"El pueblo salva al pueblo" es uno de los mensajes que se han difundido durante estos días por las redes sociales para ilustrar la solidaridad de todos los españoles ante el paso de la DANA, la mayor catástrofe natural de la historia en el país. Todo el mundo, desde cualquier punto de España, ha mostrado su apoyo y su colaboración para ayudar, de la forma que sea, a los afectados.
En concreto, Aragón se ha volcado completamente para apoyar a la Comunidad Valenciana. Donaciones económicas, de comida o de material, envío de profesionales y medios, o incluso propios voluntarios. Son muchos los aragoneses que han acudido de manera individual a las zonas más afectadas de Valencia para llevar productos y ayudar con sus propias manos a los vecinos.
Uno de ellos es el zaragozano Álex Embid, un joven que, junto a otros dos amigos, acudió a Valencia el pasado sábado con su coche. Tras hablar con varios conocidos residentes allí "desesperados" por la situación, decidieron ir a ayudar. "No teníamos nada organizado, fue de un día para otro", explica. Así pues, los tres voluntarios salieron a las 6.00 de la mañana el pasado día 2 de noviembre.
En cuanto a los accesos y la manera de llegar, es algo que les tenía "preocupados" por las informaciones que había. De hecho, algunos de sus compañeros decidieron no ir a última hora por miedo de no poder entrar en las zonas. "Yo le pregunté a un amigo de Valencia cómo acceder y me explicó que teníamos que entrar por la V-21, porque la V-30, la V-81 estaban cortadas. No nos encontramos ningún control. Además, pudimos aparcar al lado del Hospital de la Fe de Valencia", cuenta el aragonés. Aunque, eso sí, afirma que no sabe cómo está ahora la situación para entrar.
Antes de llegar pararon en Teruel a comprar material con varias donaciones que habían recibido de conocidos. "Lo pusimos en Instagram y mucha gente nos escribió y nos mandó donaciones para comprar cosas". Así pues, cargaron el coche de unas ochos palas, cubos o botas de agua.
Una vez allí, Alejando relata que había una "falta de organización brutal" con los voluntarios. "Llegamos al puente que cruza hacia Paiporta, era un río de gente, con palas, con escobas, con todo y la única organización eran cuatro o cinco Policías Nacionales que estaban controlando el paso en el puente", argumenta.
Después, les dijeron que en Paiporta ya había demasiada ayuda, que es la zona que más ha salido en las noticias, por lo que siguieron andando hasta Catarroja. "Vas recto y vas pasando de un municipio a otro, lo miramos luego en el iPhone y habíamos hecho 22 kilómetros y medio, pero hay zonas en las que prácticamente no ha llegado gente voluntaria porque están más lejos, así que estuvimos por la mañana en Catarroja y por la tarde en Massanassa".
Cuando los tres aragoneses llegaron al municipio preguntaron a la gente de las calles donde se necesitaba más ayuda y según cómo estaba organizado iban a un lado u otro. No obstante, lo primero fue ofrecer el material que habían comprado, ya que la gente trabajaba con zapatillas y podían sufrir heridas o infecciones importantes.
Así pues, Álex Embid cuenta que estuvieron con una familia que tenía la casa completamente inundada. "Estuvimos limpiando toda su calle y el acceso para poder sacar los muebles y todas las cosas que tenían dentro. Estaba destrozada y lo que más les interesaba era sacar todo hacia la calle, limpiar la casa y poder volver a tener las condiciones de habitabilidad mínimas".
Después de horas, cuando ya no se podía quitar más agua de la vivienda ni ayudar en ese punto, pusieron rumbo a Massanasa.
Los zaragozanos estuvieron en la casa de un chico, también destrozada. "La altura del agua en la primera planta no tenía sentido", confiesa. Además, relata que la familia deseaba poder guardar alguna foto o algún recuerdo, aunque también les preocupaba poder cerrar las puertas de la casa, ya que estaba habiendo saqueos. Por ello, la prioridad fue ayudarles a limpiar la entrada de barro para conseguir cerrarlas.
En esa tarea también colaboraron varios policías nacionales que se habían organizado entre ellos para ir de manera voluntaria y no oficial a ayudar a Valencia durante el puente.
Pero, sin duda, otra de las labores más importantes además de lo material, es poder hablar con la gente, escucharles y entender qué necesitan. "Te contaban que habían perdido todo, que eran autónomos, se habían quedado sin casa, sin negocio, sin un coche con el que ir a trabajar. No saben de qué van a vivir. Viven el día a día sin saber que van a comer al siguiente", manifiesta Embid.
Además, transmite que lo que pedían las familias es que la gente no se olvide en unos meses, porque el trabajo ahí va para muy largo y su vida no volverá a ser la misma.
Un contexto inimaginable
Ya en Zaragoza, Álex Embid describe lo que se vive ahí como "un escenario de guerra" y algo que no se hubiera podido imaginar de ninguna manera.
"Con las redes sociales se ve bastante la verdad, pero una vez que llegas allí es que es por todas partes, no es que sean dos o tres calles de cada municipio, es entero, pases por donde pases, está todo destruido, hay coches destrozados, apilados unos encima de otros, las casas reventadas, los comercios, fruterías. Todo lo que te puedas imaginar es poco. Son kilómetros y kilómetros y kilómetros en los que solo hay destrucción y es un drama es terrible", retrata.
"Psicológicamente es durísimo. No habría imaginado vivir algo así, es desolador, es el infierno", expresa todavía con incredulidad.
Una de las cosas que más les impactó a los tres fue ver las caras de la gente que volvía mientras ellos iban hacia Catarroja: "Parecía que venían de la guerra. La gente iba manchada de los pies a las orejas de barro, con los pantalones y las zapatillas destrozadas".
Por último, el zaragozano cuenta que con el resto de donaciones que recibieron van a volver este viernes con más gente y más medios para seguir colaborando y ayudando a unas personas que lo están pasando realmente mal.