Zaragoza
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Hace tres meses comenzó la crisis del suministro de agua potable en nueve municipios abastecidos por el pantano de Cueva Foradada, que recoge las aguas del río Martín (Teruel). La problemática persiste sin solución a la vista ni fecha definida para el restablecimiento de la normalidad para los habitantes de las comarcas del Bajo Martín y Andorra Sierra de Arcos.

Los municipios de Albalate del Arzobispo, Urrea de Gaén, Samper de Calanda, Híjar, La Puebla de Híjar y Castelnou, en la comarca del Bajo Martín, así como Ariño, en la comarca de Andorra-Sierra de Arcos, no pueden consumir agua del grifo para cosas tan rutinarias como lavar la comida o limpiarse los dientes. 

Esta crisis comenzó en verano cuando la primera DANA llegó a Aragón y las lluvias que azotaron a estos municipios contaminaron el agua del pantano. Después, con la llegada de una segunda tormenta, que tanto daño causó en otras zonas de España (como Valencia), "solo se empeoró la situación", relata a EL ESPAÑOL Silvia Blasco, alcaldesa de Urrea de Gaén, uno de los pueblos afectados. 

Tras las reparaciones pertinentes en la estación depuradora y la limpieza de depósitos, con la aplicación de desinfectantes en la potabilizadora, el panorama ha cambiado solo en algunos de los municipios como Híjar, donde gozan de agua potable desde hace unos días. Aunque los ciudadanos todavía siguen con el miedo de consumir del grifo.

Desinformación y "mala gestión"

"Ya ha pasado antes. Nos decían que se podía beber agua y a los dos días volvía a estar contaminada", cuenta Eugenia Pamplona, vecina de la zona. La mujer define esta temporada como unos meses de incertidumbre y desinformación "total".

"No nos han marcado ningún protocolo e íbamos conociendo lo que podíamos o no podíamos hacer por el boca a boca", reclama Eugenia. Por ejemplo, cuando ella se acercaba a la tienda "a lo mejor" se enteraba de que no podía ni lavar la verdura porque era "malo". Reitera que "nadie" les ha dicho nada de manera oficial.

Es a partir de esa falta de información de donde surge la incertidumbre y el miedo a consumir agua. "A pesar de que ahora se supone que aquí podemos", añade. Un recelo que aumenta al enterarse, hace unas semanas, de que en los municipios de alrededor del pantano de Calanda tampoco pueden beber agua. 

"Es todo un sinsentido lo que nos han estado diciendo. Si el problema fue la gran lluvia, por qué ahora hay otros pueblos en la misma situación si no ha habido más tormentas", cuestiona Eugenia. A lo que añade que, además, "los pantanos no están conectados por el mismo río".

Afección en negocios

En Urrea de Gaén, Yasmina Lafaja ha tenido que sacar adelante su panadería, Horno Giral, "como buenamente" ha podido. Cuenta que la situación empezó con un aviso de las autoridades locales sobre la no potabilidad del agua debido a las inclemencias del tiempo. Ella, al igual que Eugenia, confiaba en que la situación sería temporal.

Ante esta alerta, la panadera decidió llenar un depósito de 100 litros de agua, con la esperanza de que sería suficiente para cubrir sus necesidades durante unos días. Sin embargo, a medida que pasaban los días, el agua se agotaba, por lo que tuvo que recurrir a garrafas de agua embotellada.

"Al principio, parecía que sería algo temporal, pero la situación se prolongó más de lo que esperábamos", explica Yasmina, quien se vio obligada a buscar agua en otras localidades cercanas, lo que implicaba tanto gastos adicionales como desplazamientos, algo especialmente complicado para un negocio pequeño.

Yasmina también ha expresado que la información desde Sanidad "no ha sido para nada buena". Asegura que no fue hasta un mes después del primer aviso cuando le dijeron que no podía lavarse las manos en el grifo, así como los utensilios que usa diariamente para hacer el pan. "Nos anunciaro que el agua era tan mala que no se podía ni utilizar para lavar los platos. Pero nadie nos explicó qué medidas debíamos tomar", afirma Yasmina.

Insiste en que, a lo largo de estos tres meses, la información ha llegado de manera dispersa y contradictoria. "Primero decían que se había estropeado la depuradora de donde se cogía el agua, luego que había que limpiar los depósitos. Ahora resulta que hay otros municipios también están sin poder beber del grifo, aunque recogen agua de otro pantano. Son tantas las versiones que ya no sé qué creer", critica la mujer, quien considera que la situación ha sido mal gestionada "desde el principio".

Garrafas de agua

Para intentar paliar esta situación se han distribuido garrafas y botellas de agua en todos los municipios. "El 112 ha estado suministrando en Samper de Calanda y, desde ahí, se han llevado al resto de zonas afectadas unas dos o tres veces por semana", explica la alcaldesa de Urrea. 

Aunque los pueblos afectados por la falta de agua han recibido botellas para el consumo humano, las autoridades no han implantado soluciones específicas para los negocios. "El pueblo la distribuye para consumo personal, pero no para una tienda. A mí, como panadera, no me han ofrecido ninguna ayuda para cubrir las necesidades", lamenta Yasmina. 

Para poder elaborar sus productos, asegura que necesita "unos 20 litros al día si es fin de semana o festivo". Una cantidad que requiere estar "constantemente yendo a Zaragoza o Alcañiz a recargar", explica.

En el caso de Eugenia su problema fue el empadronamiento. "Cada municipio lo ha llevado de una manera. En Híjar solo distribuían a los vecinos censados y como yo nací en Urrea, aunque ahora vivo aquí, no me correspondía el agua. Sin embargo, en el pueblo tampoco podía coger garrafas porque la repartían a los ciudadanos", señala.

Desde la alcaldía han asegurado que ya se están tomando las medidas necesarias para que todo vuelva a la normalidad "lo antes posible". Mientras tanto, "cada zona irá supervisándose y, si la prueba sale apta dos veces seguidas, se irá restableciendo la red", asegura Blasco.