El mal no tiene un hogar definido y también se puede encontrar en zonas que parecen sacadas del cielo, como la provincia de Alicante. Desde esta parte del Mediterráneo se forma a sacerdotes y a personas de todo el mundo en la lucha contra el demonio y los espíritus malignos con las lecciones de la Escuela de Exorcistas Europa, con sede en Orihuela, dirigida por el obispo Manuel Acuña, una eminencia con más de 1.200 exorcismos, amigo del Papa y uno de los más famosos del mundo.
El especialista en salvar a personas poseídas es argentino, pero desde el 2021 vive en Torrevieja. Tras haber trabajado en diferentes países sudamericanos recaló en la provincia y decidió fundar la institución para crear a exorcistas preparados para enfrentarse a los desafíos de los ángeles caídos o de los muertos.
El luterano revela a EL ESPAÑOL de Alicante los secretos detrás de los pasos de Dios para defenderse del Maligno. El religioso explica que hoy en día "el diablo tiene más márquetin que nunca", algo que no pasaba siglos atrás cuando se le tenía más respeto y miedo.
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Tras unos años en España, Acuña asegura que ha comprobado que "el Levante es una zona de mucha magia negra, donde muchos jóvenes juegan con invocaciones, con libros de muertos, con las tablas de la ouija, y se encuentran en lugares que pueden ser cementerios o ruinas".
No solo hay personas malditas, los lugares "tienen memoria" y también pueden albergar el mal. En Alicante, señala, hay muchos sitios malditos por su pasado que son peligrosos para sus visitantes, que corren el riesgo de abrir una puerta al diablo para que entre en ellos.
Uno de los que destaca el obispo es el Castillo de Santa Bárbara, espacio ligado a la muerte durante siglos y donde cientos de personas han muerto desde que se levantara la fortaleza musulmana en el siglo IX. Los cementerios y zonas de sufrimiento como preventorios también están malditos, según el exorcista, quien añade que "Alicante es un lugar de oscuridad".
Comenzó en este peculiar oficio hace más de 20 años, ahora tiene 61, y desde ese momento ha seguido ejerciendo. "He realizado más de 1.200 exorcismos, pero aún continúo, solo que ya he parado de contarlos", indica. El padre Manuel asegura que hay mucha mitología en las películas sobre las ceremonias y que las reales se suelen diferenciar de lo que se ven en la gran pantalla, no obstante, sí reconoce que ha visto de todo lo que aparece en ellas, "menos que una cabeza gire 360º, porque es imposible que la persona haga eso".
Incluso expresa que de los miles de rituales completados, una única vez vio algo que hasta para él desafiaba las leyes de la naturaleza, y en concreto las de la gravedad. Acuña subraya que "era el caso de un niño que estaba recostado sobre la colchoneta donde trabajamos en la iglesia, se levantó del suelo y se sostuvo por lo menos cuatro o cinco minutos a unos 15 cm del piso".
Su camino en la profesión comenzó con un ritual a una niña de 15 años. Es el que más le ha marcado y el que le hizo seguir sacando demonios de cuerpos ajenos durante dos décadas. En esa primera experiencia pudo ver como "la joven con menos de 40 kg desplazaba a grandes varones que estaban tratando de sostenerle los brazos y las piernas como si fueran de papel". Acuña la compara con "un titán" y destaca que mientras esa muestra de fuerza ocurría había una doctora que le controlaba la respiración y la niña estaba "como si estuviera durmiendo, con el pulso muy tranquilo".
Tras su llegada a Torrevieja no se ha dormido en los laureles ni tampoco se ha dejado llevar por la buena calidad de vida que ofrece la ciudad de la Vega Baja. Asegura que ha realizado cinco exorcismos en España desde que se mudara, y uno en algún punto de la provincia que prefiere no revelar para no comprometer a la afectada. Se trataba de "una mujer de unos 60 años que desde hace tiempo venía sufriendo desgracias, estaba viuda desde hace varios años y sentía un desgano completo por la vida. Entonces descubrimos que su madre había practicado la magia negra cuando era pequeña y algo se abrió en ella", relata.
Pasos de un exorcismo
Un exorcismo es una batalla entre la fe y el mal, por lo que requiere de unos pasos concretos a seguir. El obispo lo hace siguiendo el procedimiento luterano, muy similar al que se utiliza en Roma. Lo primero a tener en cuenta es que debe realizarse en un lugar sagrado porque otros espacios pueden estar malditos, sobre todo si se ha derramado sangre en ellos.
Una vez en la iglesia, comienzan las oraciones para proteger a los presentes de la venganza que el Maligno pudiera preparar contra ellos. El siguiente movimiento es colocar al poseído en una colchoneta de color violeta, "el de la penitencia", apunta.
Una de las cosas más importantes es identificar contra qué se está luchando. El especialista aclara que pueden ser posesiones demoníacas o de muertos, siendo la primera más complicada. En el caso de las demoníacas, "el equipo va a estar atento a las respuestas de las oraciones, ahí vamos a ver las primeras señales, la más temprana es la simulación, donde el Maligno va a hacer creer que el sujeto ya se siente bien, esto puede llegar hasta media hora", manifiesta.
Superado el engaño, entra la fase de la resistencia, y el demonio empieza a avisar de su malestar y "la persona comienza a restregarse los dedos de las manos contra las palmas de forma nerviosa", según el obispo, quien resalta que lo que sigue es la fase de choque. En el choque es cuando se viven "momentos de gran furia y rabia y el demonio se hace visible en el rostro, puede haber varias voces hablando en lenguas muertas, olores en la sala..."
Aquí es cuando se libra la batalla entre el sacerdote y el ser oscuro y comienzan las imprecaciones, los conjuros y las órdenes, a lo que el poseído responde intentando atacar y avergonzar a los presentes. La expulsión es el siguiente paso, pero no el último. El espíritu sale del cuerpo con un fuerte alarido o expulsando aquello que lo introdujo, como una comida o bebida, produciéndose el vómito. "El sellado es importantísimo, porque el demonio pudo haberse quedado al haber expulsado uno inferior", su estrategia para la última fase es dar de beber agua bendita al afectado sin que lo sepa, ofrecimiento que aceptará por el esfuerzo realizado si no contiene ningún mal en su interior, y si lo rechaza, se vuelve a empezar. Acuña finaliza haciéndole una cruz en la espalda.
¿Cómo saber si se está poseído?
Según el religioso, en su escuela forma con un método semipresencial a futuros exorcistas y a expertos en identificar si lo que realmente atormenta a una persona es una enfermedad mental o un mal superior. No todas las posesiones presentan los síntomas más graves y fáciles de identificar (hablar lenguas muertas o fuerza extraordinaria), también hay posesiones parciales o encubiertas, que son las que predominan en la sociedad, sostiene Acuña.
Para cualquier preocupado que quiera saber si está poseído, el padre comenta que se puede identificar si uno siente aversión a lo sagrado y ante cualquier manifestación de algo que tenga que ver con Dios. "Estas personas pueden estar normales durante su jornada, pero pierden sus cabales cuando se habla de lo moral, llegando a ser violento físicamente contra Dios y todo lo que tenga que ver con la vida", explica Acuña, que, "sin entrar en política", pone el ejemplo del aborto o la eutanasia.