La Z-30 o el Casco Histórico de Zaragoza: estas son las zonas de riesgo de inundación según el plan de Emergencia
El informe señala que la capital de Aragón es considerada como un entorno en el que las inundaciones tienen una frecuencia media-alta.
La reciente tragedia ocurrida en Valencia, donde las lluvias torrenciales desbordaron ríos y causaron graves daños (tanto materiales como humanos), ha puesto en alerta a muchas ciudades españolas sobre la seguridad fluvial y pluvial. Zaragoza, capital de Aragón, no es ajena a este tipo de riesgos, especialmente considerando que la ciudad se encuentra atravesada por tres importantes ríos: el Ebro, el Huerva y el Gállego.
Una triada fluvial que aumenta el riesgo de desbordamientos, especialmente en épocas de lluvias intensas como son otoño y primavera. Por ello, Zaragoza cuenta con un Plan de Emergencia Municipal que contempla tanto los riesgos causados por los ríos y los cauces, como los pluviales (debido a lluvias intensas) y el riesgo por rotura de presas.
Este proyecto ha sido elaborado a partir de la Evaluación Preliminar de Riesgo de Inundación (EPRI), la cual considera los datos históricos sobre inundaciones y las intervenciones del Servicio de Incendios y Protección Civil, así como estudios detallados incluidos en los planes urbanísticos municipales.
A partir de este estudio, la capital de Aragón es considerada como un entorno en el que las inundaciones tienen una frecuencia media-alta. Una situación de peligrosidad que hace imprescindible la planificación y evaluación constante de los riesgos asociados a estas situaciones.
Áreas de Alto Riesgo
El análisis realizado ha identificado varias zonas de la ciudad con un riesgo de inundación alto (A1), que requieren una evaluación más exhaustiva y medidas preventivas específicas. Entre las áreas prioritarias se encuentran: las carreteras de acceso a Zaragoza, como la A-2 y la A-68; el Tercer Cinturón; el Casco Histórico; Así como los pasos subterráneos de gran tránsito, como los de acceso al Hospital Miguel Servet o la Avenida Majas de Goya.
Al detalle, las principales vías de entrada y salida de la ciudad, como las que se han mencionado, se precisan como "puntos críticos" en la urbe. Es precisamente por la falta de drenaje adecuado en estas zonas lo que incrementa el riesgo de inundaciones, lo que puede provocar colapsos de tráfico, accidentes y grandes retenciones.
En las vías como Vadorrey o la Z-30, según se ha analizado en el plan, se convierten especialmente vulnerables en épocas de lluvias intensas, convirtiéndose en una trampa peligrosa para quienes circulan por ella. Las inundaciones pueden afectar tanto a vehículos como a peatones, creando un peligro adicional para los residentes y trabajadores de la zona. Hecho que se vivió el 6 de julio de 2023 en la zona del barranco de la muerte.
El centro histórico de Zaragoza, caracterizado por sus calles estrechas y edificios antiguos, también enfrenta serios riesgos. Las inundaciones en calles pequeñas pueden poner en peligro los cimientos de los edificios más antiguos, que no siempre tienen la infraestructura adecuada para soportar el impacto del agua. Este riesgo es especialmente grave en áreas donde las estructuras son más deterioradas, aumentando la posibilidad de derrumbes o colapsos parciales.
En algunos barrios, la topografía montañosa y las pendientes pronunciadas favorecen la acumulación de agua, lo que aumenta el riesgo de inundaciones repentinas. Por ejemplo, zonas como la calle Valle de Broto y los accesos a la advenida Navarra desde la calle Rioja suelen verse afectadas por inundaciones pluviales debido a la falta de drenaje adecuado.
Los barrios rurales de Zaragoza, como Peñaflor y San Juan de Mozarrifar, también son susceptibles a inundaciones, especialmente cuando las lluvias caen con gran intensidad. En estas áreas, los desbordamientos de arroyos y el deslizamiento de tierras son riesgos adicionales que complican la situación.
Las áreas de obras y construcción en la ciudad son especialmente peligrosas durante las tormentas. La acumulación de agua puede inundar rápidamente las zanjas y excavaciones, poniendo en riesgo tanto a los trabajadores como a los peatones que circulan por las cercanías.
Además de las inundaciones, las tormentas eléctricas representan un peligro adicional. Las antenas, las líneas eléctricas y otros objetos metálicos son vulnerables a los rayos, lo que pone en riesgo la seguridad de los ciudadanos, especialmente en áreas con árboles altos y aislados como el Parque Grande o el barrio de la Almozara.
Anticipación y Coordinación
Ante un Nivel de Alerta, los medios y recursos del Plan realizarán una preparación anticipada, revisando todos los elementos que puedan intervenir. Para ello, se señala que se mantendrá contacto constante con los técnicos del Saih Ebro para interpretar cada episodio.
La Sala de Coordinación Operativa se activaría según la situación. Además, el director de Operaciones tomará contacto con las alcaldías de barrio para establecer una comunicación directa y mejorar la gestión del evento.
Dependiendo del Nivel de Alerta, se aseguraría el aviso a la población en zonas de inundación habitual, utilizando medios de comunicación y presencia física de la Unidad Verde y la Policía Local. También se revisarían los vehículos del Ayuntamiento para evacuaciones y desplazamientos en áreas inundadas o inaccesibles debido a bloqueos por el río.
El Servicio de Bomberos, por su parte, según se señala en el plan, realizaría un seguimiento del episodio desde el Centro de Recepción de Alarmas y reforzará la gestión de información si es necesario. Se pondrían a punto las embarcaciones y equipos de rescate acuático, y se establecerán equipos de trabajo en las zonas inundadas.
Asimismo, también se verificarían bombas de gran caudal para achiques y el Puesto de Mando Avanzado (PMA), que estaría preparado con la tecnología y equipos necesarios. Los drones se encargarían de vigilar las zonas no accesibles, y la Unidad de Asistencia Médica de Bomberos estará lista para intervenir en áreas de difícil acceso.
La Unidad Verde se encargaría, según el informe, de la vigilancia de las motas del río y la identificación de posibles obstáculos, como troncos. Su colaboración en la evacuación se llevaría a cabo informando a la población sobre las zonas afectadas.
Otro de los agentes involucrados en el plan de emergencia es la Policía Local, cuyo papel sería el de control de accesos y la seguridad. Es decir, los agentes se encargarían de evitar entradas no autorizadas y colaborarían en la vigilancia de áreas evacuadas. También se coordinarían para evitar accidentes de curiosos que se acerquen al río.
El Grupo Logístico, por su parte, comunicaría posibles daños en infraestructuras y prepararía maquinaria para reforzar las motas si la situación lo requiere. Se coordinaría el uso de autobuses para evacuaciones y se aseguraría la provisión de vallas y bloques para el corte de vías.
Además, Parques y Jardines valorarían el cierre de áreas verdes ante el riesgo de caída de árboles. Los Servicios Sociales preactivarán listas de personal y gestionarán la logística para el alojamiento de evacuados, en coordinación con el Grupo Logístico.
Los voluntarios apoyarían al resto de agentes con diversas tareas, como el control de puntos de referencia, vigilancia de la seguridad de espectadores y el transporte logístico. Además, colaborarían en el balizamiento de zonas y otras actividades de apoyo a las fuerzas operativas.