Alicante

El ajetreo y los miles de estímulos del día a día actual hace que los acontecimientos parezcan pasar al doble de velocidad. Puede que de ello se hayan visto perjudicados los profesionales sanitarios de Alicante, que han pasado de ser aplaudidos por su labor durante la pandemia a ser los segundos más agredidos en toda España en el 2023, tan solo por detrás de Málaga.

Alicante es la segunda, pero podría ser la primera, ya que la diferencia con su provincia espejo de la Costa del Sol es tan solo de un suceso. Durante 2023 se han registrado un total de 315 denuncias en todo el territorio nacional, siendo un 54 % por agresiones verbales y un 46 % por agresiones físicas. La oscura lista la lidera Málaga con 34, Alicante con 33 y Madrid con 24.

En la Comunitat Valenciana, la terreta arrasa. Multiplica por más del triple las agresiones en Valencia (10) y está a años luz de los datos de Castellón (1). El informe de la Policía Nacional que ha dado a conocer estos números ha dejado sorprendidos a los propios profesionales alicantinos.

[La mujeres médicos, víctimas principales de las agresiones verbales a facultativos en Alicante]

La secretaria de Acción Sindical del Sindicato de Enfermería de la provincia de Alicante (Satse), Emilia Guevara, asegura que las cifras les han pillado por sorpresa, sobre todo teniendo en cuenta a las otras provincias valencianas y la diferencia con el resto del país.

Aunque la estadística es nueva, el problema viene de atrás. "Siempre hemos dicho que teníamos que actuar y actuar cuanto antes, reclamamos a las administraciones mayor coordinación y una acción conjunta contra las agresiones", señala la responsable.

Guevara afirma que tienen "un programa de atención porque llevamos muchos años trabajando para acabar con el problema de la violencia hacia enfermeras y fisioterapeutas y sobre todo para ayudar a todos los profesionales que han sufrido cualquier tipo de agresión".

La secretaria explica que, aunque los números son altos, no reflejan la realidad de muchos trabajadores que tienen que aguantar estas actitudes en su entorno laboral y que no quedan registradas al no denunciarlo. "Los que denuncian son una mínima parte del total, por eso realizamos llamamientos para que no se deje pasar ni un solo acto", añade.

Desde la entidad atribuyen la posición de Alicante a "la saturación total" de la sanidad en la provincia. La poca cobertura que hay además tiene que soportar una cantidad enorme de población flotante que no queda registrada en las cartillas sanitarias.

"Departamentos de salud como pueden ser los de San Juan, Marina Baixa o el de Alicante ciudad son centros y hospitales en los que atienden a muchísima gente, y la saturación la pagan con el personal que se encuentra en primera fila", lamenta Guevara.

Que Málaga comparta los puestos más altos de la lista no parece casualidad si se tiene en cuenta que son dos provincias con un nivel de turismo, tamaño e infraestructuras similares que se enfrentan a los mismos retos a la hora de atender a locales y extranjeros.

La "revalorización" que experimentó la profesión durante la pandemia parece que la han perdido en un par de años. La representante de Satse expresa que esa etapa "ha quedado en el olvido porque teníamos que salir a flote", pero recuerda que es necesario tener presente "quienes han estado dándolo todo". Así, atribuye esa falta de atención y reconocimiento posterior a las administraciones, ya que "algunas agresiones vienen motivadas por sus actuaciones".

Mujeres y acoso digital

El perfil de las víctimas de las agresiones del año pasado corresponde en un 60 % a mujeres, con una franja de edad entre los 36 y los 55 años, representando los hombres el 40 % restante de las víctimas. Estos datos son reafirmados por la secretaria, que señala que 8 de cada 10 enfermeras han sufrido durante toda su trayectoria profesional algún tipo de amenaza ya sea verbal o física, según encuestas de Satse.

Al igual que queda mucho por avanzar en el terreno de la seguridad, también hay margen de mejora en las condiciones de las enfermeras, que tienen que vivir, según la profesional, con "consideraciones de género que han condicionado nuestro crecimiento profesional, porque deberíamos haber superado los roles sexistas en una profesión donde el 85 % son mujeres".

Con las nuevas tecnologías también han surgido otros desafíos para los sanitarios, que en ocasiones tienen que aguantar insultos y acoso por redes sociales. La identificación con nombre y apellidos hace muy sencillo el trabajo a agresores que no tienen suficiente con increparles en el hospital. "Hay casos de pacientes muy ofendidos que han insultado a enfermeras por redes sociales tras hacer una búsqueda", manifiesta Guevara, que cree que la solución pasa por replicar la fórmula de identificación de otros sectores, como el de la Policía, para ajustarse a los nuevos tiempos.

En Satse realizan campañas de concienciación con el objetivo de que haya una tolerancia cero frente a esas agresiones. Mantienen un servicio telefónico permanente las 24 horas de los 365 días y asesoran a las víctimas sobre todas las medidas que puede emprender y adónde dirigirse para presentar una denuncia, así como cuentan con abogados y psicólogos.