Zaragoza
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Si el Rastrillo Aragón de la Fundación Federico Ozanam puede celebrar este 2024 su edición número 37 es gracias a los cientos de voluntarios que cada año dan su apoyo y servicio de manera desinteresada. Está claro que sin ellos, no sería posible. Más de 800 voluntarios y voluntarias, la mayoría mujeres, colaboran con esta iniciativa para ayudar a las personas más necesitadas.

Una de las que más años lleva acudiendo a su stand en Zaragoza es María Isabel Giménez, voluntaria de la Fundación desde hace 25 años. Para ella, pocas cosas hay más bonitas que poder “hacer algo para las personas más necesitadas”.

Así pues, junto a su compañera en el puesto de juguetes, Anabel Romero, muestra sus grandes expectativas. "Esperamos vender todo, que no quede nada para sacar todo el dinero posible".

Su compañera, que lleva unos 10 años participando, defiende que ser voluntaria es un "acto de solidaridad y de justicia social" y expone los mismos objetivos. Además, está satisfecha porque esta edición tienen muchos juguetes nuevos. "Las donaciones han sido muy buenas".

Ambas recuerdan que el trabajo no es solo en este momento del año, sino durante muchos más meses: "Tenemos que clasificar las piezas de los puzles, limpiar, lavar…".

Sara, voluntaria de Ozanam, defiende la labor que estas hacen.

Menos tiempo lleva Pepa Abenia, seis años, pero con mucha satisfacción. "Empecé cuando me jubilé, ya que quería hacer algo positivo". "Trabajas para la gente con necesidad, llegas cansada a casa, pero te sientes bien", cuenta.

Por su parte, Sara, encargada de un stand de ropa, justificaba que es una labor “super importante”, porque “hay cosas a las que la Administración pública no llega” y son ellas las que lo hacen. Al igual que sus compañeras, espera poder venderlo todo para recaudar el dinero necesario para la ampliación de la Residencia Ozanam Nuestra Señora del Carmen.

La misma reconoce que la gente responde bien y que las donaciones llegan principalmente a través de amigas o conocidas.

El público

En un acto solidario como este, es también fundamental la labor del público, quien aporta su dinero. Entre los visitantes, muchos son habituales. Por ejemplo, Pilar y Susana, las segundas de la fila, no se pierden nunca el Rastrillo. Este viernes, a las 9.50, más de una hora antes, estaban esperando. “Después de dejar a los niños en el colegio, hemos venido directas andando desde San José”.

Pilar y Susana acuden todos los años al Rastrillo Aragón de Ozanam.

Además, expresaban que acuden 4 o 5 veces por edición, para encontrar cosas nuevas. "Buscamos juguetes, libros o cosas de deportes, del Real Zaragoza, que les gusta a los pequeños. Es una maravilla", confiesan.

Con las puertas ya abiertas, a las 11.00, muchos corrían a buscar gangas, otras paseaban tranquilos para “echar un ojo”, sin una idea fija de compras. La mayoría admitía que va todos los años y siempre encuentran cosas interesantes para llevarse a casa.

Este viernes ha comenzado la trigésima séptima edición del Rastrillo Aragón, todo un clásico organizado por la Fundación Federico Ozanam. Desde hoy hasta el domingo 3 de noviembre la Sala Multiusos del Auditorio de Zaragoza se llena de stands, actividades, visitas y ganas de ayudar.