La provincia de Alicante es, según varios indicativos, una de las que más contaminación lumínica genera en España, país por otra parte a la cabeza en el ranking de derroche de luz en Europa junto con Italia y Portugal.
Según un estudio de la Universidad Complutense de Madrid, Alicante emitía ya en 2007, según las imágenes tomadas por satélite, una contaminación lumínica similar a Barcelona, pese a tener tres veces menos de población.
El decreto del Gobierno de España de ahorro energético -que obliga a un relativo apagón- ha despertado críticas en un sector de la población y, a su vez, ha supuesto una oportunidad de 'oro' para otro, que considera que "ha llegado el momento".
Es el caso de la asociación de ámbito estatal Cel Fosc ('cielo oscuro' en catalán), activa desde 1996, año en el que comenzaron a denunciar las causas y consecuencias de la excesiva contaminación lumínica. Victoriano Canales es uno de sus representantes en la provincia de Alicante.
Nada más empezar la charla, recuerda un dato que no suele salir a relucir. "Estas restricciones están ya en vigor desde hace 14 años, pero el Gobierno no las ha aplicado hasta ahora y a la ciudadanía tampoco le ha interesado".
Se refiere al decreto de 2008 (Real Decreto 1890/2008, de 14 de noviembre, por el que se aprueba el Reglamento de eficiencia energética en instalaciones de alumbrado exterior) el cual se indica que debe establecerse un horario de iluminación reducida para: alumbrado vial, alumbrado específico, alumbrado ornamental, alumbrado de señales y anuncios luminosos.
Por otro lado, ¿puede las medidas de ahorro suponer un problema de seguridad? "Se trata de una creencia de una parte de la ciudadanía, que está acostumbrada a que todo esté encendido por la noche", avanza Canales.
"Desde nuestra organización, en la que únicamente nos asesoramos con estudios científicos y técnicos, sabemos que la aplicación de estas medidas no suponen ninguna merma en la seguridad", responden a través de un comunicado en Cel Fosc.
"Si hay determinadas calles que no son seguras, con menos luz seguirán siendo igual de inseguras, igual que si ponen más luz", insiste Victoriano Canales.
Desde Cel Fosc recuerdan que en algunos de los pocos lugares de España donde se ha seguido una política de reducción de alumbrado público, como Madrid y Málaga, no ha aumentado la inseguridad.
Por ejemplo en Francia, desde hace unos años, unos 13.000 pueblos y ciudades apagan total o parcialmente las luces de las calles para ahorrar y ver las estrellas a partir de las 12 de la noche sin ninguna incidencia en la seguridad. También se han apagado numerosos pueblos en Reino Unido, recuerdan.
Otras ventajas
Canales afirma que, si se redujera la contaminación lumínica, "habría un enorme impacto positivo sobre la salud de la gente". Estas medidas supondrían "un alivio para el descanso de muchos ciudadanos, como han demostrado numerosos estudios científicos".
"Así se contribuiría a no alterar el ciclo circadiano del sueño", sostiene Canales. Sobre todo una exposición prolongada a la luz blanca, presente en muchas ciudades; "es la más peligrosa y la que provoca más enfermedades", agrega.
El impacto positivo de reducir el exceso de luz también lo notaría la fauna y flora nocturnas, "actualmente sometidas a una invasión lumínica que afecta a su movilidad, alimentación, reproducción y polinización entre otros aspectos".
Ver las estrellas
"Cuánta menos iluminación, más ganaremos en visualización del cielo, ganaremos en profundidad de campo, pero hasta cierto punto", asegura el que también ha sido representante en España de Astrónomos sin Fronteras y autor del descubrimiento de 38 exoplanetas y de 1.030 asteroides junto con otros voluntarios.
"Pero hasta que España no cumpla el 100% este decreto, no sabremos hasta qué punto se podrá observar con más nitidez el cielos, ya que son medidas sin precedentes", reconoce, "aunque estará claro que se verá mucho mejor que ahora".