El sector de la hostelería no está para aceptar comensales que no van a pagar sus cubiertos. A la crisis por la pandemia se le ha sumado los costes de la crisis energética y el posible descenso del consumo con la guerra de Ucrania, por lo que, lejos de rebajar al gratis total sus cartas, están subiendo los precios. Bajo ese contexto, un restaurante de Castellón ha destapado la caja de los truenos sobre la moda instalada por una parte de los 'influencers' que, subidos a la ola de las redes sociales, vienen ofreciendo sus servicios de promoción a cambio de cenas gratis.
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Para este 'influencer', del que el restaurante El Colmado no quiso revelar su identidad, le ofrecieron tres stories en Instagram y cuatro vídeos y fotos a cambio de no pagar nada él y un acompañante. La respuesta del comercio, lejos de aceptarla, consistía en que podía acudir, pagar por el servicio y ese dinero se lo destinarían a Acción Contra el Hambre. Al final, dado el revuelo, El Colmado ha decidido donar 100 euros a la ONG.
"Todavía hay gente que no entiende que las empresas no podemos trabajar gratis, que pretenden aprovecharse para vivir su vida de falso lujo. Hay proveedores, negocios y empleados que lo están pasando realmente mal, como para ir regalando comida. Y obviamente no me refiero a los verdaderos profesionales de la publicidad que cotizan a la seguridad social, y pagan sus impuestos", dice la empresa en su perfil de redes.
"Nos han llegado muchos mensajes de gente que te dicen los seguidores que tienen y te pide cambiar comidas por likes", desvela César Anca, responsable del restaurante César Anca de Alicante y presidente de la Asociación de Restaurantes de Alicante. "A nosotros nos llamaron y nos dijeron que una chica tenía no sé cuantos seguidores quería venir a nuestra casa, comer gratis y ponernos en sus redes", añade Paqui Solves, de restaurante El Raval de Elche y presidenta de la Plataforma Hostelería Ilicitana.
"Le respondimos que como cliente aceptamos a cualquier persona y lo tratamos de la mejor manera posible, pero que si queremos publicidad la pagamos en algún medio o redes, pero no como imposición", añade Solves. "Nosotros directamente no respondemos porque tienen mucho morro. Considero que las personas cuyas opiniones importan son las que hacen la guía Repsol, Michelin y revistas especializadas, lo que se ha hecho toda la vida", asegura Anca, "aunque es verdad que hay 'influencers' que llegan a un público más amplio, acaban dándole valor a cosas como el color de las cortinas pero no a la calidad de la comida".
Opiniones sinceras
Lo que pedían desde el restaurante El Colmado de Castellón al fin y al cabo eran opiniones "reales" de los comensales, no compradas. "Si deseáis publicar en redes sociales o en páginas de valoración, que la opinión sea sincera, buena, regular o mala. Todas sirven para mejorar, pero tienen que ser sinceras", insitian días atrás. "No queremos que se dé una opinión coaccionada de alguna manera; vienes a mi casa y si te gusta lo que has comido, bien y, si no, pues también", afirma Paqui Solves.
A este respecto, Solves también se muestra molesta con portales como TripAdvisor y otros donde "todas las opiniones están muy compradas". "Allí puedes directamente comprar comentarios buenos de los clientes y borrar comentarios malos. Es tan fácil como llamarles, pagar una cuota y listo", asegura.
"Desgraciadamente, no es fiable al 100% todas las opiniones que hay. Nosotros llegamos a estar en el TripAdvisor en el puesto 14 de restaurantes, pero ahora estamos en el 20 porque nos pidieron de pagar, dijimos que no y nos echaron para atrás", agrega.
"Yo creo que tenemos que dar valor a las personas que entienden de esto", opina Anca. "Hemos hecho de alguna forma crecer a personas que igual te escriben de cosmético, de zapatos, que de restaurante, sin valorar si tiene conocimientos sobre ello, por lo que el problemas no es suyo, sino nuestros por darles el valor que no tienen", concluye este empresario.