María González
Zaragoza
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Una vez que te adentras en el barrio de El Gancho de Zaragoza la imagen que ofrece Zaragoza cambia. Agentes de policía rondan por las calles, pisos apuntalados o cerrados es el sino de sus viviendas y gente que rodea el barrio por temor a cruzar sus calles.

Este miércoles por la tarde nada más dar dos pasos en la calle Miguel de Ara, se podía ver revuelo en el barrio. El origen tenía que ver con un problema cada vez más persistente que es la okupación que está proliferando en las viviendas. En concreto, un grupo de jóvenes estaba intentando entrar en el edificio número 46 de la citada calle. Este se encuentra precintado por problemas estructurales.

Joanna Niolka, acaba de llegar al barrio a vivir y se ha llevado toda una sorpresa al ver la situación en la que se encuentra. "No tenía ni idea de nada cuando viene, llevo días y ya quiero salir de aquí", lamenta a EL ESPAÑOL. Esta vecina admite que siente miedo de ir por la calle: "Vivo con mi madre que es mayor y solo vemos peleas, gente conflictiva bebiendo y dando problemas por las noches", señala esta mujer.

Una pancarta que pide la rehabilitación en el barrio de El Gancho, en Zaragoza. E. E.

Una decena de pisos se encuentran okupados lo que está provocando sentimientos de inseguridad por parte de los vecinos del barrio. "Ya no solo es la okupación, muchos de ellos son narcopisos", expresa Javier Magén, presidente de la asociación de afectados El Gancho Pignatelli. Además, señala que en cada edificio se asienta una familia con menores: "Con estos se aseguran que no les echen", detalla.

Según datos que manejan, alrededor de unos ocho edificios, es decir, 50 pisos están destinados a esta actividad, lo que denuncian también se traduce en el menudeo de sustancias estupefacientes en la calle a la luz del día. "Hoy mismo me han ofrecido, pero es que por las calles pasan niños y gente mayor y supone un problema", explica.

María Luisa Verde, presidenta de Zaragoza Antigua y vecina de El Gancho de toda la vida, denuncia la situación "deplorable" que vive el barrio. "Necesitamos vivienda con gente que venga a trabajar y pueda dar beneficios al barrio y este no es el caso", puntualiza. Además, señala que muchas de las viviendas no tendrían que estar habitadas por "falta de salubridad y condiciones óptimas".

Cuatro desalojos en 2024

El mal estado de muchos de sus edificios que tienen más de 100 años es un foco de preocupación para sus vecinos. El pasado martes se dio el desalojo del edificio 39 de la calle Mariano Cerezo. El mal estado que presentaba su interior, sobre todo, en las escaleras y dentro de las viviendas, hizo que el Ayuntamiento de Zaragoza decretara el desalojo preventivo del edificio.

Este caso, no es aislado: "En lo que llevamos de año se ha decretado el colapso de cuatro edificios", expresa Javier Magén. La calle Miguel de Ara se ha llevado el mayor golpe, ya que en cuestión de diez meses, dos de sus edificios han tenido que ser desalojados por problemas estructurales. Además, de un edificio de la calle Ramón Pignatelli.

Desde la asociación de afectados reclaman una falta de ayudas por parte del Ayuntamiento de Zaragoza y el Gobierno de Aragón, lo que dificulta la rehabilitación de los edificios del barrio. Por ejemplo, en el caso más reciente de la calle Mariano Cerezo, el edificio constaba con un plan de rehabilitación de 200.000 euros. "Son costes muy elevados para los inquilinos", expresa Javier Magén, presidente de la asociación.

Enfrente de este, la situación del bloque 42 no se aleja de lo visto en el 39. Se encuentra sin luz en las escaleras, las forjadas se encuentran en estado lamentable, la techumbre de entrada presenta desprendimiento de escayola y se encuentra okupado. "No entendemos por qué no se cierra el edificio", concluye Magén.

No solo son los inmuebles, sino que también ven una falta de limpieza y de buenas condiciones en las calles del barrio. Las aceras también presentan problemas con baldosas rotas y sueltas.