Elche

Gómez-Marín (Barcelona, 1981) es un físico teórico atípico. Investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), desde 2016 dirige el laboratorio de Comportamiento de Organismos en el Instituto de Neurociencias de Alicante. Últimamente anda integrando la física fundamental con la biología computacional y la filosofía continental para intentar averiguar más sobre la consciencia humana. Se trata de una etapa en la que ha coincidido con una experiencia vital que considera "un regalo", todo lo que vio en su experiencia cercana a la muerte. De todo esto habló el pasado viernes en las XVI jornadas “La Muerte y el Morir” de Elche, que este año se centraron en la conciencia en el proceso de morir. 

Y de esto profundizamos con él en una doble entrega de una entrevista extensa, pero interesante. Aquí va la primera parte, centrada en todo lo que recuerda de cuando estuvo, estima, unos diez segundos, prácticamente muerto. La segunda sale este lunes.

Cómo nos cuesta hablar de la muerte en Occidente. 

Sí, parece que sea un tema que, con solo decirlo no apetece. Cuando hablo en unas jornadas como las de Elche lo hago desde la ciencia, pero también de mi experiencia personal. Como el Martini de James Bond, 'agitado, pero no mezclado', hablo como neurocientífico yo como persona con una experiencia propia que no es muy larga ni la voy a dramatizar, pero que, como estudioso de la mente humana, me provocó una pequeña crisis.

[Las experiencias cercanas a la muerte no son alucinaciones: esto es lo que ocurre en tu cuerpo]

Una experiencia que puede ser un regalo, porque puede abrir puertas hasta preguntarse si la mente es más allá; si la mente es más que el cerebro o la actividad cerebral; esas son cuestiones que parecen filosóficas, pero no son lo son. Y cuando hablo de la muerte, suelo relacionarlo con otros fenómenos, que a mí me gusta llamar fenómenos que están a los márgenes de la conciencia, que tienen que ver con las experiencias cercanas a la muerte; los psicodélicos, que no solo se están poniendo de moda ahora, sino que se están estudiando mucho sobre ellos; o los sueños lúcidos.

En este momento, diría, estamos empezando a estudiar científicamente todo esto y, de alguna forma, saliendo del armario.  

¿Qué te pasó cuando casi mueres?

Pues, aparentemente, algo no muy problemático. No lo sabía entonces, ¿no? Pero perdí mucha sangre durante muchos días por unas venitas en el estómago, casi cuatro litros me tuvieron que reponer. Yo entonces me fui quedando muy débil hasta que me tuvieron que intervenir para cerrar esa herida. Por eso estuve al borde de la muerte, no por un accidente de tráfico gravísimo, ni estuve en coma ni nada, es lo que me pasó; es un incidente que hace 50 años me habría muerto, ahora si te lo encuentran, en media hora te lo resuelven. En mi caso, pues, estuvo entre una cosa y otra.

Me vi a mí mismo pero no en un túnel, que es horizontal, yo estaba en un pozo y miraba hacia arriba, donde entraba mucha luz y se asomaban tres figuras que venían como a recibirme.

¿Y qué fue lo que viste?

Me vi a mí mismo pero no en un túnel, que es horizontal, yo estaba en un pozo y miraba hacia arriba, donde entraba mucha luz y se asomaban tres figuras que venían como a recibirme. Entonces yo sentí que si les pedía ayuda para salir del pozo, pues que me iba al otro barrio, al otro mundo, y que si no, pero que si les decía 'no gracias, ahora no, todavía no', pues me quedaba.  Y eso fue lo que pasó, dicho así, a lo mejor fueron 10 segundos aunque, como en los sueños, no sabes si fueron 10 segundos o una hora, pero sí tuve esa sensación de estar en un umbral.

¿Lo notaste claramente o fue como un sueño borroso?

Sí, sí, claramente, y eso también depende de cada uno como sueña, hay gente que tiene sueños muy vívidos y los describe con mucho detalle y yo no, normalmente, no, pero a mí me estaba claro dónde estaba y lo que estaba haciendo. Y, aunque ya te digo que no sucedieron cosas mucho más estrambóticas, ni se me aparecieron ángeles ni miles de colores, ni un viaje por el universo con mucho detalle, pero lo que estaba pasando estaba bastante claro para mí en aquel momento, estaba en ese pozo y había luz al otro lado, y si salía no volvía y si me quedaba, sí.

¿Y eras consciente en esos 10 segundos de que te estaban muriendo?  No sé, ahora yo te lo cuento con mi recuerdo y mi interpretación es un poco inevitable, pero no, no creo que fuera consciente de que me estuviera muriendo, pero sí que tuve la lucidez de saber, que luego podemos discutir qué fue eso realmente, pero en mi experiencia fue la lucidez de saber que si salía de ese túnel, de ese pozo, me moría, eso sí. No era algo que pensaba, era algo que sabía con seguridad. Sabía que si salía me moría.

Sé quiénes son esas personas que vi en el pozo, pero nunca lo he contado porque he preferido preservarme algo de privacidad; no eran ni sanitarios ni familiares.

¿Esas tres personas que afirmas haber visto en este proceso, quiénes eran? ¿Quizás los sanitarios que te atendieron? Sé quiénes son esas personas, pero nunca lo he contado porque he preferido preservarme algo de privacidad. Te avanzo que no eran sanitarios ni eran familiares, podríamos decir que eran figuras, guías, yo les llamo guías. Figuras a las que yo tengo un apego particular mío, yo les llamaría guías.

¿Cómo se toman sus compañeros científicos en un campo como el de la ciencia, basado en la demostración, su experiencia tan singular cuando se la cuentas? 

Cuando les contado mi experiencia me escuchan con atención y con cariño incluso, te diría. Algunos de mis compañeros, quizás la mayoría me dicen 'qué bonito viaje', pero añaden, 'pero esto de realidad, poca, será más bien una ilusión, 'será tu cerebro cuando te está dejando de funcionar bien', '¿qué otra cosa puede ser? ¿verdad?' Claro.  ¿Qué podría ser si no? Si no que una alucinación, una ilusión, es que le faltaría oxígeno a tu cerebro, todo lo que tú quieras, menos atreverte a sugerir una hipótesis que nos mueve los cimientos de nuestra visión del mundo.

Y nos incomoda, ¿no? 

Sí, claro, incomoda porque estamos acostumbrados a lo familiar, y lo familiar es en neurociencia, y la ciencia en general, que la mente no es nada más que la actividad del cerebro, que todo está hecho de materia, y además ahí yo me río, siendo físico, me río con cariño también, porque siendo físico sé que los físicos sabemos que no sabemos muy bien qué es la materia. Entonces, cuando yo escucho a un neurobiólogo compañero mío, y digo, pero Alex, ya sabemos que en el fondo todo está hecho de materia, y que estas cosas que tú cuentas no es nada más que materia, y yo me río, digo que si los físicos ya hemos dejado esta idea de materia, ya hace 100 años que la hemos dejado atrás, porque nos hemos dado cuenta que no es tan fácil, no es tan sencillo, ¿no?

Entonces, bueno, ahí hay algunos compañeros que igual los interesan seguir discutiendo, y otros dicen, bueno, 'me tengo que ir, tengo cosas urgentes'.