Con seis años, Inga ha metido el miedo en el cuerpo a quienes trafican al menudeo en Villajoyosa. No necesita enseñar los dientes ni ladrar para ello. Basta la presencia al bajar de su vehículo de esta perra de la policía local para inspirar miedo. Forma parte de la unidad canina de esta localidad de Alicante que cuenta con una de las ratios más altas de guías caninos en España. Y esta semana se juega el título de campeona.
Javi Morón y Kiko Pérez pasean orgullosos con Inga por el centro de la ciudad de Alicante. Aunque están atareados por la preparación de los últimos detalles de la segunda edición del campeonato nacional guías caninos Alcazaba, estos agentes de la policía municipal de La Vila sacan un momento para explicar la importancia de este tipo de efectivos y los retos que afrontarán del 26 al 28 de abril.
Del miércoles al viernes se congregarán en La Vila Joiosa 29 parejas de agentes y sus perros para ser elegidos los mejores de España. Pasarán por cuatro pruebas en las que tendrán que encontrar las drogas en vehículos, un escenario de exterior y otro de interior hasta culminar en la prueba de paquetería.
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En cada una de esas pruebas se asignarán cien puntos por la labor de detección de cocaína, heroína, hachís, marihuana y cristal. Una elección, como indica Morón, basada en la clase de sustancias estupefacientes que más deben de perseguir en su día a día. El jurado valorará si se localizan en menos tiempo del indicado mientras que se penalizará si marcan con las patas, se hacen sus necesidades, ladran o se les dan tirones.
Entre el público que estará atento al desarrollo del campeonato se encontrarán representantes de las policías locales de otras poblaciones que quieren aprender su funcionamiento, destaca Morón. Así podrán comprobar de primera mano las ventajas que aportan este tipo de unidades. Y en La Vila Joiosa las tienen claras después de seis años en marcha.
La rapidez y la privacidad son dos de los grandes avances conseguidos gracias al desempeño de Inga y los otros cuatro perros en Villajoyosa. "Si metes a un perro a localizar estas sustancias en un coche con cuatro personas, en dos minutos te lo hace sin ensuciar ni aplicar otra cosa que su supremacía olfativa", explica Morón.
Esa rapidez es lo que hace superiores a estas unidades. "Si metes a cuatro personas a buscar en ese mismo vehículo, quizá te localicen una. El perro lo hace sin invadir ni ensuciar nada", añade. Y esa referencia es la base de la otra ventaja, destaca Pérez. Gracias al olfato de Inga y demás ya no es necesario el cacheo, la señal del animal evita tener que hacer registros en las partes íntimas, donde suelen esconder las dosis de drogas.
"Si huele algo, lo marcará enseguida y entonces ya le dices a la persona que lo saque, si no quiere que esa operación se tenga que realizar en la comisaría", explica Pérez. Ese éxito es el que hace que ahora los traficantes al menudeo intenten buscar otras vías para evitar el señalamiento policial o que se deshagan de la droga antes de ser pillados.
"Nos estamos convirtiendo en una referencia nacional", señala con orgullo Morón. Y es que con cinco guías caninos sobre los setenta que conforman los efectivos municipales, tienen una de las ratios más elevadas de España. A eso añaden su labor de formación que realizan y con la que aspiran a ser centro formador en la Comunidad Valenciana, una petición que esperan sea admitida "porque contamos con los medios".
Estos intensos días pondrán de nuevo a prueba la capacidad vilera por acoger encuentros de seguridad de nivel nacional. Un punto en el que agradecen tanto el apoyo de los mandos como el político para "seguir empujando a la formación y llevar arriba esta modalidad que hace que cada año vaya mejor y con resultados increíbles".