Ailen Alvarez Santana estaba a punto de dar a luz cuando la DANA sacudió la Comunidad Valenciana. A su casa, en Catarroja, uno de los municipios más castigados, llegó a entrar metro y medio de agua, y por momentos, temió lo peor. La suerte quiso que, días después de la tragedia, conociera a Jorge Escario, director gerente de Sarga e integrante del dispositivo del 112 Aragón.
Desde entonces, los voluntarios aragoneses se han convertido en sus ángeles de la guarda. Esta misma semana le han llevado un ramo de flores con un peluche y una nota firmada por el presidente de Aragón, Jorge Azcón.
Catarroja ha sido uno de los pueblos más castigados por la DANA. ¿Cómo ha vivido todas estas semanas?
Lo he llevado mal pese a que he intentado estar bien. Cuando pasó, estaba a punto de dar a luz. Esa noche nadie imaginaba lo que nos venía encima. Hubo un momento en el que me vi en una primera planta con la calle llena de agua. Supuestamente, vivimos en la zona alta de Catarroja, pero llegó a entrarnos metro y medio y yo tenía que estar tranquila. Solamente pensaba ‘si me pongo de parto aquí, no sé qué va a pasar’.
Llamábamos a emergencias porque teníamos enfrente a unos chicos de una peluquería que no podían salir. Y como no contestaban, mi cabeza iba a más. Yo decía, ‘como me pase algo, estos ni contestan’.Esa noche, entre que no había luz ni conexión a internet… Imagínate, mis nervios, las hormonas del embarazo… Lo llevé muy mal.
Pero Lucas no nació esa noche...
No, gracias a Dios no fue esa noche. Al día siguiente amanecimos con la puerta de casa taponada por siete coches, barro, cañas, basura… Mi familia tenía que brincar por encima para salir y buscar cosas que necesitaba.
Yo eso no lo podía hacer y estuve tres días encerrada en casa. Igualmente, con el pensamiento de ‘si me pongo de parto, ¿yo qué hago aquí?’ Mi marido contactó con unos voluntarios del pueblo que llevaban un tractor y, al saber la situación que teníamos, vinieron y me liberaron la puerta.
Y luego no fue hasta los diez días, cuando vino la gente de Aragón, cuando limpiaron las calles y quedaron despejadas. Todo el entorno se había convertido en un foco infeccioso de ratas, basuras y a saber cuántas cosas más.
Aunque se adelantó, Lucas no nació entre todo eso porque cuando él vino, la calle ya estaba limpia. El director gerente de Sarga, Jorge Escario, se encargó de que se quedara arreglada.
"Cuando vinieron, me di la vuelta y vieron que estaba a punto de dar a luz enseguida avisaron a los médicos para asegurarnos de que todo estaba bien"
¿Cómo fue la primera toma de contacto con los voluntarios aragoneses?
El primer contacto fue a través de Jorge Escario. Vino con otro señor y estuvieron aquí abajo. Ellos no sabían que había una persona embarazada y yo estaba al fondo del taller del almacén en el que entró el agua limpiando piezas de fontanería. Y claro, cuando me llamaron, me di la vuelta y vieron que estaba a punto de dar a luz enseguida avisaron a los médicos. Jorge me dijo, ‘espérate, que en diez minutos vienen a revisarte, queremos asegurarnos de que estás bien’.
Y así fue. En diez minutos tenía aquí médicos y todo. Me revisaron y esa fue mi primera toma de contacto con él. Le expliqué que tenía concertado el parto para dar a luz en un centro privado y que al ponerme en contacto con la Seguridad Social, con el 112, no me aseguraban llevarme ahí, sino a uno público.
Entonces, él me dijo ‘no te preocupes Ailen, que en el momento en que necesites desplazarte, tú me llamas y de las ambulancias que tenemos a nuestra disposición, yo te pongo una’. Y así fue. Porque la noche antes de dar a luz me encontraba mal y solo tuve que llamarle.
En diez minutos tenía una ambulancia de Aragón aparcada en la puerta de mi casa que me llevó al médico para que me revisaran y se aseguraran de que todo estaba bien. Estuvieron conmigo una doctora y una enfermera de Zaragoza.
¿Cómo fue el parto?
Al día siguiente ingresé en el hospital y llegó Lucas. Entonces me llevaron unos voluntarios de Silla, un pueblo que está muy cerquita de aquí. Y la verdad es que súper bien.
El contacto con Jorge Escario ha seguido desde entonces. Él es presidente de los Danzantes de Huesca y cuando volvió allí de descanso les contó mi historia y quisieron tener un detalle conmigo. Me han regalado la silla del coche, que la perdimos en la DANA, para mi hijo Yoni, de cinco años.
La verdad es que no puedo estar más agradecida. La gente de Aragón ha llegado a mi vida como ángeles de la guarda. Después de los voluntarios que me despejaron la puerta, todo el contacto que he tenido ha sido con voluntarios de Aragón. Me siento un poquito privilegiada.
Entiendo que todos han tenido en cuenta que acabo de dar a luz a un bebé y que es un poco frágil. Para él, todo el tema del aire y demás... Hay muchas calles a mi alrededor y están todas todavía un poco mal, la verdad.
"Lucas está espectacular, gracias a Dios. Ahora tiene ya 11 días. Está muy sano, aunque de momento apenas bajamos a la calle"
¿Cómo está Lucas?
Está espectacular, súper bien, gracias a Dios. Muy sano, ahora ya tiene 11 días. De momento, eso sí, no bajamos a la calle. Solamente lo hicimos hace dos o tres días, cuando vino un dispositivo de Aragón, del Infoar, a traernos un ramo de flores, un peluche y una nota firmada por Jorge Azcón.
¿Cómo se plantea la vida después de la DANA?
[Suspira] Me gustaría contestar a esa pregunta. No lo sé, supongo que intentaremos recuperar el pueblo y seguir con nuestra vida. Esto nos ha marcado para siempre.
¿Tiene más familia en Catarroja?
Sí, mi madre está aquí en Catarroja, pero bueno… Gracias a Dios vive en un primer piso y no le afectó directamente la DANA. En nuestro caso, afectó a los coches, las furgonetas de la empresa, el almacén, la maquinaria… Todo. Y emocionalmente, todo lo que quieras. Nos ha dejado marcados y, en parte, un poco destruidos.