Alicante

Aigües no quiere fantasmas (entiéndase esta acepción como palabra polisémica). El pueblo, que acoge el antiguo preventorio, un complejo arquitectónico del siglo XIX convertido en hotel de lujo primero y en sanatorio para niños con tuberculosis después, se ha hartado del fenómeno parelelo que se lleva sucediendo en las últimas décadas, el de los amantes de los fenómenos paranormales colándose en este edificio en ruinas

De hecho, el alcalde de esta localidad de montaña de poco más de mil habitantes, situada a medio camino entre Alicante ciudad y Benidorm, advierte al principio de la conversación que no es partidario de que se asocie la historia del inmueble a apariciones, cacofonías y sombras, como proliferan en internet, sobre todo en Youtube, donde incluso se puede ver a Belén Esteban en el interior del edificio participando en un programa de "misterio" grabado hace años. 

"Es algo que en el pueblo llevamos mal porque no dejan de ser leyendas urbanas que no hace otra cosa que favorecer que muchos entren en una propiedad privada", afirma el socialista Jordi Mourisco. Así se han dado varios incidentes entre moradores, la mayoría jóvenes, que han sufrido percances en el interior como caídas o cortes.

Por este motivo, el Ayuntamiento ha tenido que levantar una valla en el perímetro del recinto, de 45.000 metros cuadrados, como responsable subsidario de un terreno que, desde el 2006, una constructora se ha empeñado en habilitarlo para abrirlo, de nuevo, como balneario de lujo

"A los que pasan por el pueblo les recomendamos que no entren y tenemos que estar pendientes todo el tiempo, mientras se suceden los avisos que nos llega de la Guardia Civil de que sigue entrando gente", sostiene Mourisco. La propiedad del antiguo preventorio también reconoce que ha vallado varias veces el perímetro, sin éxito. 

Un recinto con mucha historia

Levantado en un enclave próximo a las aguas termales del Cabezón de Oro, el edificio de cuatro plantas fue construido en 1816 y poco a poco, el conde de Casas Rojas, fue adecentando el espacio, dotándolo de un balneario de lujo, una iglesia y un casino, además de habitaciones de alto standing en lo que se conocería como Hotel Miramar Estación de Invierno, recibiendo visitas ilustres de todo tipo, como la de los Reyes de España. 

Pero estalló la Guerra Civil y el complejo hotelero se quedó sin clientela, como reflejan los documentos de la época. A este respecto, otras de las leyendas que han corrido como la pólvora, además de las relacionadas con el esoterismo, es que existen túneles subterráneos kilométricos para escapar de las bombas, una cuestión que nunca ha quedado resuelta.

Al principio de la contienda, en 1936, el Estado lo adquirió y con la victoria de Franco el régimen decidió darle otra vida: la de hospital antituberculoso para menores. Así estuvo hasta los años 60. Luego llegó su abandono hasta la actualidad, cuando el último propietario proyectó una revitalización del edificio que la anterior crisis, la de 2008, dejó en el aire, para disgusto del consistorio. 

Ola de empadronamientos

Un consistorio cuyo alcalde cuenta que, desde la pandemia, están experimentando un fenómeno que hace unos años sería inimaginable, casi paranormal, el de nuevos habitantes que apuestan por este pequeño municipio para vivir. 

Así que, en contra de la despoblación que se está dando en muchos puntos del interior del país, Aigües, localidad que hasta 1986 se denominaba oficialmente con el sufijo 'de Busot', ha visto aumentar en torno a un 10% su censo desde que estallara la crisis sanitarias. "Nuestro pueblo tiene una edad media avanzada hasta la llegada de mucha gente joven con hijos que han venido aquí a buscar la tranquilidad y la naturaleza", asume Jordi Mourisco. Son un centenar de nuevos vecinos, entre adultos y niños, y subiendo... "El miércoles es el día de los trámites para el empadronamiento y tenemos listas de espera", asegura. 

Este pueblo alicantino sorprende también por su amplia actividad económica: Tiene cuatro bares y restaurantes, dos panaderías, un minisupermercado, carnicería, farmacia, centro de salud y un colegio con cifras récord de matriculados para el próximo curso: 80 niños y niñas

Solo les falta que alguien le dé una segunda vida a su emblemático preventorio. Atraería a los turistas y generaría puestos de trabajo locales y, lo que no es menos importante, ahuyentaría a los fantasmas de todo tipo. 

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