Alicante

En algunas localidades de Alicante y Murcia, existe una palabra peculiar para referirse a un conocido juego infantil. Este término presenta múltiples variaciones fonéticas según la zona geográfica y el municipio.

El mestizaje y la transferencia cultural en el sureste español a lo largo de los siglos han dado lugar a numerosos términos cuya etimología es difícil de rastrear. Este es el caso de ciertos "valencianismos" o "catalanismos" comunes en muchos municipios de las provincias de Murcia y Alicante.

Uno de estos términos es "argunsaera" o "algunsaera". Según el texto Variación geográfica y social en el panorama lingüístico español, publicado por la Universidad de Navarra en 2014, se trata de un "polimorfismo" que se manifiesta en múltiples variaciones fonéticas registradas de forma heterogénea en los municipios encuestados: angunsar, angrunsar, algunsar, argunsar, argrunsar, arunsar.

En los municipios de la Vega Baja alicantina, una "algunsaera" o "argunsaera" en localidades castellanohablantes como Elda, en el Medio Vinalopó, es un columpio. Además, tiene su propio verbo, "algunsar", que es una variante degenerativa del léxico.

Se cree que este término es una variante del valenciano o catalán "gronxar", que significa "comunicar un movimiento de vaivén a un cuerpo suspendido", es decir, mecer o columpiar. Por eso, un columpio en valenciano es "gronxador".

Columpios

La palabra tiene un origen indoeuropeo, alejado del "oscillum" en latín o del griego "kolymban", que probablemente sea el origen del término en castellano. En el caso del valenciano o catalán, la mayoría de los estudios afirman que procede de "krontio" o "cronticare" hasta llegar a "gronxar".

Los columpios tienen una historia que se remonta a miles de años. Se cree que los primeros columpios fueron utilizados por las antiguas civilizaciones de Grecia y Egipto, donde se construían con cuerdas y tablones de madera.

Además de ser una fuente de diversión, los columpios también han sido utilizados en diversas culturas como herramientas para rituales y ceremonias. Su popularidad ha perdurado a lo largo del tiempo, convirtiéndose en un símbolo universal de la infancia y la alegría.

El hecho de que esta palabra haya degenerado en su propia lengua a otros vocablos como “engronsador, engronsadora, gronsador, gronsadora o gronxadora” permite comprender cómo, en el seno del castellano, las variaciones fonéticas han tomado formas muy alejadas del original, como "algunsaera" frente a las variantes catalanas “engroxaera”.

Otros autores, como Vicente Beltrán i Calvo en su tesis doctoral “El parlar en la Marina Alta: el contacte interdialectal valenciano balear”, citan variantes en la parte más septentrional de la provincia: “engrunsar, esgrunsar, esgunsar o akgunsar”.