Esta semana se ha hecho viral en un grupo de Facebook de Alicante un vídeo en el que se ve a un contento Lucas, de cinco años, tocar la campana en el Hospital de Día de Oncología Pediátrica del Hospital de la capital de provincia como símbolo de ha superado la leucemia tras una intensa carrera de obstáculos.
Bien lo sabe su familia, sus padres Miguel y sobre todo Maite, que han visto cómo la vida le dio un vuelco unos meses antes de que entrara en escena la pandemia; en poco más de medio año, primero su padre, luego su madre -con ambos estaba muy unida- y a continuación su hijo también había sido diagnosticado de cáncer.
En el caso de José, explica su única hija, le identificaron cáncer de próstata en mayo de 2019. A esa Navidad llegaron con otro diagnóstico, el de su mujer Tere: cáncer de mama. Solo un mes después, Lucas les seguía los pasos.
"En el colegio me decían que estaba muy cansado y en casa vimos que se fatigaba mucho, estaba muy pálido y que comía menos de lo habitual", avanza Maite Casanova. "Pensaba que tendría anemia o un virus, pero no leucemia", añade. El susto a una enfermedad de por si aterradora llegó el día en el que España entraba en el primer estado de alarma por Covid-19.
Pero para Maite ese día fue imborrable por otros motivos. A Lucas le acababan de ingresar de Urgencia en la UCI, donde fue entubado por covid; mientras, su padre fallecía de cáncer. "Fue horrible, el mismo día", rememora. Ella se había quedado sin poder estar con su hijo en el hospital y sin poder enterrar a su padre, cuya ceremonia tuvo lugar año y medio después, cuando moría su madre.
Lucas, un niño risueño que sueña con ser Policía Nacional, pasó una semana entubado hasta poder volver a casa. Cuando lo hizo, la cara de su hermana Lucía, de 10 años, al verlo entrar "era todo un poema", recuerda su madre. "Sin pelo, hinchado y con pérdida de masa muscular". Así estaba. Esa debilidad física no le impidió, por ejemplo, y ante el asombro de su familia, andar hasta su ansiado juguete, el coche de la Policía. "Y consiguió llegar", relata orgullosa Maite.
En todo este tiempo, Maite resume el tratamiento en "muchísima quimio, a veces de 24 horas seguidas, 20 o 30 punciones para la médula, numerosas trasfusiones de sangre y plaquetas y antibióticos".
El resultado es que el pasado domingo tomó la última cucharada de quimioterapia y el lunes recibía el alta, justo el día en el que su abuelo, el padre de Maite, hubiera cumplido 80 años.
Vuelta al cole
Lucas, que durante todo este tiempo apenas ha podido pisar su colegio, ha vuelto con fuerza con sus compañeros de clase, que le han recibido con aplausos. Con la Policía Nacional la noticia de su recuperación también ha sido festejada, volcándose varios agentes estos meses para alegrarle su estancia en el hospital e incluso han colocado a Lucas y su coche de patrulla en el cartel de una carrera solidaria.
Maite dice no tener palabras de agradecimiento para "todo el personal" de la quinta planta de General de Alicante y para el Hospital de Día. "Son gente hecha de otra pasta, desde el oncólogo hasta el que te trae la merienda; todos nos han ayudado mucho", asegura.
También para la UPH de Alicante del Aula Hospitalaria del Hospital General de Alicante, la asociación Aspanion y la de Payasospital. Lucas, por su parte, está deseando que llegue la fiesta de Carnaval de este viernes en su colegio, "su primera gran fiesta", apostilla su madre, hasta la que vendrá el próximo 18 de marzo cuando celebre su cumpleaños dos años después de haber sido ingresado el día que lo cambió todo en España, y en esta familia alicantina.