Los equipos de respuesta a los delitos de odio que tiene la Guardia Civil son un modelo pionero en Europa por su lucha integral contra este fenómeno. Presentados en Alicante, son "una muestra de la adaptación de los nuevos retos de la sociedad" al abordar la investigación de estos en internet y redes sociales donde se estima que la infradenuncia es del 90 %. Pero para ello es clave un asunto, como destacan sus agentes, "si no se denuncia, no se puede trabajar adecuadamente".
En la comandancia de la Guardia Civil, el teniente encargado de esta área empieza aclarando que la persecución de estos delitos no es un trabajo nuevo. Por eso recuerda que ya en 2016 los agentes de Alicante participaron en Dénia en un congreso nacional en el que expusieron sus métodos. Y así lo señalaba el secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez, en la presentación de los equipos REDO. "Lo que se hace desde Secretaría de Estado es ordenar estas investigaciones", indica el experto alicantino.
Los casos que más se dan en Alicante, según los datos del Ministerio de Interior, son por orientación sexual o de género y racismo, con 18 y 11 victimizaciones en 2021. A mayor distancia está la discriminación sexual o de género, ideología y religión, con 2 cada uno. Finalmente, por discapacidad, edad y enfermedad. Estas 38 víctimas se incluyen en las 1874 de todo el país, "1874 personas que vieron conculcada su dignidad humana y se merecen todo el esfuerzo y trabajo para que ninguna otra persona tenga que pasar por lo mismo", como lamentaba Pérez.
El teniente explica que el problema de España es que no hay una lista de delitos de odio cerrada, hay un agravante específico que marca en el Código Penal por el que cualquier delito quedaría agravado por este caso. Y como recuerda a propósito de ello, se ha de tener en cuenta que son delitos que ya no solo agreden al individuo en sí, sino que van contra los pilares de derecho. "No son derechos que van dirigidos a la víctima en sí, sino al colectivo que pertenece", remarca.
El Ministerio de Interior estima que el nivel de infradenuncia es muy alto. Y ahí el responsable del equipo REDO en Alicante recuerda que una de las razones para ello está en el miedo a pasar este necesario trámite. "Puede que no tengas papeles, no quieres hablar de tu condición LGTBI o de tu religión", señala. Incluso se encuentran con casos en que "los extranjeros tienen la imagen de la policía de sus países en origen que igual pueden no ser los más garantistas".
A eso se añade lo que se conoce como la doble victimización que se sufre porque se tiene que pasar por la denuncia y luego por el juicio. Un punto en el que valora como gracias a la concienciación social se consiguió reducir ese impacto al abordar los delitos de violencia doméstica. Por eso considera que cuando se abordan las estadísticas que "hablan de un aumento significativo, no es que haya más, sino que se denuncia más".
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Una de las formas de combatirlo es precisamente tener clara la importancia de la denuncia. "Los hechos cuando se producen hay que dar una respuesta y la manera de ponerlo en conocimiento es la denuncia", recuerda. De ahí que insista en ello frente a otra fase que suelen reconocer, las quejas que se quedan en asociaciones —con las que precisamente se trabaja con ellas para evitar que caigan en saco roto— o en redes sociales.
Sin la denuncia, "no se tiene manera de luchar contra ello, por mucho que hagamos del Estado en todos ámbitos, como educación y prevención. Por eso es importante, si no se denuncia, no se puede trabajar adecuadamente". Cuando esta se tramita y se evalúa como posible delito de odio, se envía a los equipos REDO para estudiarla detenidamente "y se asesora a la unidad y se derivan o se asume la investigación en caso necesario". Luego será en el juicio cuando se examine y se establezca ya definitivamente si lo es.
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