Alicante

La riqueza cultural e histórica de Alicante hace que perduren expresiones que son únicas de este rincón del Mediterráneo. La mezcla del valenciano y el castellano provocada por el cóctel de coronas que han gobernado sus tierras ha dejado un léxico propio y similar al español de Aragón y Murcia y al catalán. 

La frescoreta (frescor) que ya hace por la noche deja claro que el tiempo de verano se ha acabado. Aunque el Sol se vaya a dormir antes sobre el cielo de Alicante, su tardeo propio continúa inalterable al paso de las estaciones.

Esta palabra comprende un tiempo indeterminado que va desde que se acaba de comer hasta antes de cenar. Y con los años, aunque no es exclusiva de la zona, se ha convertido en una unidad de tiempo autóctona.

En el tardeo (tarde y tapeo) uno se puede pedir desde una cerveza a un bombón (café con leche condensada), comanda que no atenderán correctamente en otras ciudades al ser una palabra de Alicante.

Para acompañarlo es habitual un poco de companaje, palabra propia de la Comunitat Valenciana para referirse a la comida que se toma con pan, que en Alicante no tiene miga sino molla.

De igual forma, en los bares se puede comer algo empanado, en el sentido gastronómico de la palabra. A la persona empanada o pardilla se la llama pardal o que está apardalao, de la palabra pájaro en catalán. Y si es en diminutivo, se añade -et o -eta.

Si con las nubes grises que comenzarán a tapar el cielo este otoño se acaba chopao (mojado o empapado) por las calles de la capital provincial, hay que espolsar (sacudir) el agua antes de entrar en casa.

Si el daño es inevitable, un mocho (fregona) puede solucionar el problema, al menos que se trate de un menfitot o persona a la que le da igual todo.

Y la lista sigue en la terreta, palabra para referirse a Alicante, donde es común el rotacismo. Esta acción consiste en cambiar el sonido s en r entre vocales, así como sustituirlo cuando una palabra termina por s y la siguiente empieza por vocal.

Compartido con países latinoamericanos, Andalucía y Murcia, aún se conserva en zonas de la Vega Baja con palabras como vamoraver, modificación de vamos a ver.

A los niños alicantinos problemáticos se les dice potroso, lo que significaría alguien con suerte en otras zonas de España. También se le puede denominar mañaco, palabra para definir el comportamiento infantil.

Alguien mañaco tiene muchas posibilidades de acabar siendo un sanguango, alguien que no consigue alcanzar el éxito en la vida o una persona sin oficio ni beneficio. Proviene de la palabra en español zanguango, aplicada para gente corpulenta y torpe.

¡Achavo (vaya) si no hay palabras alicantinas! Términos como leja (balda), carlota (zanahoria) o tiricia (grima) son algunos más que se diferencian el rico lenguaje de Alicante con el de otros territorios del país.