Con el anteproyecto de ley de protección, derechos y bienestar de los animales aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 18 de febrero, la realidad de las mascotas y sus propietarios ya es otra en España.
Los animales ya no son considerados cosas, sino seres sintientes por ley. Lo que significa que, en caso de separación o divorcio, no podrán ser embargados, hipotecados, maltratados, abandonados o apartados de uno de sus dueños (Ley 17/2021). En julio de 2020, había un perro por cada 5,18 habitantes en la Comunidad Valenciana, según los datos del Registro Informático Valenciano de Identificación Animal (Rivia).
Esta cifra pone de manifiesto que para muchos hogares españoles los animales son uno más de la familia. Para Adela Rodríguez Fas (Valencia, 1979) 'Calma' no es solo un bulldog francés de seis años, sino que se trata de su 'perrija' como ella la llama. La valenciana que reside en Alicante desde hace más de 20 años denuncia que su expareja, E.M.P, le robó la perra hace tres años y desde entonces no la ha vuelto a ver.
El fallo de la sentencia dictada por un juez en el Juzgado de Primera Instancia Nº7 de Alicante, con fecha del 5 de mayo de 2021, establece la custodia compartida para que la perra Calma "pase 15 días con cada uno de los propietarios, realizándole el reparto por semanas alternas, correspondiendo a cada parte una semana, realizando la entrega y recogida del animal a través de un intermediario". Diez meses después, Adela Rodríguez sigue sin tener a su perra en casa.
El 16 de febrero de este mismo año, el Juzgado de Primera Instancia Nº7 de Alicante bajo apercibimiento de posible delito, al no haberse hecho entrega del animal, requiere al Servicios Comunes de Notificaciones y Embargos (SCNE) para que "señale día y hora en que la Comisión Judicial pueda acudir al domicilio del ejecutado para que se proceda a la entrega del animal, pudiéndose auxiliar de Fuerza Pública", describe el documento de requerimiento.
Adela Rodríguez solloza al teléfono mientras describe la situación actual. "El pasado 7 de marzo me tenían que dar a la perra, pero su abogado nos mandó un escrito para notificarnos de que no encuentra a su defendido, que lo busque en los juzgados". Ahora, la valenciana se encuentra a la espera de que la Audiencia Provincial de Alicante tome la última palabra en un juicio que se celebrará el próximo mes de junio.
El inicio de su lucha
Los problemas por la custodia de Calma vinieron a raíz de 2018 cuando Adela Rodríguez decide romper la relación con E.M.P. La demandante se va de la casa, que ambos compartían en Alicante, y decide llevarse a sus dos perras con ella: Calma y Furia, las dos adoptadas.
Tras meses durmiendo en el sofá de un amigo, como ella describe, por fin encuentra una casa y se traslada allí con ellas. Los problemas vienen cuando un día recibe la llamada de la policía avisándola de que tiene que devolver a Calma a su dueño. Pues según cuenta, E.M.P. cambió a su nombre al perro, sin su consentimiento ni el de la antigua propietaria, una mujer de Elche a la que Adela le firmó los papeles de adopción de Calma.
La joven denuncia al alicantino poco después por, presuntamente, haberle robado el bolso en su lugar de trabajo, donde él también estaba contratado. Desde 2018 pesa una orden de alejamiento sobre E.M.P, por la que no se puede acercar a Rodríguez.
Adela no quiere separarse de sus perras, pero acepta que él también se las pueda llevar a casa de vez en cuando. Los encuentros los hacen a través de un intermediario, un amigo en común de ambos.
Sin embargo, este modelo de custodia compartida "dura poco" porque en una de las visitas de la perra al domicilio de su expareja, este no se la devuelve, tal y como habían acordado. Sí a Furia, pero "no a Calma" porque la había puesto a su nombre.
Tres años después de lo ocurrido, 1.000 euros menos, dos sentencias a su favor y una lucha que casi le cuesta la salud mental, Adela Rodríguez sigue sin poder "abrazar" a su perrija. Solo quiere volver a tenerla entre sus brazos porque es parte de su familia. Por eso pide que se garantice el cumplimiento de la custodia compartida entre ambas partes.
"Significa mucho para mí y también para otras mujeres. Quiero que se sepa que esto es violencia vicaria a través de las mascotas", concluye con la voz ronca de tanto gritar por la defensa de sus derechos en la manifestación del pasado 8 de Marzo por el Día de la Mujer en Alicante.