La 'droga zombi', como se conoce al fentanilo, es ya un problema nacional de primer orden en Estados Unidos. Personas inconscientes que no tienen control de su propio cuerpo llenan las calles de ciudades norteamericanas a causa de una sustancia 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más que la morfina que en 2022 provocó 74.000 muertes, cifra superior a sus soldados caídos entre las guerras de Vietnam, Iraq y Afganistán. Ante este peligro, ¿qué riesgo hay de que llegue a Alicante?
El fentanilo se usa medicinalmente en una serie de fármacos que se recetan a personas con dolores muy fuertes, y es también utilizado en la mayoría de operaciones para que los pacientes no sientan dolor. En Estados Unidos se empezó a incorporar con su aprobación como analgésico en 1968 y la mala gestión, sumado al narcotráfico, ha hecho que se haya convertido en un asunto de primer nivel que ya guía una parte importante de la política del Gobierno de Joe Biden.
Esta ayuda o veneno, dependiendo de para que se use, se crea íntegramente en laboratorios con procesos químicos, a diferencia de otras drogas que salen de plantas, como la heroína, que se crea con vainas de semilla de amapola, y la cocaína y la marihuana, que tienen sus propios vegetales.
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Este tipo de opiáceo entra al gigante americano de forma ilegal a través de México, donde se sintetiza con materiales que viajan desde China. Mientras que para fines médicos se crea en fábricas controladas, pero ¿qué es lo que impide que traspase las fronteras y cause un problema sanitario en España?
La principal diferencia que hace a España un país protegido ante esta epidemia es su estricto control en el uso de la sustancia. Los españoles, también los alicantinos, consumen fentanilo si así lo determina un estudio individualizado del paciente.
La cantidad debe ser mínima, porque puede provocar una adicción, por lo que hay que medir de forma precisa la dosis que se consume y la que se retira una vez comenzado el tratamiento por la dependencia que puede experimentar el paciente. A pesar de este control, la Policía Nacional sigue de cerca la evolución de esta catástrofe social.
El portavoz del cuerpo en Alicante, Cristián Plazas señala que desde la provincia poco pueden hacer para prevenir su entrada y distribución, ya que "en España los casos son muy pocos o casi nulos. Es desde Madrid donde se comunican con diferentes países si hay alguna alerta".
"Se puede prevenir como se hace con la cocaína, incautando cantidades importantes y colaborando con las autoridades de otras zonas de España, nos comunicaríamos inmediatamente si aparecieran lotes en cualquier punto del territorio", asegura.
Además, si sale un fentanilo de una farmacéutica, lo sabemos", indica. Por el momento, la Policía Nacional de la provincia está atenta para estar preparada ante una situación que "causaría una alarma social muy grande, algo que ya ha hecho sin ni siquiera llegar a nuestro país", afirma el agente.
En España el 15,8 % de la población de entre 15 a 64 años reconoce haber consumido analgésicos opioides con o sin receta en alguna ocasión, aunque el porcentaje de personas que dice haberlos consumido sin receta es únicamente del 1,5 %, según datos del Informe Nacional EDADES de 2022 del Plan Nacional de Drogas. Estas cifras se distancian de los inflados números estadounidenses. Proporcionalmente, en España tendrían que morir al año casi 11.000 personas para llegar a los extremos que al otro lado del Atlántico están viviendo.
Drogas instaladas en Alicante
Mientras que mantiene los ojos abiertos para controlar la llegada de nuevas drogas, la Policía Nacional sigue trabajando para combatir el tráfico de las ya instaladas en la provincia. Durante 2023 se han batido los números de años anteriores porque se intervinieron en dos grandes operaciones cuatro toneladas de cocaína y otras cuatro de marihuana, "algo que no se realiza todos los años", expresa el portavoz policial.
Estas sustancias han tenido una evolución diferente. "La marihuana da para escribir un libro, porque ha pasado de plantarse en sitios escondidos por valientes a estar organizada por mafias. Los que más mueven este negocio ilegal son los chinos y los búlgaros, que contratan a terceras personas para que realicen ellos las plantaciones, sobre todo dentro de sus viviendas", apunta lo que dispara el número de plantas y el comercio. Con todo, contra la marihuana "se está actuando bien y con eficiencia", manifiestan desde la Policía.
Otra que está integrada en Alicante y que ocupa el segundo puesto en intervenciones, pero el primero en tráfico por su mayor valor y peso, es la cocaína. "Una gran plantación de marihuana con muchas plantas a lo mejor en kilos son solo 200, por lo que la cocaína ocuparía el primer lugar en cuanto a valor".
El podio lo cierra el hachís, y le siguen otras de aún mayor riesgo para los consumidores por sus efectos, tales como la heroína, éstaxis o caballo. El agente explica que estás sustancias son muy perjudiciales por sus componentes sintéticos, y resalta que "Alicante tiene mayor actividad de tráfico de drogas que otros territorios por su población, clima y fiesta".