Alicante

Los gatos no son mejores o peores que los perros. Simplemente, diferentes. Con la idea de desmontar los mitos sobre estos animales se han unido la etóloga valenciana Marta Olivares y la chilena Camila Hernández para escribir Miaulogía. Con este libro esperan ayudar a entender mejor a los gatos, unos animales, aseguran, que pueden llegar a ser los compañeros de vida ideales al "descubrir lo felices que podemos ser con gatos".

Olivares y Hernández, licenciadas en biología y veterinaria, respectivamente, se conocieron a través de Instagram. Más tarde coincidieron dando unas charlas solidarias en España y así se plantearon nuevas vías de colaboración que finalmente se han materializado en este libro, que pretende "ayudar a quienes conviven con un gato o quieren hacerlo por primera vez".

En Miaulogía (Universo de Letras), las autoras ofrecen información detallada sobre el comportamiento y las no pocas necesidades de los gatos y dan consejos prácticos para mejorar el bienestar de los felinos y, en consecuencia, su convivencia con los humanos.

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Siempre se ha dicho que el perro es el mejor amigo del hombre y se le ha atribuido el papel de bueno, fiel, noble, afectuoso, inteligente y obediente. A los gatos, por el contrario, se les considera muy a menudo traviesos, ariscos, traicioneros, interesados e impredecibles, una imagen que "poco tiene que ver con la realidad", afirman las etólogas en una entrevista con Efe.

"Tienen la peculiaridad de ser unos compañeros de vida increíbles, pero siempre y cuando lo seamos de modo recíproco con ellos, entendiendo su modo de ser, propio de los felinos", subrayan Hernández y Olivares.

Para los gatos, el entorno y el trato que tengamos con ellos es muy importante, de manera que "el tipo de hogar que les proporcionamos y cómo nos relacionamos con ellos será el verdadero punto de inflexión".

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"Entender, aceptar y respetar a la especie y sus necesidades es el primer paso para descubrir verdaderamente todo el potencial de los gatos y lo felices que podemos ser a su lado", señalan estas especialistas en comportamiento felino.

Vivir con ellos en casa

En casa, los gatos necesitan un mínimo de recursos para ser "felices". Un buen comedero, bebedero y arenero permiten cubrir sus necesidades fisiológicas, pero requieren de otros elementos para mejorar su bienestar físico y emocional.

Al igual que el ser humano, un felino necesita tener actividades recreativas, relaciones sociales y desafíos para sentirse realizado. Así que es importante que se disponga en casa de objetos para jugar, superficies a diferentes alturas, espacios de descanso, lugares donde esconderse o zonas de rascado.

En el debate sobre si los gatos deberían o no salir al exterior, Olivares y Hernández lo tienen claro: los felinos pueden ser felices viviendo dentro de casa, lo que además garantiza su seguridad, pues se evitan caídas, peleas y otros accidentes.

Todos los gatos, eso sí, deberían tener acceso controlado al exterior, aunque sea de manera visual a través de ventanas, para tomar el sol y disfrutar del aire fresco.

Cómo nos hablan

Los gatos son muy comunicativos y hacen uso de todos sus sentidos para transmitir un estado de ánimo y hacerse entender. lo hacen a través de señales visuales, olfativas, auditivas y táctiles, aunque no todas son fáciles de comprender.

Se puede saber cuál el estado de ánimo de un gato, por ejemplo, observando la posición de sus bigotes: si están elevados es que está feliz, mientras que si está enfadado es probable que los desplace hacia atrás.

El propio cuerpo del animal transmite multitud de información, especialmente su postura corporal, el pelo y la cola, que muestran si está cómodo o no. Sin embargo, en ocasiones estas señales son "muy sutiles" o ambiguas y los humanos no las saben interpretar, lo que es motivo de "desencuentros" con sus compañeros felinos.

Especialistas en conducta

Marta Olivares y Camila Hernández reconocen que cada vez son más las personas que contactan con un especialista para mejorar los problemas de conducta de su gato, aunque a menudo lo hacen tarde, cuando estos se han agravado.

Muchas de estas consultas son por agresiones entre gatos, principalmente por presentaciones que se han hecho mal, pero también por eliminaciones inadecuadas -cuando orinan o defecan fuera del arenero- o por comportamientos de agresividad hacia los humanos, lo que a veces se debe al miedo del animal o a un juego mal dirigido.

Las autoras lamentan que las familias a menudo normalicen conductas de los gatos que no lo son. Entre ellas mostrar mucho miedo, lo que podría estar relacionado con estrés o ansiedad asociados a una mala experiencia, razón más que suficiente para tomar medidas y trabajar esta problemática con la ayuda de un profesional.

Ni malvados ni vengativos

Las autoras de Miaulogía, que ya preparan una segunda parte del libro, creen que suele interpretarse lo que hacen los gatos desde el razonamiento humano, incluso comparándolo desde la perspectiva de un perro. Y eso influye negativamente en su bienestar, recalcan.

Por eso, recomiendan "ponerse las gafas gatunas y ver el mundo por medio de sus ojos". Hay cientos de ejemplos, aseguran, que evidencian que los gatos no son malvados ni vengativos y que siempre hay un porqué detrás de las conductas que se consideran problemas de comportamiento.

"Tienen una gran capacidad de adaptarse a los diferentes entornos y son más agradecidos de lo que nos pensamos si les aportamos el manejo, los estímulos y el entorno que necesitan", señala Marta Olivares. "Son sociables, pero no lo regalan, tiene que haber una relación bidireccional", incide Camila Hernández.