Las fiestas de fin de año están ya a la vuelta de la esquina y muchos son los alicantinos que se encuentran en plenos preparativos y haciendo lluvia de ideas para encontrar el menú perfecto para las comidas y cenas copiosas.
Una época del año en la que nos solemos permitir algún que otro capricho, debido al ambiente festivo y a la abundancia de dulces de todo tipo.
Durante estas fiestas, existe un dulce que suele estar presente en todas las mesas: el mantecado.
Este delicioso postre es conocido por ser una bomba de calorías y de sabor. Si bien se puede encontrar en cualquier supermercado, hacerlos en casa es mucho más fácil de lo que pensamos.
Además, en Alicante se caracteriza por incluir un ingrediente particular.
Tradición alicantina
Este manjar, suave, delicioso y tradicional que se ha ido transmitiendo de generación en generación, no solo es un símbolo de las fiestas, sino también de la magia que surge cuando las abuelas encienden el horno para preparar estas joyas de la repostería.
Pero, ¿qué hace que los mantecados de Navidad de Alicante sean tan exquisitos? La respuesta está en un secreto ancestral que, de boca en boca, ha perdurado con el paso del tiempo.
Los mantecados alicantinos, a diferencia de otras versiones regionales de este dulce, tienen una textura y sabor que los hacen inconfundibles.
El secreto de su éxito radica en una combinación perfecta de ingredientes sencillos pero de calidad.
La base es una masa hecha con harina, manteca de cerdo, azúcar y un toque de canela. Sin embargo, lo que realmente distingue a los mantecados de Alicante de otros mantecados españoles es el ingrediente secreto de las abuelas, ese pequeño truco que las convierte en una auténtica delicia: la almendra.
El toque mágico
En Alicante, la almendra no solo es el alma de los turrones, sino también de los mantecados. Las abuelas, con su infinita sabiduría, añaden almendras molidas a la mezcla, un gesto que eleva el sabor y la suavidad del dulce a otro nivel.
La almendra, en su justa medida, no solo aporta un toque de sabor delicado, sino que, al hornearse, da a los mantecados esa textura tan suave y derretible que los hace irresistibles.
Además, algunas versiones caseras de mantecados de Navidad añaden un pequeño toque de agua de azahar.
Este ingrediente, conocido por su delicadeza y frescura, no solo perfuma la masa, sino que transmite a cada bocado una sensación etérea, casi mágica, que transporta al paladar directo al recuerdo de las mejores Navidades en familia.
Elaboración
El proceso de hacer mantecados es casi un ritual familiar en muchas casas alicantinas. La cocina se llena del aroma inconfundible de la masa y de la calidez que solo la Navidad puede ofrecer.
Se trata de un momento de unión, de complicidad entre madres, hijas y abuelas, cada una aportando su toque personal a la receta que se ha ido perfeccionando a lo largo de los años.
Las abuelas, con su destreza y delicadeza, saben cuánta almendra añadir, cuánto tiempo amasar la mezcla y, por supuesto, cuándo es el momento exacto para sacar los mantecados del horno, para que estén dorados pero suaves en su interior.
Además, tienen la habilidad de sacar moldes de los cajones de todas las formas posibles para realizar unos mantecados únicos.
Toques que hacen la diferencia
Aunque la almendra es la estrella indiscutible, algunos mantecados alicantinos esconden otro pequeño secreto: una pizca de nuez moscada.
Este toque especiado le da al dulce una complejidad sutil que invita a seguir degustando, bocado tras bocado.
Junto con la canela, una especia tradicional de la Navidad, el mantecado se convierte en un manjar que guarda en su sabor la esencia de estas fiestas tan entrañables.
En la actualidad, aunque los mantecados industriales se venden en supermercados y tiendas, el verdadero mantecado de Navidad de Alicante sigue siendo el que se elabora en casa.
Las abuelas, siempre dispuestas a enseñar a las nuevas generaciones, mantienen viva la tradición de hacerlo de manera artesanal, sin prisa, cuidando cada detalle. Porque es en la lentitud y en el mimo con que se prepara cada lote de mantecados donde reside la verdadera esencia de este dulce navideño.
Por eso, cuando degustamos un mantecado de Navidad de Alicante, no estamos solo saboreando un dulce; estamos viviendo una tradición que conecta el pasado con el presente, que nos recuerda el calor del hogar y la magia de las fiestas con nuestros seres queridos.