Se dice que el perro es el mejor amigo del hombre. Para los invidentes o aquellas personas con problemas de visión estos animales son un guía con el que pueden moverse por la ciudad y avalan por su seguridad. En definitiva, "una prolongación más de nuestro cuerpo", ha apostado Silvia Borrego, jefa del departamento de Servicios Sociales de la Once.
Una realidad que se ha tenido en cuenta, desde el Ayuntamiento de Zaragoza, a la hora de elaborar un nuevo protocolo para que los perros de asistencia puedan subir a las ambulancias de los Bomberos. "Muchas veces, cuando se tenía que trasladar a estas personas en ambulancias los profesionales no tenían claro como se debía actuar", explica la concejal delegada de Bomberos y Protección Civil, Ruth Bravo.
Un protocolo "necesario"
Borrego, ha señalado que desde la ONCE valoran este protocolo como algo "muy necesario e importante". Un derecho que, "no siempre se garantiza", y que "iguala ahora a los invidentes con el resto de la ciudadanía".
Ante un accidente, la mujer explica que los perros de asistencia "suelen ponerse nerviosos". Se trata de un vínculo tan fuerte que, según Borrego, hace que solo se calmen "cuando la persona está siendo atendida y protegida". Lo define con unas pocas palabras: "Ellos velan más por nuestra seguridad que por la suya propia".
Además, se trata de un proyecto que no requiere de una infraestructura compleja o costosa. Esta medida se podrá aplicar en cualquier ambulancia utilizando unos cinturones "como los que usan las personas que viajan en coche con sus mascotas", apunta Borrego.
Los pasos a seguir en el nuevo protocolo los ha explicado el jefe médico de Bomberos de Zaragoza, Armando Cester. El primer caso, menos grave, donde el paciente viaja sentado, asegura que "el perro podrá ir tumbado en el suelo, a los pies del usuario y sujetado por el mismo mediante una correa, manteniendo siempre el contacto físico con el animal".
Si el paciente no puede trasladarse sentado, entonces el perro se situará en el suelo de la ambulancia "en un habitáculo asistencial específico para su traslado". No obstante, siempre se procurará realizar el anclaje del perro con margen para permitir cierta movilidad, "asegurando su adecuada sujeción dentro del mismo", ha explicado.
Una vez en el centro hospitalario, ha puntualizado que será el personal del mismo quien asuma la tarea de la entrada y el mantenimiento del animal de compañía. De esta manera, se pretende "garantizar" a las personas con discapacidad el acceso a los servicios públicos en igualdad de condiciones.
Perros admitidos
Los perros de asistencia que se admitirán son los recogidos en la normativa autonómica de personas con discapacidad y en la específica que regula este tipo de situaciones, clasificados en cinco categorías.
Por un lado, se encuentra el perro guía, que es el adiestrado para acompañamiento y conducción de personas con discapacidad visual y el perro de servicio, utilizado para promover la autonomía de personas con alguna discapacidad física y que requieren asistencia en los quehaceres de su vida diaria.
Esta medida ha sido impulsada en colaboración con la Fundación Once y se pondrá en marcha a partir de ahora en las próximas emergencias. Con este protocolo, se busca dar la mejor atención a las personas con discapacidad desde el Servicio de Extinción de Incendios, Salvamentos y Protección Civil, cumpliendo con la normativa vigente y la ordenanza municipal de accesibilidad aprobada en el pasado mandato.
"Este Gobierno municipal tiene el compromiso de hacer de la ciudad un lugar más accesible para todos", ha indicado Bravo, quien ha añadido que ésta es un "objetivo transversal" a toda la gestión municipal, el que trabajan todas las áreas del Ayuntamiento, incluida los Bomberos de Zaragoza con la incorporación de este tipo de medidas.
El protocolo ha sido elaborado teniendo en cuenta las indicaciones de entidades sociales, como la Fundación Once, y se aplicará en la atención sanitaria a un paciente que precise acompañamiento de un perro siempre que el estado clínico del mismo lo permita y no suponga un riesgo para la asistencia.
Por otro lado, figura también el perro de señalización de sonidos para avisar a las personas con discapacidad auditiva; el perro de avisos, adiestrado para alertar de una incidencia médica de personas con algún tipo de enfermedad, como la diabetes o la epilepsia y, por último, aquellos adiestrados para cuidar a personas con trastornos de espectro autista.