La violencia de género es una lacra que sigue presente en la sociedad en la que vivimos. Un total de 4.943 mujeres fue víctima de violencia de género en 2023, un 21,5 % más que el año anterior, según el informe anual del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género.
Sofía (nombre ficticio para preservar su identidad) forma parte de ese número que no para de engrosarse cada año. Esta mujer sufrió durante 15 años violencia física y psicológica por parte de su actual exmarido en un pueblo de la España vaciada.
Sin embargo, esta superviviente llevaba a sus espaldas años de violencia doméstica en su propia casa: "Había normalizado agresiones ya desde mi casa porque mi padre también era un maltratador", señala. Durante años vivió en una vorágine de agresiones, de las que no pudo salir hasta 2019.
Haciendo memoria, Sofía recuerda perfectamente cuando comenzó todo con apenas 27 años: "La primer agresión que yo recuerdo a nivel psicológico fue en agosto de 2004 cuando después de que se atrancara el coche en un camino de tierra y no pudiera sacarlo me empezó a decir 'estúpida', 'no vales para nada', 'eres una payasa'", reconoce.
"Había normalizado agresiones ya desde mi casa porque mi padre también era un maltratador"
A partir de ahí comenzó la escalada de violencia en la que en escasos meses ya se convirtió en agresiones físicas: "La primera fue en octubre de ese 2004 cuando me intentó clavar un destornillador mientras estábamos arreglando un radiador", recuerda. Y de ahí las agresiones fueron escalando: "En enero de 2005 me violó y me dejó embarazada. Él me obligó a abortar sin que nadie se enterase y me amenazó que si se enteraba alguien me iba a cortar el cuello".
En esos momentos reconoce que entró en un bucle de miedo y terror en donde llegó a acceder a casarse con él: "Yo veía lo que ocurría en casa de mi madre, lo tenía tan sumamente asumido pues que me decía si mi madre está aguantado, tendré que aguantarlo yo también", admite.
Con ello, vino el aislamiento tanto social como familiar: "Desde el primer momento tenía muy buenos límites con mi familia e incluso me llegó a decir que ellos ejercían violencia sobre mí. Y con mis amigas era igual, todas eran malas", señala Sofía.
"Mi hijo me pedía que nos fuéramos, que no podía aguantar más".
En una de las continuas violaciones de las que era víctima, llegó a quedarse embarazada: "Me dijo que había que continuar con el embarazo. Eso sí, bajo la amenaza de que si se enteraba que era de otra persona, mataba a la otra persona, al nene y después me mataba a mí", recuerda.
A partir de ahí, su hijo comenzó a ser testigo, sobre todo, de la violencia psicológica que ejercía ante ella que hasta en algunas ocasiones le pidió que salieran de ahí: "Mi hijo me pedía que nos fuéramos, que no podía aguantar más".
Ahí las cosas comenzaron a cambiar para Sofía. Sin embargo, el detonante definitivo para dar el paso de dejar atrás todo aquello fue cuando en mayo de 2019 su hijo le advierte: "Me dijo que su padre le había dicho que cuando llegase por la noche me iba a matar". Tras ello, pone la primera denuncia.
Sin embargo, las cosas no acaban ahí ya que comienza un litigio y una "violencia institucional": "En la comisaria llegaron a preguntarme '¿por qué no había denunciado antes?', me quedé en shock", recuerda.
Este fue el primer paso y tras más de dos años de lucha en los tribunales lleva sin ver a su hijo más de un año: "En el juicio de medidas definitivas en mayo de 2021 me retiran la patria potestad de mi hijo alegando que soy una mala influencia para él por 'conductas extravagantes'", explica Sofía.
"He pasado de ser víctima a verdugo. La justicia no me ha dado la posibilidad de poder demostrar todo lo que yo he estado contando", reclama. Así, desde 2023 no ve a su hijo a petición de este: "Me dijo que no me quería ver más, todo porque yo había rehecho mi vida", lamenta.
"Se puede salir de la violencia de género"
Así vive con la preocupación constante de que su hijo se encuentra en un entorno de "violencia y manipulación". De esta manera, la terapia le ha ayudado a tratar todo lo ocurrido a lo largo de los años, lo que ha supuesto también un reto: "Lo peor ha sido darme cuenta de todo lo que he vivido. El tema de mi hijo me afecta mucho porque la verdad que la violencia que yo he vivido puedo más o menos sobrellevarla. Pero lo del tema de hijo lo llevo muy mal porque es un menor que está en manos de un maltratador", reconoce.
Esta situación vivida a largo plazo le ha provocado grandes problemas tanto psicológicos como físicos: "Tengo hemorragias vaginales debido a las violaciones que he sufrido, sufro continencia total de heces, temblores, pesadillas nocturnas", enumera Sofía.
Esta superviviente tiene un mensaje para todas aquellas mujeres que se encuentran en una situación que ella ha sufrido: "Se puede salir de la violencia de género, pero con estas ayudas de estos profesionales que están día tras día luchando a nuestro lado. Estamos aquí para ayudarnos entre nosotras", concluye.