Una larga conversación no basta para abarcar el extenso conocimiento que posee el investigador de la Universidad de Alicante (UA) Fernando T. Maestre (Sax, 1976) sobre su campo de conocimiento, la desertificación drástica provocada por el cambio climático, cuyo estudio salió publicado en la revista 'Science'.
Pero sí para poder extraer toda una serie de conclusiones que va dejando caer como divulgador científico que es, hasta el punto de situarse en el puesto 147 (de mil) entre los investigadores más influyentes del mundo sobre cambio climático según ha confirmado la semana pasada The Reuters Hot List.
Así que, una de las primeras impresiones que recogemos es su optimismo sobre el cambio climático, cuestión a la que si bien no le resta importancia, más bien todo lo contrario, sí que opta por alejarse del catastrofismo que practica buena parte de sus colegas de profesión.
Fuera catastrofismo
"No quiero dar un mensaje catastrofista porque una de las consecuencias que trae este discurso es que, como no se puede hacer nada para revertirlo, sigo así y el que venga detrás que arree", dice en su conocido lenguaje llano.
Porque, a su juicio, se están haciendo cosas positivas como la descarbonización de muchos sectores y vamos en la buena dirección; "solo que los cambios no están ocurriendo a la velocidad que debieran", señala.
"Debemos decir que es posible minimazar su impacto", insiste. ¿Cómo? Le preguntamos. Desde "contratar una compañía de luz 100% renovable", hasta "reducir el consumo de carne, sobre todo la roja, y aumentar el de fruta y verdura", sin olvidar el ocio. Ahora que están volviendo los viajes, Maestre pide, por ejemplo, reducir al máximo los aviones.
Además de pequeñas acciones, este catedrático de Ecología reconoce que "habría que cambiar el sistema para minimizar el impacto del cambio climático". "No estamos logrando nuestros objetivos de reducir los gases invernaderos porque el ecosistema socio económico se basa en el uso intensivo de la energía y además que sea barata", analiza.
Cambios drásticos
Fernando Maestre, sin cambiar su tono divulgativo, se torna más serio cuando le preguntamos por su estudio sobre los impactos de la aridez: "Todo lo que estamos descubriendo no es halagüeño", avanza. Su principal conclusión "el cambio climático provocará cambios drásticos en los ecosistemas áridos".
La principal novedad de este trabajo de investigación es que han podido realizar una escala global que sirve para proyectar, a través de tres niveles de aridez que no se habían descubierto hasta la fecha, que a mayor aridez, impacto en el ecosistema no será gradual, sino abrupto.
Estas conclusiones no dejan en buen lugar ni a Alicante, ni Murcia ni Almería, sin olvidar las islas Canarias, las principales zonas desérticas o semidesérticas de España que quedan peor paradas para las próximas décadas.
Trasvase Tajo-Segura
Precisamente estas tres provincias receptoras del trasvase Tajo-Segura han mostrado s recientemente su preocupación tras conocer los planes del gobierno de España de modificar las reglas de explotación del trasvase.
"Sé que el tema es muy sensible del que ningún político quiere hablar", avisa, "cada vez se esperan más sequías y el problema es que estamos creando un monstruo", afirma, en alusión "a que cada vez el regadío del sudeste necesita más agua, cuando hay menos agua". O lo que es lo mismo: "el modelo actual de agricultura de nuestra zona es insostenible".
"La mayoría de modelos climáticos prevén que va a haber una disminución de las precipitaciones y que van a aumentar las temperaturas, asociado con mayor frecuencia de sequías y mayor eventos lluviosos torrenciales", explica este biólogo. "A esto hay que sumar la caída del nivel de los acuíferos, cada vez más importantes, lo cual nos deja una tormenta perfecta que hará que en 30 o 50 años, tengamos menos disponibilidad de agua, porque vamos camino del colapso hídrico".
Asimismo, y sin creer que el papel de las desalinizadoras represente nada más que "una solución puntual", porque requiere "una energía ingente, el alto y la logística del transporte", aboga por hacer, "entre todos los agentes implicados, una planificación seria y rigurosa del uso de los recursos hídricos, contando los que tenemos".
Reconocimientos
Además de ser declarado uno de los científicos sobre el cambio climático más influyente del planeta, Maestre cuenta con numerosos reconocimientos, como el Premio Jaume I de la Generalitat Valenciana, el premio Humboldt y con la distinción en 2020 por parte de la Sociedad de Ecología Americana, entre otras.
Tras su paso por la Universidad de Duke, Estados Unidos, durante dos años, se incorporó a la Universidad Rey Juan Carlos, donde ha trabajado 14 años hasta que, en mayo de 2019 fue noticia su fichaje como Investigador Distinguido de la Universidad de Alicante dentro del programa GenT de la Generalitat Valenciana de retorno de talento.
"Tuve la oportunidad de volver a casa gracias al programa de captación de talento y, sobre todo, gracias al interés de la que era la vicerrectora de investigación de la Universidad de Alicante, Amparo Navarro, quien hizo todo lo que hiciera falta para que pudiera volver", explica. Navarro fue elegida a finales del año pasado la primera rectora mujer de la UA.