Alicante

Estos días se ha hecho viral en Twitter la imagen de las famosas cortinas orientales de colores. Con el conciso texto 'el sonido del verano', la página de cultura y arte 'Mithical Iberia' recordaba así un artículo que es mucho más que un artículo para muchas familias españolas y de otras partes del mundo. "La mítica cortina de macarrones de colores", rememoraba una usuaria, "mi abuela tenía esto en su casa", añadía otra; "el sonido de mi infancia en verano", sentenciaba otro usuario. 

El reputado científico de la Universidad de Alicante, Fernando T. Maestre, se ha sumado este lunes a los comentarios al señalar que este tipo de cortinas se inventaron en su pueblo, Sax donde no empezaron siendo de plástico, sino de sarmiento de vid. 

Esta es la historia de cómo un invento inspirado en Japón revolucionó la economía de este pueblo de la comarca del Alto Vinalopó hasta el punto de que sigue siendo, un siglo después, el principal motor del sector de las persianas de España. 

Un invento que corrió a cargo de Vicente Barceló Santonja, cuya patente fue aprobada en 1916. "Este personaje fue el padre de la actual industria persianera que se desarrolla en esta población alicantina. Tanto, que se le considera un inventor que no solamente se conformó con idear elementos para mejorar la producción de cortinas orientales y de persianas, sino que también inventó otros elementos", explican Juan Carlos Márquez Villora, Rosario Navalón-García y J. Leonardo Soler Milla en su trabajo de investigación 'De la artesania a la industria, patrimonio Histórico-Cultural del Vinalopó'.

Barceló se valió del excedente del sarmiento de vid, esto es, el brote largo y nudoso que brota de la parra, para su creación. Cabe recordar que la uva del Valle del Vinalopó empezó a despegar a finales del siglo XIX "debido a la caída de los viñedos franceses, que se vieron afectados por varias plagas". En la actualidad también es otro de los motores de la provincia que más se exporta

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¿Por qué de inspiración japonesa? "En Europa en estos años de principios del siglo XX estaban en plena época modernista, donde el exotismo de la procedencia de muchos objetos era muy apreciado", dicen los autores de un texto publicado por el Ayuntamiento de Elda en 2018. Así que desde Asia llegaba al viejo continente "cortinas de bambú pintadas a mano que decoraban algunos de los ambientes más selectos" de Europa". 

Aprovechando el ferrocarril, cuya línea de Alicante a Madrid había sido inaugurada en 1858, "llegaron estas piezas al conocimiento de este vecino de Sax, que modificó la idea de estas cortinas adaptándolas a los materiales locales, además de incorporarle diseños decorativos de sus productos con muchos elementos modernistas. Así, en el año 1916, comenzaba la historia de las persianas en Sax y en España", concluyen los autores.

Cortina oriental expuesta en el edificio del Ayuntamiento de Sax. Fuente: Colección Ilmo. Ayuntamiento de Sax. Extraída del trabajo de investigación.

Su éxito fue arrollador (exportando a países como Argentina), tanto que empezaron a brotar empresas, talleres, carpinterías y todo tipo de negocios sobre las cortinas y las persianas no solo Sax; también en otros puntos de la provincia y del país al calor de la fábrica original de los Hermanos Barceló. Pero su éxito no se entiende sin la mano de obra que aportaron mujeres y niños, "que iban después del colegio a ayudar o que ya estaban de aprendices", recuerdan los investigadores. 

Mujeres artesanas

Mientras que los hombres se dedicaban principalmente "a la realización del montante, a la colocación de los grampiñones, y al cortado y el hervido de los palillos, para después etiquetar", las mujeres seguían el orden del proceso de producción. "Ya recibidos los palillos, se dedicaban a pelarlos, proceso que realizaban, normalmente, en sus respectivos domicilios", con la fuerza de las piernas. 

Hay que tener en cuenta que "a la hora de cortar las cortinas a medida se tenía en cuenta que muchas de las mujeres que trabajaban eran analfabetas, por lo que se ponían marcas en los márgenes del telar para que las mujeres supieran por dónde tenían que cortar".

Por último, este trabajo artesanal se tornaba en artístico con su resultado final, ya que se pintaban al detalle, formando dibujos e imágenes que parecían cuadros. "De las cortinas existían mujeres que preparaban las pinturas para luego proporcionárselas a las pintoras. Todas las pintoras seguían unas plantillas que se colocaban detrás de la cortina y que les indicaban la porción de cada palillo que debían pintar de uno o de otro color", relatan en la investigación.

Con los años, el plástico, cuya aparición fue determinante para que la industria juguetera de la vecina Ibi, despegara del todo, también fue sustituyendo la materia prima de las cortinas orientales made in Sax, tan presentes en las viviendas españolas.