Judit Macarro
Zaragoza
Publicada

Un número de tres cifras, fácil de recordar y de rápido marcaje se convirtió en el epicentro de cientos de llamadas aragonesas el pasado martes, 29 de octubre. Concretamente, fueron 337 los incidentes atendidos por el 112 en Aragón, aun cuando todavía no había llegado la catástrofe a la comunidad.

A última hora de la tarde, de cara a lo que iba a ser una intensa noche, comenzaron a llegar las primeras llamadas de emergencia. "Las líneas en la Comunidad Valenciana estaban saturadas. Aquí no había problemas, pero la gente no podía contactar con sus familiares, pareja o amigos y llamaban a emergencias en busca de respuestas", cuenta el jefe de servicio de Seguridad y Protección Civil, Jorge Crespo.

Comunicación "imposible"

Sin línea con la que poder contactar, la solución de los técnicos para enviar los mensajes fue "usar el correo electrónico", por donde hicieron llegar todos y cada uno de los avisos de los afectados. Una coordinación en paralelo con el servicio de Valencia que Crespo describe como "muy complicada", más bien "imposible" por la saturación de la señal.

Esta primera jornada fue el aviso de lo que iba a llegar a la comunidad: "Un fenómeno extraordinario, aunque sin mucha gravedad en comparación", puntualiza.

Y, aún cuando parecía que la noche no iba a acabar, llegó el segundo día: miércoles, 30 de noviembre. El agua comenzó a caer con fuerza en el Matarraña, la zona del Bajo Aragón, del Maestrazgo y del Huerva, principalmente. Las previsiones de la Aemet decretaron la alerta roja en estos municipios. Fue entonces cuando "se activó el plan de meteorología adversa poniendo en coordinación a todos los sistemas de emergencia en la comunidad", detalla Crespo.

Bomberos, sanitarios, Guardia Civil y distintos servicios de rescate gestionados desde una plataforma que llegó a registrar las 314 incidencias. Ahora sí, únicamente ocasionadas en la comunidad aragonesa. 

No obstante, "aquí no vivimos nada que no hubiéramos visto antes", menciona. Se remonta así hasta el 6 de julio de 2023, cuando en Zaragoza se inundó el Tercer Cinturón. "Si la media diarias son 1.600 llamadas, aquel día se duplicaron hasta las 2.700", incide, y añade que este tipo de emergencias "se viven con cada DANA que llega a la comunidad". 

Protocolo

Pero, ¿cómo se gestiona la situación desde la sala del 112? "En cada llamada lo más importante es la formulación de las preguntas, que están marcadas por el protocolo. Lo primordial es conocer que lo necesita la persona en situación de riesgo", explica Crespo.

En función de la tipología de la llamada, se ponen en marcha unos servicios determinados. "Es entonces cuando se coordinan los distintos sistemas de emergencia para socorrer a los afectados", apunta.

En el caso de fenómenos extraordinarios, como la DANA, el protocolo a seguir se divide en diferentes fases. Durante los primeros días, "cuando la tormenta aún ha estado presente", los sistemas de emergencia se han centrado en aportar a los municipios afectados "los suministros básicos". Es decir, luz y agua.

De cara al fin del temporal, la siguiente etapa (que comienza con el fin de las lluvias) se centra "en la recuperación de las zonas afectadas", describe el jefe de servicio de Seguridad y Protección Civil. Por lo que, a partir de este viernes, los efectivos estarán trabajando para restaurar los servicios básicos en los municipios afectados.