"Tras la pandemia la violencia ha aumentado". Con esas palabras se refieren desde la Comisaría provincial de Alicante al mayor trabajo que tienen que hacer desde el grupo de investigación de delitos de odio para atajar ese incremento.
La jefa del grupo de investigación encargado de los delitos de odio plantea uno de los primeros problemas que afrontan desde su unidad, el ser consciente de ser una víctima. "Hay quienes no denuncian por desconocimiento de la norma", explica. Es el caso, pone como ejemplo, de personas LGTBI que no saben que en España están perseguidos este tipo de acciones.
Eso la lleva a otro punto, la vergüenza. La que siente la víctima ante la idea de denunciar. O por miedo. Y ahí reconoce lo difícil que es cuando extranjeros LGTBI sufren estos asaltos y prefieren callarlos porque si lo denuncian temen que se les expulse del país en el caso de que no tengan los permisos de residencia. "Y aquí tratamos a todo el mundo por igual, una cosa es su situación administrativa y otra es que seas una víctima", asegura.
Estos frenos a sacar a la luz estos hechos parten de un origen reciente. "Es un delito de nueva creación, de 2015, que se ha ido implantando con los códigos de actuación", indica. Y eso explicaría en parte la falta de conciencia de quien sufre una infracción penal por formar parte de un grupo basado "en su raza, origen nacional, lenguaje, color, religión, sexo, edad, discapacidad intelectual o física, orientación sexual u otro factor similar", como recoge Interior.
Primero, empatía
En la Policía Nacional son conscientes de este contexto que complica la persecución de los agresores. De ahí que la jefa de unidad subraye que las víctimas deben acudir con tranquilidad porque "la Policía no tiene que tener orientación ni prejuicio y tiene que velar por los derechos y garantizar los derechos de los ciudadanos y sus libertades públicas".
Y a quien se forma así es a los primeros intervinientes, ese es el término para las personas que atienden en primer lugar. Ya sea porque cogen el teléfono en el 091 o porque es la persona que está en la oficina de denuncias o es la patrulla del barrio, explica. Estas son las personas que deben derribar las barreras. La jefa de unidad sabe que "cuesta poner en conocimiento estos temas íntimos, quizás porque tu entorno cercano lo sabe, pero puede que otros no lo sepan".
Formados y sensibilizados, destaca, la labor de estos agentes es "mostrar a la víctima empatía y ponerse en su situación". El objetivo es darle confianza a la persona denunciante y que, "cuente lo que cuente, no se sienta culpabilizado y estigmatizado". En su caso, "cuando vienen con cosas muy fuertes y recibo esas frases que son muy duras, imagino que para esa persona es aún más duro".
Formación dentro y fuera
Ese reciclaje permanente que asumen los agentes de la Policía para abordar mejor estos casos es también clave llevarlo fuera. Un aspecto en el que la jefa de unidad destaca la importancia de sus compañeros de la unidad de participación ciudadana, "que ejerce ese nexo entre la Policía y los entes sociales". En este caso, subraya la buena relación existente con las asociaciones LGTBI.
A través de esa unidad se "conciencia y dan charlas informativas", lo cual es básico cuando aún es necesario asumir lo que significan estos delitos de odio. Por ello aprovecha para apuntar que "se les puede solicitar a través de comisaría esa información o charla preventiva porque son encargados de demostrar lo que puede ofrecer la Policía al ciudadano, porque somos un ente al servicio de la sociedad".
El trabajo existente con la violencia de género juega a favor de abordar los delitos de odio. "A la sensibilidad que tiene la Policía ya por sí se añade que tienen una formación más específica", explica. Gracias a ella se distinguen los prejuicios y estereotipos presentes en la sociedad para evitarlos y combatirlos.
Y en el combate hay una última barrera a superar, los detalles. "Lo que queremos es que estos delitos se condenen y que sean condenas ejemplarizantes para que no sigan sucediendo", razona. "Si tenemos una buena denuncia o declaración es fundamental, con detalles que pueden ser incómodos para la víctima, pero son los que dotan de armas a jueces y fiscales para procesar y condenar".