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Con 93 años, Ángel Espí es historia viva del turrón en Alicante. Su marca se registró en 1890 y desde entonces vende estos dulces por el mundo. Y con su familia llegó, además, un hito para los más golosos: el salto de esta receta a los helados.

Sentado en su local de la calle López Torregrosa, recuerda cuando se puso a trabajar apenas unas decenas de metros más arriba: "Yo empecé en el kiosquito del mercado, que me lo dejaron mis padres".

Estamos a mediados de los años 40, cuando este adolescente entró en un negocio familiar que ya tenía mucha historia. En 1822 sus antepasados recibían el título de maestros confiteros en Madrid, como acredita el documento que exhibe orgulloso.

Sus hijos ya representan la quinta generación de este negocio dedicado a vender las diferentes variedades de turrones. Aunque en aquel Alicante de la larga posguerra el turrón se acompañaba en su parada de caramelos, para así tener un producto que se vendiera durante todo el año y no solo en Navidad.

Ese estrecho margen temporal fue la chispa que le animó: "Me hice también heladero para el verano vender los helados y en invierno vender turrón". De esa forma quería romper con una sacrificada tradición familiar, la de ser feriante e ir de pueblo en pueblo.

Sus padres, como a su vez lo habían hecho sus abuelos, cargaban en los carros primero y luego en los coches para recorrer la Comunitat Valenciana y más allá: "Íbamos a Relleu, a Sella, a Benifaió, a Alcoy, a Elda, a Petrel… Íbamos a todos los pueblos a vender turrón del que fabricábamos, íbamos de feria en feria, a todos lados".

Así que él, "el hermano más pequeño de toda la familia, quité a mis padres de ir por el mundo vendiendo turrón y empecé a montar tiendas". Un gran cambio familiar que acabaría alterando también el sector.

"Ahí empecé yo a disfrutar de mi negocio", recuerda Espí. Montó la primera tienda en la avenida Alfonso el Sabio, donde también vendía horchata, luego una segunda en la calle Conde Lumiares y finalmente una tercera en la plaza Manila.

El trabajo en ellas fue el que le llevó a ser "el primero en meter el turrón en el helado". De esa forma llevaba la tradición familiar por un nuevo camino, que cualquiera puede recordar al saborear un helado y encontrarse ese trocito de turrón.

En 1972 él fue uno de los socios originales de Helados Alacant, la unión de heladeros artesanos de la provincia. Con su entrada regaló su forma de hacerlo para que se pudiera producir en masa. Un éxito que como apuntaba el anterior presidente de la Cámara, Jose Enrique Garrigós, hace que se consuma más turrón en helado que tableta.

Espí recuerda esos detalles con una sonrisa en la boca mientras en la tienda no paran de entrar personas, principalmente extranjeros, para llevarse los dulces: "Porque en Alicante, ¿qué se van a llevar si no se llevan la arena de la mar? Aquí tenemos turrón y el turrón se ha convertido en un símbolo mundial".