Jorge Azcón y Pedro Sánchez se verán por primera vez el próximo jueves en la Moncloa en una reunión de la que Aragón espera salir con compromisos en forma de euros. Para llegar hasta aquí han sido necesarias semanas de trabajo, no solo en el Pignatelli, sino con el gabinete del líder socialista. Pero, ¿qué se puede esperar de este encuentro? ¿Qué sucedió en el que mantuvo Javier Lambán con Mariano Rajoy? ¿Y con Sánchez?
La reunión del próximo día 10 no será una bilateral al uso, ya que se enmarca dentro de los encuentros que el presidente del Gobierno central está manteniendo con todos los líderes autonómicos y no en la ‘cláusula’ que recoge el Estatuto de Autonomía. Esto no quita para que la expectación sea máxima. Especialmente tras conocerse las 44 exigencias que el PP ha trasladado a Sánchez en materia de financiación, energía, vivienda o infraestructuras.
El trabajo en el Pignatelli comenzó nada más convocarse la reunión, hace aproximadamente tres semanas. Ese día se reclamó a todos los departamentos informes con los asuntos pendientes para marcar prioridades. Los hay que llevan años a la espera de presupuesto, pero otros, destacan desde el Ejecutivo autonómico, no requieren de miles de millones, sino que bastaría con arrancar un compromiso para agilizar los plazos.
Entre los asuntos a tratar también se incluyeron temas de actualidad como la política energética y aportaciones de los grupos de la oposición. El resultado: los conocidos 108 folios enviados a la Moncloa el pasado viernes.
Pese a la diferencia de color político, la relación con el gabinete de Sánchez, liderado por Diego Rubio, ha sido “correctísima”. Los informes del Pignatelli no serán, en todo caso, los únicos que manejará Sánchez este jueves. La propia Delegación del Gobierno en Aragón envía reportes periódicos a Madrid para informar sobre la actualidad y los proyectos pendientes en Aragón, y ha habido bilaterales en las que incluso se ha pedido documentación a la oposición.
Las partes dan por hecho que Sánchez irá “estudiado” a la reunión, pero en la Comunidad cunde el escepticismo. Sobre todo tras el resultado de los encuentros con otros presidentes autonómicos. “No creemos que a Aragón se le vaya a dar un trato singular”, resumen las citadas fuentes.
En otras legislaturas, las bilaterales pusieron sobre la mesa asuntos tan importantes como las obras hidráulicas, las carreteras o proyectos concretos como la cesión del pabellón de España de la Expo o la segunda fase de la elevación de aguas del Ebro a Andorra. Que todo esto vuelva a aparecer entre las exigencias de Aragón evidencia que, pese las buenas intenciones, hay cuestiones que siguen sin desatascarse. “Suele haber pocos resultados, y habitualmente, a largo plazo. Pero siempre hay cosas que se desbloquean tras estas reuniones”, explica una de las personas más cercanas al expresidente Javier Lambán.
A priori, esta vez no habrá intercambio de ‘presentes’. “No creo que estemos para regalos”, aseguran desde el Pignatelli. Aunque tampoco se puede descartar un cambio de última hora, lo cierto es que Azcón viene siendo uno de los barones más críticos con Sánchez. El pasado viernes escribía en su cuenta de X (antes Twitter) que el pacto entre PSOE y Bildu para reformar la Ley de Seguridad Ciudadana le daba “asco”, palabras que repitió en rueda de prensa, donde aseguró que este acuerdo era lo peor que había hecho el Gobierno desde la ley del ‘solo sí es sí’.
En 2018, Lambán, entonces presidente de Aragón, le regaló a Mariano Rajoy una caja de espárragos. Y aunque pueda parecer chocante, tenía su porqué, ya que pertenecían a la huerta de Quinto, que había sido arrasada por una de las riadas del Ebro hacía pocos días.
Pocos meses después, en una reunión con Sánchez dentro de una ronda de presidentes similar a la actual, el secretario general del PSOE-Aragón obsequió a su ‘camarada’ con unas ediciones facsímiles del Diccionario Estadístico Geográfico Histórico 1845-1850 de Zaragoza, Huesca y Teruel de Pascual Madoz, en el que se abordan temas tan importantes para Aragón como la despoblación, el territorio o las comunicaciones.
Pasada la reunión, en el horizonte se vislumbra ya la Conferencia de Presidentes de diciembre, reclamada desde la DGA hasta en tres ocasiones. Para la bilateral que recoge el Estatuto, sin embargo, sigue sin haber fecha. La última se convocó en 2018. De eso hace ya seis años.