Cacahuete, Mari Pili, Concha y la pequeña Victoria, son algunos de los nombres de las cabras favoritas de María Tornero, una joven ganadera de Elda que comenzó hace ya más de diez años a ordeñar a mano a sus cuatro cabras, y hoy ya son más de 400 las que forman parte de su negocio.
El Valle de Elda publicó un reportaje hace una semanas sobre la joven. En las imágenes se la ve a ella con una soltura envidiable desempeñar sus labores de ganadera. Ella misma confiesa que es un trabajo muy sacrificado, que apenas le deja coger vacaciones, pero que lo hace sobre todo porque le gusta mucho.
Del vídeo además llama la atención la cantidad de visitas que acumula, cerca de 900.000 visualizaciones, convirtiéndolo también en uno de los vídeos más vistos de esto medio de comunicación local. Hasta el alcalde de Elda, Rubén Alfaro, quiso ver en persona la explotación ganadera de la familia.
Bajo el vídeo, comentarios de todo tipo. Aunque la mayoría son felicitando a la joven de 27 años por su labor en el campo, también hay algún incrédulo que no se cree que esa sea la rutina real de María, que no esperaba que su trabajo tuviera tanta repercusión.
"Uno de los comentarios que más me sorprendió fue el de una persona que decía que yo después de grabar, me cambiaba de ropa y volvía a mi verdadero trabajo como dependienta en un Zara, cuando a mí ni si quiera me gustan los centros comerciales ni las tiendas de ropa", bromea.
Como María ya ha contado en un par de ocasiones, lo suyo con las cabras fue fruto de una trágica casualidad. Su abuelo fallecía en un accidente con el tractor tan solo unos días antes de que ella cumpliera la primera comunión, y no le quedó de otra que junto a su padre cuidar de los cuatro animales que habían quedado huérfanos. Antes hacían la gran parte de la faena a mano. Ahora, 400 cabras después tienen máquinas especializadas que les ayudan con el trabajo.
La también ganadora del Premio Ganadería 2020 de Asaja, describe que está siendo un año especialmente difícil por culpa de la inflación. Lo ha notado en prácticamente todo; el agua, la luz y la comida de los animales. En comparación con el año pasado, son "1.000 euros más los gastos". Describe que no pueden bajar la calidad del pienso a las cabras porque su leche "tendría menos grasa", lo que se vería traducido en menos beneficios en ventas.
La ganadera y su padre están preocupados por la situación porque han visto como otros compañeros de profesión se veían obligados a dejar su negocio y 'terminar' con su ganado. En su caso, "aguantaremos claro, pero como sigan así las cosas...".
En la entrevista del Valle de Elda contaba que al principio no se la tomaban muy en serio en el negocio, pero que poco a poco las cosas van cambiando. Aunque todavía hay quien le pregunta por su padre en busca del jefe. Aunque no es ni de lejos la profesión más buscada por los jóvenes, Tornero explica que en España hay muchas más mujeres ganaderas que como ella dedican las 24 horas del día los 365 días del año al cuidado de los animales. Tiene hasta un grupo de Whatsapp con ellas.
"Ah, ¡Para!" le dice a una de las cabritas que no para de morderle el pelo. Para Tornero, las cabras son como de su familia porque a algunas las ha visto nacer. "La gente piensa que son todas iguales, pero yo las diferencio, y cada una tiene su forma de ser", concluye.