Erik Persson, junto a uno de los abetos que ha regalado a la ciudad de Torrevieja.

Erik Persson, junto a uno de los abetos que ha regalado a la ciudad de Torrevieja.

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Erik Persson, el sueco que lleva más de 20 años regalando un árbol de Navidad gigante a Torrevieja por "cariño"

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Cada año, la ciudad de Torrevieja viste sus mejores galas para dar la bienvenida a la Navidad. 

Una época en la que la ciudad de la sal se tiñe de rojo y dorado para convertir sus rincones más concurridos en un auténtico decorado mágico.

Así, los paseos de Vista Alegre y Juan Aparicio y la preciosa Plaza de la Constitución se convierten en el escenario de unas noches de diciembre protagonizadas por la ilusión, la alegría y el espiritú navideño.

Árbol gigante

Corrían los años 80 cuando Per-Erik Persson, exdirector de la empresa familiar BE-GE, dedicada a la industría de vehículos, decidía comprar una casa en la localidad de Torrevieja para pasar las vacaciones con su familia. Tras jubilarse, el sueco viajó cada año a la localidad para vivir durante cuatro o cinco meses.

Desde el principio, afirma haber sido muy bien acogido por Torrevieja y haberse sentido como uno más. 

El empresario sueco es poseedor de varios bosques en Suecia. Espacios desde los cuales, cada año desde 2002, corta uno de sus abetos gigantes para entregarlo a la ciudad de Torrevieja, como agradecimiento por "la amistad, la tolerancia y la cálida acogida que siempre han demostrado".

Así, desde hace más de veinte años, el empresario organiza el transporte con camion de uno de sus arboles desde Suecia hasta Torrevieja.

Un viaje que dura una media de tres días por toda Europa hasta llegar a la localidad.

El pasado domingo 1 de diciembre, tuvo lugar en la Plaza de la Constitución el ritual del encendido del árbol, que h¡cada año congrega a un numeroso público.

Y es que estos últimos años, la comunidad sueca se ha convertido en una de las más numerosas entre las 122 nacionalidades de los habitantes censados como torrevejenses.

Costumbre

En Suecia, una tradición muy arraigada durante el período del Adviento es la instalación de un enorme árbol de Navidad en plazas principales de ciudades y pueblos.

Esta costumbre simboliza la llegada de la temporada navideña y refleja el espíritu comunitario, el amor por la naturaleza y la luz en un país que experimenta largas y oscuras noches invernales durante diciembre.

El árbol gigante, generalmente un abeto, es decorado con luces cálidas, estrellas y, a veces, adornos sencillos.

Su iluminación se convierte en un evento especial que marca el inicio del Adviento, las cuatro semanas antes de la Navidad, un tiempo dedicado a la reflexión, el encuentro familiar y la anticipación de las fiestas.

El encendido suele ir acompañado de coros que cantan villancicos, mercados navideños y actividades comunitarias.

Y es que en Suecia, esta costumbre de colocar un árbol gigante en las plazas es mucho más que un acto decorativo: es un símbolo de unión, luz y esperanza en una temporada mágica del año.