Conocida por ser la isla más pequeña de España y convertirse en un gran atractivo turístico durante los meses de verano, la Isla de Tabarca también destaca por otras peculiaridades.
Y es que los entornos de esta isla son perfectos para pasar un día de película. Desde recorrer las pequeñas calles de su centro histórico, hasta comer un buen arroz o bucear por alguna de sus calas, pasar el día en Tabarca es sinónimo de pasárselo bien.
Sin embargo, además de sus atractivos turísticos, la isla tiene una historia y unas peculiaridades dignas de ser contadas.
Concretamente, la isla de Tabarca se encuentra a 8 millas marinas de Alicante y a 2.5 millas del Cabo de Santa Pola. Tiene 1.800 metros de longitud y 400 metros en su parte más ancha. Está orientada en dirección Este-Oeste y en ella se encuentra una pequeña población rodeada de una fuerte muralla.
Aunque se hayan perdido algunos tramos en el sector Sur y los dos rebellines de los extremos por culpa de la falta de iniciativa para conservarlo, sigue siendo la única isla del mediterráneo español que se ha quedado casi enteramente amurallada.
Originalmente, en época de Felipe III se consideró la idea de construir una fortificación de grandes dimensiones, pero esta se desechó por los gastos que entrañaría su mantenimiento. Finalmente, esta muralla fue mandada construir por Carlos III en 1769 para la defensa de la isla de los ataques de los piratas berberiscos que tenían en ella su refugio. En sus inicios, la isla fue destinada a ser colonizada por marinos genoveses redimidos de su cautiverio en el puerto tunecino de Tabarka.
Antiguamente, se proyectó la construcción de una ciudad fortificada siguiendo los planteamientos urbanísticos, militares, ideológicos y estéticos del barroco, y también con los de la ciudad utópica del Renacimiento. Así, se diseñó la ciudad con una gran plaza central con salidas laterales y tangenciales para servir de nudo y enlace rápido con los puntos que, en caso de ataque y asedio, pudieran debilitarse.
Aunque muy deteriorada antes de ser restaurada en la década de 1980, la muralla fue declarada, junto con el resto de la isla, como Conjunto Histórico-Artístico en 1964. Además, se encuentra protegida en la actualidad por el Plan Especial de Protección de la Isla de Tabarca del Ayuntamiento de Alicante.
Durante los meses de verano, puedes visitar la isla subiéndote a un barco desde Santa Pola, Alicante o Torrevieja. Desde la localidad de Santa Pola, puedes optar o bien por el barco rápido, o bien por el catamarán con visión submarina. Ambos tienen un precio de 8 euros para niños y 9 euros para los adultos, siendo el barco rápido el que te permitirá llegar el primero a la isla, dada su rapidez, llegarás en tan solo 15 minutos a la isla.
Desde el puerto de Alicante, puedes subirte al catamarán con visión submarina por el precio de 23 euros ida y vuelta. Por último, desde Torrevieja también podrás viajar a la isla por 27 euros ida y vuelta a bordo de un gran catamarán con visión submarina. Tardarás 50 minutos en llegar a la isla.