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El próximo 5 de diciembre, la ciudad neerlandesa de Ámsterdam celebra la llegada de un barco de vapor procedente de Alicante en el que viaja San Nicolás y 500 "Pedros El Negro" (Zwarte Piet) con los regalos que recibirán los niños de los Países Bajos. San Nicolás, acompañado de estos "pajes" recorrerá un año más las calles de la ciudad montado en un caballo blanco en la que se ha convertido en una de las tradiciones más polémicas para los holandeses.

También en la ciudad de Alcoy y en otros municipios de la comarca alicantina de l'Alcoià por extensión (como Ibi), un mes después, el 5 de enero, se movilizará un ejército de pajes negros para distribuir los regalos de los Reyes Magos casa por casa, muchas veces ayudados de largas escaleras para acceder a los balcones de los emocionados niños.

En ambos casos, los pajes son en su inmensa mayoría voluntarios blancos de dichas ciudades con la cara pintada de negro, constituyendo un agravio racial para muchas personas que los consideran como una práctica "blackface", en referencia al teatro estadounidense del siglo XIX.

Se trata de una práctica, insisten desde determinadas organizaciones, que se basa en la ridiculización o caricatura de las personas negras. O incluso más allá, en una justificación del esclavismo, ya que las funciones de esos pajes "negros" se consideran menores a las de los blancos que protagonizan la festividad, tanto Papá Noel como los Reyes Magos.

Estas críticas también se extienden al uso de maquillaje en muchas ciudades para representar al rey Baltasar en los desfiles. Generalmente son los ayuntamientos los que designan a cada uno de los tres Reyes Magos entre personas de reconocido prestigio en la ciudad, y rara vez coinciden en designar personas negras para representar a Baltasar.

En 2021, la diputada de Podemos por Alicante Rita Bosaho, elevó este hecho a polémica pública al asegurar que "Somos muchas las personas negras que vivimos en Alicante como para que el Ayuntamiento realice este tipo de representación".

Ámsterdam

La página web de Ámsterdam describe cómo "a mediados de octubre, San Nicolás sale de España en un barco de vapor para llegar a los Países Bajos un mes después. Primero desembarca cada año en una ciudad de provincia seleccionada, diferente cada año, luego viaja por todo el país apareciendo en muchos desfiles, llegando a Ámsterdam varios días después".

"Cuando San Nicolás ya está en la ciudad, los niños, antes de irse a la cama, ponen una zanahoria en su zapato, que se supone que es comida para el caballo de San Nicolás. San Nicolás usa a sus hábiles sirvientes Pedro el Negro para entregar sus sorpresas por la noche y para recoger las zanahorias", prosigue el relato de una festividad que se celebra en Ámsterdam "desde 1934 y, desde el 22 de noviembre de 1952, se transmite en vivo por la televisión nacional".

Respecto a la polémica, la propia web municipal reconoce que "los historiadores recordaron al público que, en la Edad Media, el sirviente negro simbolizaba al diablo obligado a obedecer por San Nicolás y, peor aún, en varios países el compañero de San Nicolás es tradicionalmente una persona parecida al diablo".

Por eso, explica que "hace un par de años, se tomó la decisión de teñir la piel de algunos de los sirvientes de San Nicolás con los colores del arco iris. Para justificar este cambio, San Nicolás pasó por debajo de la puerta del arco iris en algún momento de su desfile".

Alcoy

Los gobiernos municipales de Alcoy y otros municipios de l'Alcoià alicantina, han pasado de puntillas por todas estas acusaciones de racismo en los últimos años. Se trata de una tradición tan arraigada en el municipio que son pocos los que se atreven a cuestionarla, por lo que se han esgrimido réplicas y contra argumentos de todo tipo. Incluso por los partidos de izquierdas, que gobiernan la ciudad.

Así, se ha llegado a decir que los pajes no son una representación de "negros" históricos sino una suerte de "duendes" a modo de figuras mágicas. En el caso de Guanyar, plataforma electoral de Podemos en ese tiempo, en 2017 justificaron este hecho y negaron el calificativo de racista a sus fiestas.

"Llevaban los regalos pintados de negro para no ser reconocidos por los niños, que a veces podían ser amigos, familiares o conocidos y así preservar dentro de lo posible la magia de la Navidad a los niños y niñas a los cuales se les reparten los regalos", aseguró el partido de izquierdas en un comunicado.