahora concluye ha contado con el lleno del auditorio del teatro municipal y unos 1.500 personas más viéndolo en directo desde la gran pantalla instalada por el ayuntamiento en el paseo de Vistalegre, junto al puerto, además de los telespectadores de cinco medios que la han transmitido en directo: el canal autonómico À Punt, Televisión Torrevieja, Telfy, Doce TV y Vega Fibra.
La edición que ahora concluye arrancó con fuerza el pasado domingo con la interpretación de la televisiva Ruth Lorenzo, que representó a España en Eurovisión en 2014 y que en Torrevieja ha estrenado su primera habanera, 'La Almadraba', donde un pescador perdido que se ha convertido en hombre pez es esperado eternamente por su amada en el muelle.
Aunque han participado catorce coros de tres continentes, estaban invitados dos más que finalmente no han podido acudir: el Libel’s Voice Youth de Indonesia, y el Municipal Men’s Chapel de Ucrania, éste último formado por hombres que han sido llamados recientemente a filas en la guerra con Rusia.
Conducida por Cristina Pampín, la gala de clausura ha contado con la asistencia del subdelegado del Gobierno en Alicante, Juan Antonio Nieves, la delegada del Consell en la provincia, Agustina Esteve, y la vicepresidenta de la Diputación, Marina Sáez, además del alcalde torrevejense, Eduardo Dolón.
El certamen ha convertido a Torrevieja en la capital mundial de las habaneras, un género con el que tiene una estrecha tradición desde los viajes de ida y vuelta con las Antillas americanas de los viejos barcos de vela del siglo XIX cargados de sal, trayectos donde se mezclaba el son cubano, el tanguillo español y el pasodoble, que tuvo como resultado el compás cadencioso, meloso: la habanera.