Alicante

El Dr. Rodolfo Martín, jefe de Ginecología de Quirónsalud Torrevieja y Alicante, explica que un prolapso genital se produce por el descenso de uno o más órganos, entre los que se incluyen el útero, la vagina, la uretra, la vejiga, el recto, el colon sigmoide o el intestino delgado, desde su posición anatómica habitual. "Este desplazamiento se produce como consecuencia del fallo de las estructuras de soporte y puede alcanzar diferentes grados", afirma el facultativo.

Se trata de una afección que no es infrecuente. El 12% de las mujeres son intervenidas por prolapso genital a lo largo de su vida. Esta tasa supone hasta el 30% de la cirugía mayor ginecológica en nuestro entorno.

El Dr Martín señala que el prolapso genital en sus estadios iniciales suele ser asintomático, siendo un hallazgo casual en la exploración ginecológica. "El síntoma fundamental del prolapso es la sensación de bulto genital. Este síntoma se asocia de forma independiente a la gravedad del prolapso".

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Pero no es el único: "Otros síntomas que pueden asociarse al síntoma principal son la urgencia miccional, el aumento de la frecuencia miccional, la incontinencia urinaria de esfuerzo y/o de urgencia y sensación de dificultad miccional y de vaciado incompleto. Algunas pacientes refieren también dificultades ano-rectales: dificultad defecatoria (defecación obstructiva) que precisa maniobras manuales para expulsar las heces".

Además, el prolapso genital sintomático -prosigue el doctor- puede asociarse a disfunciones sexuales, siendo la más frecuente la dispareunia. Por eso cabe preguntarse si hay personas más propensas a esta afección. El Dr. Martín, por el contrario, asegura que "no existe un estereotipo de mujer que deba de tener un prolapso, pero si existen factores que lo pueden desencadenar".

Factores de desencadenamiento

Existen factores de diferentes clases que pueden provocar un prolapso genital. Por un lado, factores predisponentes: constitucional, por posibles alteraciones del tejido conectivo. De otro, factores favorecedores como el embarazo y el parto.

También hay factores agravantes: envejecimiento, obesidad, cirugía pélvica previa y todas aquellas situaciones que condicionan un incremento crónico de la presión abdominal.

Tratamiento 

Para el jefe de Ginecología de Quirónsalud en Torrevieja y Alicante los tratamientos dependerán "esencialmente de la clínica y de la afectación de la calidad de vida de la paciente".

Por esta razón existe un tratamiento médico concervador y otro de carácter quirúrgico. En el primer caso una vez diagnosticado un prolapso "se puede optar por medidas conservadoras cuando el proceso no afecte a la calidad de vida, no produzca clínica, esté contraindicada la cirugía o cuando sea deseo de la paciente (grado de recomendación C).

Este tratamiento comprende varios pasos: Eliminar o minimizar los factores de riesgo; intervención sobre el estilo de vida; tratamiento hormonal local, si procede; ejercicios del suelo pélvico: aunque no modifican el grado de prolapso, sí previenen el deterioro posterior, mejoran la calidad de vida y mejoran las condiciones locales para la eventual cirugía (grado de recomendación B); o, pesarios (grado de recomendación B).

Se utilizará un tratamiento quirúrgico cuando el  prolapso genital es una patología que afecte fundamentalmente a la calidad de vida de la mujer. "En el tratamiento quirúrgico del prolapso, se deben considerar las expectativas de la paciente con este tratamiento y los resultados obtenidos con las diferentes opciones quirúrgicas", asegura el Dr. Martín.

El objetivo del tratamiento quirúrgico es obtener un buen resultado anatómico de forma que el síntoma principal (sensación de bulto genital) quede resuelto desde el punto de vista de la paciente. También, procurar una mejoría de las disfunciones identificadas en el estudio preoperatorio y que por su naturaleza puedan ser corregidas quirúrgicamente.

Por eso, se aplican medidas encaminadas a prevenir la recurrencia del síntoma de prolapso y la aparición de nuevas disfunciones. Estos objetivos no siempre son alcanzables y dependen en gran medida de las características de la paciente y de la presencia de factores de riesgo de recidiva antes mencionados.

Elección del procedimiento quirúrgico

Los procedimientos quirúrgicos pueden ser de varios tipos: obliterantes, que son aquellos procesos que persiguen el cierre del hiato genital para contener el prolapso. Los hay reconstructivos, que tienen la misión de conseguir el mejor resultado anatómico y funcional (con o sin histerectomía concomitante, con cirugía asociada de incontinencia urinaria y fecal, y con eventual empleo de mallas). La vía de abordaje puede ser vaginal, abdominal abierta o laparoscópica.