Enfrentarse a la anorexia u otros trastornos de la conducta alimentaria es más complicado en la Comunidad Valenciana. Es una lucha sin armas en la que la falta de medios acaba provocando más angustia y problemas a quienes la padecen y los familiares que acompañan. Este es el punto de partida de la propuesta de Ciudadanos en Les Corts para una proposición no de ley de tramitación especial de urgencia sobre mejorar el tratamiento y prevención.
"Todo el mundo tenemos claro que la salud mental era un problema antes y que con la pandemia se ha hecho más grande", explica el diputado alicantino Fernando Llopis. Él, junto a su compañera diputada Yaneth Giraldo y la síndica de su grupo parlamentario Ruth Merino, han presentado este texto ya que consideran que "hay que tomar medidas porque éste era un problema antes y ahora no se tienen los medios para atender a la gente".
Ese es el caso que ha descubierto Martín con su hijo Daniel, ambos nombres ficticios. El verano pasado notaron que a sus 12 años, los cambios físicos y de carácter que estaba teniendo Daniel no eran los habituales de un preadolescente. "Lo primero es que no sabes qué pasa", cuenta ahora que su hijo ya ha superado la primera fase de tratamiento. Meses atrás la inquietud y la preocupación eran diarias, antes de saber que su hijo "no comía en el colegio y nadie avisaba".
La situación particular vivida durante el pasado curso con las restricciones sanitarias por la pandemia son las que han tapado los primeros síntomas de estos trastornos. Y son también la razón por la que Llopis estima que "hay que comenzar a ver que este es un problema muy grave y que se soluciona poniendo medios y diferenciando las enfermedades". Por eso insiste en que hay que reforzar el trabajo en este sentido.
Lo que hay
O lo que no hay, mejor dicho. Martín sabe lo complicado que es acceder a la Unidad Hospitalaria de Trastornos Alimentarios. En Alicante hay una en el Hospital de San Juan. En Valencia, en La Fe. Y ya. En esta primera, tres habitaciones, seis camas. Para una población de 1 879 888 habitantes en la provincia. Así que entrar en ella no es fácil.
"En la Comunidad Valenciana se estima que hay más de 25 600 personas con algún tipo de TCA", explica la propuesta de Llopis, Giraldo y Merino. Por eso, consideran que "los recursos públicos que se destinan son notoriamente insuficientes". Y eso "ocasiona que se deriven a los pacientes más críticos".
Esa situación la vivió Elena Juanes hace una década. Ella ha sobrevivido a la anorexia y a la bulimia que padeció siendo adolescente y por eso habla de ello ahora, para concienciar de la importancia del problema. En su caso, ella pasó por La Fe y su experiencia no fue positiva por la falta de medios que entonces había. Cuando empezó a mejorar realmente fue cuando entró en una clínica privada en Barcelona, como muchas otras compañeras que conoció.
La proposición a Les Corts recuerda que, si no se tratan estos trastornos de manera adecuada, "muchos pacientes se vean abocados a la cronicidad ante la incapacidad de poderse costear una clínica especializada de titularidad privada". Ahí Martín rompe una lanza a favor del Hospital de San Juan. "El tratamiento hospitalario es exquisito con los educadores, los auxiliares… La presión está en la admisión. No tienen prisa ninguna en dar las altas, se dan cuando pasan todas las fases y el paciente está preparado para sobrevivir con el peso y nivel mental".
Lo que piden
La proposición enviada a Les Corts plantea el "realizar campañas informativas que muestren la situación en la que se encuentran las personas que padecen un Trastorno de la Conducta Alimentaria". Ahí pretenden tanto concienciar como "dar herramientas para facilitar su detección precoz y prevenir su aparición".
Y esa atención es larga en el tiempo. Juanes lo ha vivido durante estos años. "No te quieres y te culpas de cosas. Porque la culpa siempre está presente. Y lo sigo teniendo hoy". La diferencia, añade, está en que "ahora sé cómo gestionarla". Martín ya asume que le corresponderá estar unos cinco años. "El niño ya ha vuelto a comer y hacer ejercicio. Lo más visible y grave está en vías de solución", cuenta. Pero, sabedor de ello, opina que "está bien que desde la política lo pongan encima de la mesa, pero hay que tratarlo de manera más transversal, no solo desde el sistema sanitario".
Ser conscientes de los primeros síntomas, como indicaba el testimonio del padre, es de gran ayuda. Y por eso desde esta proposición instan a una colaboración entre los departamentos de Sanidad y Educación "para mejorar los mecanismos de coordinación entre los profesores, psicólogos y orientadores de los centros educativos y los médicos de alumnos que sufren Trastornos de la Conducta Alimentaria con la finalidad de llevarles un seguimiento adecuado".