Alicante
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El pasado 29 de octubre, la DANA se cobró la vida de 222 personas en la provincia de Valencia. Un mes después todavía quedan 5 desaparecidos. Las localidades afectadas tardarán meses e incluso años en recuperar la normalidad. Pero, sin duda, encontrar a los vecinos desaparecidos podría ayudar con la curación de las heridas. 

Desde el pasado miércoles, Nicola Wormer y su inseparable compañera Max, una perra especializada en la detección de restos humanos, están trabajando en las zonas más devastadas por la DANA en Valencia.

Como parte de la Asociación Geir-K9 de La Nucía, se han unido al esfuerzo coordinado desde el Puesto de Mando Avanzado (PMA) en Paiporta, gestionado por el Consorcio de Bomberos de Valencia. Su misión es crucial: localizar a los desaparecidos en localidades como Massanassa, Alfafar, Catarroja y Sedaví, entre escombros, barrancos y otras áreas afectadas.

Nicola explica que su labor no consiste en limpiar los escombros como se entiende habitualmente, sino en inspeccionar el terreno con Max para asegurarse de que no haya víctimas mortales.

"Esto permite que la policía y los servicios de emergencia puedan actuar con más seguridad y rapidez. Nuestra prioridad es facilitar su trabajo", detalla.

Max, que está entrenada para diferenciar entre restos humanos y animales, ha demostrado una precisión extraordinaria. "Es impresionante cómo trabaja. Hasta ahora, la mayoría de lo que hemos encontrado han sido animales de granjas cercanas, pero los perros como Max no suelen equivocarse", comenta.

La perrita Max.

A pesar de las satisfacciones que trae el trabajo bien hecho, el coordinador de la unidad Pere Pérez reconoce que la carga emocional es considerable. "Nosotros somos los rescatadores, no podemos ser rescatados ni convertirnos en víctimas". Tanto Pere como Nicola confiesan que cuando están en el terreno "llevamos puesta una coraza"

Sin embargo, admite que el impacto emocional no desaparece. "Cuando volvemos a casa es cuando dejamos salir lo que sentimos: lloramos o buscamos ayuda psicológica si lo necesitamos. Es nuestra manera de poder seguir adelante", afirma.

En estos días, Nicola y su equipo han vivido momentos de mucha intensidad. Entre ellos, menciona el caso de un hombre sin hogar que encontraron en una casa abandonada en Sedaví. "Nos contó que había pasado un auténtico infierno. Estaba completamente solo y tuvo que escapar por una ventana para salvarse. Fue muy emocionante escuchar su historia", relata.

Max y su guía Nicola Wormer.

El entrenamiento de perros como Max es exhaustivo y requiere un alto nivel de compromiso. Nicola explica que utilizan restos humanos reales para que los perros aprendan a reconocer el olor. "Cuando Max huele algo sospechoso, ladra para señalizarlo, y nosotros revisamos la zona para confirmar qué es lo que ha encontrado", explica. Es un trabajo en equipo en el que la confianza mutua es esencial. 

A pesar de las dificultades, Wormer destaca la respuesta de las comunidades afectadas. "La gente no ha perdido la sonrisa. Lo que más valoran no es tanto la ayuda material, sino el apoyo humano. Una vecina, a la que ayudamos a llevar algunas cosas, nos dijo: 'Mil gracias por este abrazo tan cariñoso", relata.

Aunque han logrado avances significativos, Wormer admite que "queda mucho" por hacer para que las localidades valencianas afectadas por la DANA se recuperen por completo.

Nicola también subraya la importancia de la colaboración entre organizaciones. Agradece al Consorcio de Bomberos de Valencia y al de Alicante por facilitar su trabajo. "Es muy complicado llegar a estos lugares como voluntarios. Estamos profundamente agradecidos por la oportunidad de ayudar", dice emocionada.