La Cruz de Benidorm, un símbolo para proteger la ciudad del pecado de los años 60
Hubo un tiempo en el que este mirador tuvo una misión 'divina': alejar el vicio y la lujuria, fruto de la llegada de los primeros turistas europeos.
15 junio, 2021 01:23Noticias relacionadas
La Cruz de Benidorm, situada en la cima de la Sierra Helada, es uno de los miradores más populares de la ciudad, junto al Balcón de Europa. Desde ella se observa una impresionante vista panorámica de El Manhattan del Mediterráneo.
En la década de los años 60 con la apertura económica del régimen franquista, Benidorm se convierte en el destino turístico por excelencia. Los españoles eligen la Costa Blanca para pasar sus vacaciones de verano, y el turismo internacional aterriza en la provincia de Alicante, proveniente mayoritariamente de Reino Unido. Comienza entonces el fenómeno conocido como boom turístico y los bikinis empiezan a inundar las playas de Poniente y Levante.
500 kilómetros en una Vespa
Una anécdota curiosa es la de por aquel entonces alcalde de Benidorm, Pedro Zaragoza, que recorrió media España subido en una vespa para convencer al dictador, Francisco Franco, de que autorizase el uso del bikini en las playas. La utilización de esta prenda de baño, diseñada en Francia, estaba prohibida en las costas del país por 'atentar' contra la moral cristiana de la época. El argumento que utilizó Zaragoza para hacer cambiar de idea a Franco fue que permitir su uso sería una buena forma de atraer a más turistas y llenar así las arcas públicas.
Y vaya que si le valió la pena hacer el viaje hasta el Palacio de El Pardo, porque la iniciativa de los bikinis en la playa fue todo un éxito para la ciudadanía benidormense. A todo el mundo entusiasmó. Bueno, a casi todo el mundo porque la Iglesia no estuvo muy a favor.
De hecho, el obispo de Orihuela-Alicante amenazó a Pedro Zaragoza con dar la bienvenida a los turistas con una pancarta colocada en la entrada del pueblo que avisara de "El infierno" en el que se había convertido Benidorm.
La cruz de la 'salvación'
Finalmente, se optó por otra alternativa: colocar una cruz hecha con las vigas de madera de un póster de la luz sobre la cima del monte para recordar a los visitantes de la ciudad que "Dios les estaba observando".
Los vecinos de la localidad vieron con buenos ojos la propuesta, y en 1962 se organizó una procesión para llevar a hombros la gigantesca aspa, un acto de penitencia para salvaguardar la moral cristiana de la época.
Sin embargo, en 1975 un fuerte temporal sacudió la cruz, lo que provocó su destrucción. Fue entonces cuando se abrió el debate sobre si volver a colocarla o no, pues el motivo religioso inicial por el que había sido situada, ya no tenía sentido. Al final, se optó por fabricar una nueva con restos de material ferroviario y cambiarla por la original. Pues el monumento había cobrado tanta popularidad que ya formaba parte de la historia de Benidorm.
Ahora La Cruz se ha convertido en uno de los miradores más impresionantes de la ciudad, junto al Balcón de Europa. Y la zona es frecuentada por todo tipo de visitantes. Están los que llegan hasta ella a través de una larga caminata deportiva, los y las que la utilizan como sitio para celebrar botellones; y finalmente, las parejas que acuden a su encuentro para dar rienda suelta a su pasión.