Alicante

"Estamos en la cuna del calzado, en el sitio que tenemos que estar". Así presume José Vicente Antón de conseguir con El sastre del pie en el humilde barrio de Carrús en Elche hacer los zapatos a estrellas como Will Smith y Angelina Jolie en las películas de Disney.

Para llegar a ese camino, esta pequeña fábrica arrancó con otras estrellas, Paula Echevarría y Miguel Ángel Silvestre. La pareja protagonista de la serie de televisión Velvet también calzó sus zapatos en el que fue el primer encargo para el audiovisual.

"Se pusieron en contacto conmigo para vestir a las actrices, para vestir al personal que salía en la serie y me decía, es que en Italia por estos trabajos nos cobran, pues qué decirte yo, un 400 %, un 500 % más", recuerda de aquellos inicios.

El sastre del pie había nacido como un proyecto "siempre de calzado a medida". "Trabajábamos para pequeñas marcas, para gente que vendía online… Todo era trabajar cosas especiales, cosas que no trabajan las grandes fábricas", como hay en la zona.

Eso le llevó por "cosas que no querían hacer los demás: zapatos de carnaval, comisiones de fiesta del norte o del sur…". Un camino en el que también desfiló por pasarelas y semanas de la moda con diseñadores que le pedían tiradas de diez o quince pares.

Tanto entonces como ahora recibe los encargos bajo par. "Si entraba un pedido de 50 pares, pues fenomenal, y si entraba uno de 300, pues fenomenal también", recuerda.

Velvet fue su puerta de entrada al mundo del espectáculo. "Y me pusieron en contacto con las personas que se encargan de vestir a series y películas de todo el mundo", agradece José Vicente.

Los encargos que suele recibir pueden venir a partir de una foto en la que le piden que replique un tipo de zapatos, como la que sería primera bota de fútbol o el calzado que podían llevar en la China del siglo XIII.

"Esta gente empieza a pedirte siempre: 'José, hazme dos pares a ver cómo queda en este material. Te mando telas'. Siempre te mandan telas súper antiguas, telas sacadas de baúles. Hasta incluso edredones. Y con edredones hay que hacer zapatos".

Confidencial

Como remarca, cuando le llegan las fichas de los diseñadores de vestuario para las producciones suele ser dos años antes del estreno y la información es escueta ya que suele centrarse en las medidas para poder hacer las hormas.

Pero en las producciones más grandes en las que ha trabajado, con varias de las nuevas versiones de clásicos de animación Disney a imagen real, esa ficha puede llegar con la sorpresa de incluir un nombre, como el de Will Smith.

"A no ser que entre una gran producción —que es verdad que sí que te dicen nombres de los actores porque van las formas a medida—, a no ser que sea así, yo no me entero de qué es", explica sobre la confidencialidad con que se trabaja en estos proyectos.

"Me ha gustado siempre guardar un poco de confidencialidad hasta que no pase el tiempo", añade. De ahí que los principales ejemplos que menciona no sean los recientes con los que están trabajando en su fábrica familiar, con su madre y hermano además de otra gente contratada.

Esa labor de grupo es la que consigue sacar adelante los pedidos que "estamos hablando de modelos súper laboriosos, muy complicados", recalca. En el caso de Aladdin, por ejemplo, hay que tener en cuenta que se piden todos los modelos a la vez: del genio a Jasmín.