Rocío Calvo, de 20 años, es una superviviente oncológica. Desde hace 9 años está libre de un linfoma Hodgkin, y ahora participa como voluntaria en una asociación contra el cáncer infantil. La joven explica que aunque "del cáncer se puede salir", la sociedad "no lo pone fácil", y cuenta la experiencia que tuvo ella como niña cuando estaba en pleno tratamiento.
'Pañuelos amarillos' es la nueva campaña que la Asociación Española contra el Cáncer en la Comunidad Valenciana ha presentado este lunes. El evento, destinado a supervivientes oncológicos infantiles y sus familias, ha contado con la presencia de Calvo, quién ha dado su testimonio como superviviente.
La psicooncóloga de la entidad Tina Baharona ha explicado en rueda de prensa que "las consecuencias varían en función del tipo de cáncer, el tratamiento o la edad del niño, y pueden tener implicaciones físicas, como dificultades de reinserción educativa o problemas emocionales, a las que se suma el impacto en la familia".
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Solo a nivel físico, se pueden dar problemas endocrinos, cardiovasculares, digestivos, pulmonares y respiratorios, como recoge la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO en inglés), además de retrasos en el crecimiento o problemas de fertilidad.
Por ello Baharona ha destacado la importancia del programa "Pañuelos amarillos", que se desarrollará entre octubre y diciembre: "Se trata de actividades dirigidas a atender a los supervivientes y sus familiares, además de acciones de sensibilización con los centros educativos, el personal sanitario y la población general".
Abarcan "desde la orientación laboral y los recursos sociales disponibles hasta técnicas de relajación y de gestión emocional para los supervivientes y familiares, a través de grupos de ayuda mutua para crear redes de apoyo".
También ha recordado que hay temas que no se hablan después del cáncer, "como es el caso de la sexualidad, ya que algunos tratamientos pueden implicar problemas de fertilidad", y por eso han querido organizar este tipo de taller, dividido por edades, que resuelve dudas y ofrece respuestas para favorecer una sexualidad favorable.
Además, harán actividades de sensibilización en el aula y se volcarán recursos educativos para padres y madres y profesionales del ámbito de la educación, que se complementarán con programas de mentorización para facilitar la reinserción en centros educativos de los supervivientes.
Por su parte, Rocío Calvo ha destacado que a ella el cáncer le ha dejado secuelas a nivel digestivo: "A raíz del cáncer he tenido que tener más en cuenta la cantidad y lo que comía y además, a nivel psicológico, es chocante, porque hasta que no te dan el alta definitiva tienes esa incertidumbre de que no sabes lo que va a pasar, y la pérdida de amigos cercanos te hace pensar que a ti también te puede ocurrir".
Ahora Calvo va a acabar cuarto de logopedia y ha destacado que a nivel educativo tanto el colegio como los profesores le ayudaron a salir adelante, pero que la sociedad fue quien no se lo puso fácil: "La gente no sabe lo que es el cáncer, porque en el momento en que ven a una niña con peluca o sin pelo enseguida te miran mal, y yo lo último que necesitaba era eso y al final te afecta a nivel psicológico".
También ha recordado que mientras se recuperaba participó en los campamentos que organizaba la Asociación contra el cáncer: "Me permitieron conocer a gente en mi misma situación y eso te hace fuerte; además, había voluntarios que te ayudaban y se convirtieron en un apoyo fundamental, por eso ahora yo soy voluntaria, porque quiero ayudar como me ayudaron a mí".