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En los últimos años, es cada vez más frecuente oír hablar de la sarna en los medios o en el día a día, y ya no cuesta tanto encontrar a alguien que se haya contagiado de esta enfermedad. Es una realidad que los casos han subido desde la pandemia del coronavirus en Europa y en España, aunque todavía sigue habiendo mucho desconocimiento y estigmas.

Aragón, y en concreto, el municipio zaragozano de Alagón, está viviendo de cerca el auge de casos con un brote de sarna en una residencia de Atades. Este núcleo afecta ya a 183 personas que están en tratamiento.

El veterinario y epidemiólogo de la Universidad de Zaragoza, Nacho de Blas, ha explicado en qué consiste esta enfermedad y a qué se debe su transmisión. "La sarna es un ácaro (Sarcoptes Scabiei) que se alimenta de la piel. Esos ácaros ponen huevos y se transmiten muy bien por contactos muy estrechos de convivencia o por compartir sábanas, toallas, etc.", señalaba para este diario.

Además, como la mayoría de la población sí conoce, una vez se produce el contagio, la persona sufre un sarpullido en la piel que le provoca un intenso picor.

Así pues, Nacho de Blas insistía en que los casos a nivel europeo están creciendo desde la pandemia, algo que se justifica por esos "confinamientos estrechos en residencias de mayores o centros sociosanitarios".

"Ha sido típico en las residencias de mayores porque ha habido convivencia estrecha, sin tanta vida en el exterior, hay muchos brotes ligados a estos centros, donde con el confinamiento se ha propagado. De vez en cuando algún trabajador o familiar se puede contagiar y llevarlo a casa", reflexionaba.

Con dichas palabras se explica el brote actual en Alagón, aunque este no es extraño, ya que durante este último año también se han conocido otros. Por ejemplo, a mediados de junio se declararon cinco brotes en Huesca (tres en residencias y dos en centros sanitarios).

Antes de continuar, el veterinario aclaraba que su contagio "no tiene nada que ver con la suciedad o el descuido" y que "la sarna le puede llegar al más limpio del mundo". Por ello, recordaba que "no pasa absolutamente nada por tener sarna, no es una enfermedad de pobres", aclaraba ante los prejuicios sobre ella.

En cuanto a las medidas a llevar a cabo en el caso de contagiarse, De Blas recalcaba la importancia de lavar la ropa a alta temperatura, en caso material que no se pueda lavar con excesivo calor, se debe meter en bolsas herméticas o congeladas unos 5 o 6 días para matar a los huevos.

El tratamiento, afirma, deben llevarlo a cabo afectados y convivientes, aunque los segundos no tengan síntomas. Como fármacos enumera tanto las pastillas vía oral como los jabones.

Brote residencia

En el caso concreto de la residencia, la consejería de Sanidad del Gobierno de Aragón determina que los afectados son 183 personas, unos 167 residentes y 16 trabajadores. Todos ellos han comenzado ya el tratamiento farmacológico y durante siete días deben seguir con las medidas de tratamiento ambiental (cama, ropa, suelo, cortinas). Y el próximo miércoles se les administrará la otra dosis a todos a la vez.

En este sentido, la consejería señala que el "proceso ha requerido una estrategia compleja, por el perfil de las personas".

Por su parte, el veterinario, epidemiólogo e investigador, Juan José Badiola, ratificaba las palabras de Nacho de Blas en este caso concreto. "No es algo nuevo. En las residencias alguna persona se contagia y lo transmite fácilmente porque la gente está en contacto permanente, a la hora de las comidas o de otro tipo de actividades…". Además, añadía que el sistema inmunitario de los afectados "no es el mejor".

Cuando estos casos llegan, Badiola recordaba que hay que "actuar rápidamente" y vigilar el tratamiento farmacológico. "Debe haber un seguimiento porque cuando te descuidas vuelve otra vez. Estos parásitos son persistentes", añadía. Así pues, el veterinario considera que las medidas llevadas a cabo por Sanidad son "correctas" y hay que hacerles caso.

En definitiva, Juan José Badiola defendía que "no les será difícil acabar con ello, con ayuda, claro, de la residencia, que son los responsables de mantener la salud dentro de la instalación".

"No hay que alarmarse, no va a ser un problema de salud pública", concluía el veterinario.