
Uno de los tranvías de Zaragoza, a su paso por el paseo de la Independencia. E. E.
De balizas a triángulos luminosos: las medidas que ha añadido el tranvía de Zaragoza para ganar seguridad
La prueba que se va a poner en marcha en Romareda, San Francisco y César Augusto se une a una larga lista de acciones para evitar accidentes.
Más información: Zaragoza mejorará la seguridad en la parada del tranvía donde murió una niña en diciembre: estas son las nuevas medidas.
El atropello mortal de una niña de 12 años el pasado mes de diciembre hará que el tranvía de Zaragoza refuerce su seguridad en las paradas más cercanas a los colegios. Se actuará como experiencia piloto en Romareda, Plaza San Francisco y César Augusto con nuevos avisos sonoros y lumínicos e incluso cambios del trazado peatonal. Pero esta no es la única vez que se han añadido 'extras' en el trazado para evitar accidentes.
Desde 2011 han sido varias las medidas que se han ido probando con mayor o menor suerte. Las hay, como los triángulos luminosos que se instalaron en los giros a la derecha del Actur, que consiguieron cortar de raíz los choques entre vehículos particulares y tranvías, mientras que otras, como las charlas que se han impartido ya a 35.000 estudiantes, buscan crear concienciación más a largo plazo.
En ellas se les explican los elementos de seguridad vial. Según apuntan desde Los Tranvías, el contenido se va a reforzar próximamente fruto de la colaboración y los intercambios de información con Policía Local. En los últimos años también se ha trabajado con los centros de mayores del Ayuntamiento y con asociaciones como Stop Accidentes.
Desde Los Tranvías aseguran que la seguridad está "en el ADN" de la línea 1 desde la fase de proyecto, con medidas y protocolos "muy precisos" e informes tras cada incidente en busca de fórmulas para mejorar.
A muchos conductores, sin embargo, les costó acostumbrarse a los Urbos 3 durante los primeros años. Esto hizo que tramos como la rotonda de Toulouse o el Actur se convirtieran en un punto negro y llevaran a las asociaciones de vecinos a exigir medidas para reducir el número de accidentes.
Fruto de esas reivindicaciones se implantaron los triángulos luminosos de peligro en el Actur, que se activan al paso del tranvía. Esta 'sencilla' medida redujo drásticamente el número de incidentes y sigue funcionando años después.
Su 'evolución' fueron las balizas que comenzaron instalándose en la parada de La Romareda y que, poco a poco, fueron extendiéndose a otros puntos críticos del trazado como la plaza de Aragón, el paseo de la Independencia, la plaza de España o el entorno del centro comercial Grancasa, en el Actur.
Su funcionamiento es sencillo: ante la proximidad del tranvía, se encienden en rojo y parpadean. Tal ha sido su acogida que el Ayuntamiento ha decidido exportar el modelo a la avenida de San José y próximamente lo llevará a Conde de Aranda o la avenida de Valencia, donde existen carriles en contradirección que conviven con el bus urbano.
Cero distracciones
Las distracciones han sido otro de los grandes enemigos de los Urbos 3 en estos más de 13 años. Campañas como el 'Para, mira, pasa' han tratado de hacer ver la necesidad de respetar la señalización vertical y horizontal a la hora de cruzar. También se hicieron acciones específicas sobre el mal uso de cascos y teléfonos móviles.
A todas estas medidas se unen, además, los propios sistemas del tranvía, desde su sistema antiarrollamientos hasta el de frenado y sus dos campanas: una para llamar la atención de los peatones que cruzan indebidamente, algo habitual en puntos como el Coso o el propio paseo de la Independencia, y otra más fuerte ante un riesgo real de accidente.