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"Alicante", que no solo se refiere al gentilicio de una localidad o provincia española, sino que también incluye una acepción coloquial que define 'alicantina' como una "treta, astucia o malicia con que se pretende engañar". En el Diccionario de Autoridades, publicado entre 1726 y 1739 por la Real Academia Española, primer compendio de este tipo en la lengua española, ya se recoge esta acepción.

Pero el término no queda ahí. Durante siglos, "Alicante" ha servido para definir monstruos, bestias e incluso animales reales. Estas otras acepciones lingüísticas se remontan a la Edad Media, definiendo a un tipo "basilisco" o dragón llamado "alicántara", "saetón" o "alicante". Y es en ese primer diccionario de la RAE donde se recoge información interesante sobre el término. 

De este modo, describe al "alicante" como "espécie de culébra conocida en tierra de Sevilla, corta como de vara y média, gruessa como la pierna de un hombre, la cabeza mayor de lo que corresponde à este tamaño (sic)".

Y prosigue: "Tiene muchos dientes como colmillos de gato, la piel mancháda de pardo obscúro sobre campo ceniciento, y en alguna se ha visto verde claro: las labóres que forman las manchas son como en la víbora. Es ferocíssima, y embiste aunque no la inquieten. Su venéno es mortál, y à mas de esto es tanta su fuerza, que suele despedazar y matar à un hombre. Hállase rara vez (sic)". 

No obstante, el vínculo entre esta palabra y el animal real proceda de los escritos de José Gilabert Carrillo, que en su obra La Alicántara, el Alicante y el Saetón" diferencia entre la "alicántara" o el "alicante", derivando en el lenguaje coloquial para referirse a especies de serpientes como la víbora hocicuda (Vipera latasti), la culebra bastarda (Malpolon monspessulanus) y la culebra de herradura (Hemorrhois hippocrepis).

Víbora hocicuda, culebra bastarda y culebra de herradura.

Dentro de estas tres, la víbora hocicuda es la más temida debido a su veneno, mientras que las otras dos no representan un peligro significativo para el ser humano. Este trasfondo mitológico se alimenta de refranes populares que reflejan el temor hacia estos reptiles, como "Si el alicante viera y la víbora oyera, no habría hombre que al campo saliera" o "Si te pica el alicante, llama al cura que te cante".

Además, explica, que en algunas localidades, el ser mítico del alicante se asocia con cuevas o lugares específicos, como la cueva del Gato en Benaoján (Sierra de Ronda, Málaga), donde se habla de una criatura parecida al basilisco, que, según leyendas, podía matar con la mirada, en contraposición a otras descripciones que afirman que era ciega y sorda. De esta mitología procede también el saetón, o dragón de Sierra Morena, lo que ha hecho que se identifiquen ambos términos como sinónimos.

Basilisco, en el bestiario medieval.

Curiosamente, el término "alicante" ha cruzado el océano y en México se utiliza para designar a una culebra diferente, el "cincuate", "cuncate" o "culebra sorda" (Pituophis deppei), que no representa peligro para los humanos. Su leyenda también incluye aspectos como la habilidad de hipnotizar a las vacas que amamantan para alimentarse de su leche, aunque esto es más un mito, ya que las serpientes carecen de las características biológicas necesarias para mamar.

Según la web del Zoo de Guadalajara se trata de "serpiente depredadora de roedores, que llega a medir hasta 1,6 metros de longitud; generalmente, es de color amarillo con manchas cuadrangulares oscuras, sin embargo, la coloración de la piel puede variar. Son terrestres y diurnas".

Así, "alicante" teje un puente entre lo mítico y lo real, desde la península ibérica hasta las tierras mexicanas, conservando en ambas culturas un aire de misterio y tradición.