La Audiencia de Alicante condena a un total de 50 años de prisión a un pederasta de 54 años al que considera responsable de abusos sexuales, elaborar y distribuir pornografía infantil y corrupción de menores. El condenado localizaba a sus víctimas, de entre 11 y 15 años, en varios parques de Alcoi.
Y a pesar de la gravedad de los delitos, según recoge Efe, la advertencia legal es que el tiempo máximo de cumplimiento de las penas impuestas será de 20 años, "declarándose extinguidas las penas que exceden" de dicho límite. Así lo especifica la sentencia dictada por un tribunal de la Sección Tercera.
La casi totalidad de la pena, 45 años y medio de prisión, la recibe como responsable de cinco delitos continuados de abusos sexuales cometidos sobre menores de 11 a 15 años. A estos les ofrecía comida, bebidas alcohólicas, tabaco, dinero o marihuana. Unos delitos que considera probado que se cometieron entre 2017 y julio de 2019.
El resto de la pena se le atribuye de la siguiente forma: tres años de cárcel por elaboración de material pornográfico con menores, uno por corrupción de menores y otro por distribución y facilitación de pornografía infantil.
Cómo operaba
La sentencia señala que el condenado operaba frecuentando los parques a los que acudían los menores de las edades que buscaba. Una vez allí, les ofrecía diversos elementos con los que consideraba que se ganaba su confianza. De hecho, si no tenía lo que le pedían, les daba su número de teléfono para que contactasen con él.
Una vez había conseguido su confianza, daba un paso más. En el móvil guardaba también fotos y vídeos de pornografía infantil que les enseñaba y luego les pedía que les enviasen imágenes de sus genitales y de sus glúteos a cambio de entregarles los mismos obsequios.
La tenencia y distribución de este material pedófilo se convertía en el preludio a la realización del mismo. Así, la Audiencia describe que les ofrecía drogas y alcohol con la condición de que se dejasen masturbar, que les hiciese felaciones o que fuesen ellos quienes se las hiciesen al acusado. También, a cambio de que le penetrasen analmente con las mismas contrapartidas: dinero, tabaco, alcohol o marihuana.
En clases de informática
El tribunal establece, además, que el acusado también trató de seguir el mismo procedimiento con otros dos menores, hijos de unos conocidos, a los que había comenzado a impartir clases de informática.
Según la sentencia, todos esos actos sexuales se realizaban en casa del acusado o en zonas apartadas de los parques. Además, el acusado tomaba fotos y vídeos de esas prácticas.
No obstante, los abusos cesaron después de que dos de las víctimas de los abusos, que residían en un centro de menores, contasen al psicólogo del centro la conducta del acusado. Eso fue lo que permitió que se presentase denuncia contra él y que pudiese ser arrestado.
El registro
Tras ser detenido, el procesado accedió voluntariamente a que se practicara el registro de su vivienda y allí los agentes se incautaron de seis memorias, un CD, varios DVD y discos duros, una tableta y dos terminales móviles. Entre todos esos soportes localizaron 5.716 archivos de contenido pedófilo, entre imágenes y vídeos. En varios de ellos aparecían las víctimas de sus abusos, según la sentencia.
Además, el tribunal también cree demostrado que el acusado compartió parte de esos archivos a través de una aplicación de intercambio de mensajes telefónicos. En ocasiones, para conseguir que otros menores le enviasen más fotos o vídeos de contenido sexual.
Al margen de la pena de cárcel, la sentencia establece que el procesado deberá indemnizar a dos de los menores con ocho mil euros y a otros dos, con otros tres mil euros en una sentencia recurrible en apelación ante el Tribunal Superior de Justicia en el plazo de diez días.