En los últimos meses, los medios de comunicación se han hecho eco de algunas noticias sobre bullying que han terminado en tragedia en España, como el caso de la joven de Gijó que se suicidó hace unos días, dedicando en redes sociales a sus acosadores una carta de despedida.
Los datos del estudio publicado en septiembre de 2021 por la ONG 'Bullying Sin Fronteras' muestran que en España, siete de cada diez niños y niñas sufrieron acoso escolar en todos sus formatos, incluido el ciberacoso. En la misma línea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que fueron 11.229 las víctimas de casos graves de bullying entre enero de 2021 y febrero de 2022.
Estas cifras sitúan a España como uno de los países con mayor tasa de acoso escolar o ciberacoso, una 'línea' cada vez más fina debido a las nuevas tecnologías. La cofundadora del Centro Cares, la psicóloga clínica Cordelia Estévez, explica que el entorno virtual "ha amplificado considerablemente el impacto del acoso escolar", ya que no hay un horario fijo y las redes de contacto son mucho más extensas.
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Cares es un centro con sede en Elche para la protección y el bienestar de la familia, que está especializado en la prevención e intervención del acoso escolar. Esta spin off de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), que comenzó su andadura en 2018, trabaja con menores víctimas de acoso o con aquellos que lo ejercen. También ofrece asesoramiento y formación a sus familias y a centros educativos.
Cordelia Estévez explica a EL ESPAÑOL de Alicante que en los colegios tanto el profesorado como los alumnos están muy concienciados con la problemática del bullying, pero falta "información" y también "herramientas" para combatirlo. La psicóloga señala la "inteligencia emocional" como un recurso clave en la prevención. Por lo que, se trabajan desde conceptos tan básicos como la empatía hasta ejercicios para canalizar la ira o aprender a gestionar correctamente las emociones.
Niños y no agresores
Como ya se ha comentado antes, desde el centro Cares trabajan tanto con la víctima como el agresor, un concepto que Estévez prefiere cambiar por 'aquella persona que agrede' porque "no debemos olvidarnos que son niños, no agresores". Por lo que es responsabilidad de su entorno (familia, colegio...). su educación.
"El menor, que está agrediendo, tiene hasta un 33% de probabilidades de cometer este tipo de actos durante la juventud". La cofundadora de esta spin off de la UMH insiste en que "merece la pena" prestarles atención, ya que están aprendiendo formas de relacionarse, que posiblemente les acompañen el resto de su vida afectando a múltiples áreas como la pareja y/o el trabajo. Además, este tipo de conductas suelen darse en personas con un problema detrás.
Poner el foco en el agresor y no solo en la víctima. El bullying no solo deja heridas emocionales en la víctima, que pueden acompañarle durante toda su vida si no se tratan, pero "muchos adolescentes que han agredido en el futuro se arrepienten en la juventud y eso también tiene consecuencias para ellos". "No solo tiene que ir al psicólogo el menor que es víctima, sino también el niño que agrede", afirma Estévez.
La codirectora del centro Cares habla de tres pasos en la reeducación de un menor con conductas de acoso o agresión a otros niños. En primer lugar, la educación emocional del niño o la niña; en segundo lugar, la intervención familiar; y por último, si los padres no saben cómo gestionarlo, recurrir al apoyo extraordinario de un profesional.