"Extrema violencia", así define la Policía Nacional la forma de actuar de los siete detenidos de dos bandas que intentaban controlar la actividad ilegal en la zona norte de la ciudad de Alicante. Estas organizaciones criminales están acusadas de ocupación de viviendas, tráfico de drogas y delitos contra el patrimonio. Y para dominar estas áreas lo hacían a hachazos y machetazos.
La Policía Nacional sitúa estos episodios violentos dentro de las luchas de poder entre ciudadanos argelinos cuyos intereses estarían centrados en la actividad ilícita. Así, en poco más de cuatro meses les atribuyen varios hechos delictivos violentos con armas de fuego y armas blancas de distinto tipo.
La contundente actuación de la Policía Nacional ha querido evitar una escalada de la situación en la que asentaran en la zona norte el gobierno de la violencia. Para ello desde las comisarías Provincial y de Distrito Norte movilizaron a un gran número de agentes de brigadas y grupos como Delincuencia Especializada y Violenta, Crimen Organizado de la Brigada de Policía Judicial, Operativo de Respuesta y las unidades de Prevención y Reacción con la de Medios Aéreos.
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El comunicado policial describe estos grupos de jóvenes que están en situación irregular en su mayoría, sin actividad laboral alguna "y que copiaban el proceder para arreglar sus desavenencias al estilo de su país". Como añaden, "estaba dando lugar a una sensación de inseguridad ciudadana entre los vecinos de los barrios de la zona norte de Alicante".
Cómo empezó
La investigación arrancó con el análisis de los diferentes hechos violentos cometidos que se sucedían en el área. Ahí los agentes llegaron a la conclusión de que no se trataba de hechos aislados, sino que se trataba de distintos episodios realizados por un mismo entramado criminal.
Ese camino señalaba a varios grupos de individuos argelinos relacionados entre sí con el fin de "hacerse fuertes" entre otros grupos de su mismo país asentados en esta ciudad. En estos se les atribuye la misma actividad delincuencial relacionada con ocupaciones de viviendas, tráfico de drogas y delitos contra el patrimonio.
Y todo ello lo aplicaban con un uso desmedido de la fuerza, como detallan en los diferentes episodios descubiertos. Usaban armas blancas como hachas y machetes además de otras de fuego.
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Los hechos por los que estaban siendo investigados tuvieron lugar entre los meses de julio y octubre de este año, el primero de ellos consistió en una reyerta entre ciudadanos de origen magrebí en las inmediaciones de una peluquería, donde un ciudadano argelino sufrió un ataque con un hacha causándole heridas por las que tuvo que ser hospitalizado. Según las manifestaciones de la víctima, días después de los hechos, los mismos autores le abordaron con tres vehículos detonando en varias ocasiones un arma.
Este hecho, remarcan, supuso el inicio de otros incidentes en la misma zona. Dos meses después, se produjo una segunda reyerta en la que la víctima sufrió un corte de grandes dimensiones desde la oreja hasta el cuello, causándole heridas por las que tuvo que ser asistido en el Hospital General de Alicante.
Días después se produjo una tercera reyerta entre ciudadanos magrebíes que terminó con la producción de varias detonaciones por arma de fuego, así como el empleo de un machete. Los testigos de los hechos informaron a los agentes que tres de los participantes en la reyerta habían huido en un vehículo y que otro se había refugiado en un domicilio cercano.
Las intervenciones
Los agentes practicaron una requisa en dicho inmueble donde localizaron e intervinieron un arma de fuego que estaba escondida en uno de los buzones y que correspondía con un piso que según manifestaciones vecinales se encontraba ocupado.
Tan solo dos días después de este último hecho, desde la Sala CIMACC- 091 se recibió otro nuevo aviso en el que se había producido una nueva reyerta entre varias personas. Tras la llegada de los agentes, se localizó a una de las víctimas la cual sangraba abundantemente por la cabeza y la espalda. Los testigos que se encontraban en el lugar relataron a los agentes que un grupo de individuos tras apearse de un vehículo comenzaron a agredir a varias personas con machetes, pistolas y objetos contundentes.
El penúltimo de los hechos consistió en una serie de varios episodios de amenazas y coacciones, así como un intento de detención ilegal provocado como consecuencia de una discusión previa entre la víctima y dos varones de origen argelino por un patinete eléctrico que sustrajeron a la víctima.
Fingieron ser policías
El último de los incidentes ocurridos tuvo lugar en un domicilio donde un grupo de ciudadanos de origen argelino, se hicieron pasar por funcionarios policiales y tras tocar a la puerta y abrirles los moradores, hicieron uso de un arma de fuego como medio intimidatorio y accedieron al interior de la vivienda. Una vez dentro, solicitaron a las víctimas la entrega de todo el dinero que tenían, a la vez que les golpeaban y ataban los pies y las manos. Como consecuencia de estos hechos, las víctimas sufrieron distintas lesiones y le fueron sustraídos varios teléfonos móviles y joyas.
La Policía Nacional destaca que estas dos bandas desarticuladas tenían una clara estructura y reparto de tareas. Mientras algunos se encargaban de las acciones violentas, otros se hacían cargo de las ocupaciones de viviendas en las que acogían a inmigrantes irregulares para incorporarlos al grupo criminal beneficiándose de su situación de vulnerabilidad.
Otra de las tareas encomendadas era la gestión de las sustancias estupefacientes en las que existían componentes que ejercían labores tanto de guardería como de distribución y venta de la droga. Y en todas estas gestiones mantenían una conexión constante con Francia y utilizaban la provincia de Alicante de puente entre Argelia y el país galo.