Cada noviembre, el Black Friday transforma escaparates y tiendas online en un espectáculo de descuentos y promociones que prometen revolucionar las compras. En un ambiente de rebajas, y con el espíritu navideño a punto de inaugurarse con el encendido esta tarde, lo que muchos consideran una oportunidad para renovar su armario o adelantarse a los regalos de Papá Noel, otros se enfrentan a la "insatifacción" de no encontrar los descuentos en los productos que necesitan.
Sea como fuere, esta mañana el centro de Zaragoza era un baile de bolsas con diferentes marcas impresas en un rítmico paseo marcado al son de los descuentos. Ni la niebla ni el frío han podido con este día, en el que muchos ciudadanos han salido de casa en busca de las mejores ofertas. Eso sí, bien abrigados.
En los escaparates, las etiquetas de diez, veinte e incluso hasta el cincuenta por ciento de descuento animaban a los que paseaban a elegir un tipo de consumo u otro. Bolsos, zapatos, maquillaje o electrónica han encandilado a más de uno que no pensaba soltar el bolsillo.
Y es que, en el torbellino de ofertas y promociones del Black Friday, no todos los consumidores caen en la tentación de llenar sus carritos de compras. Para algunos, como Marta, este fenómeno comercial ha perdido gran parte de su impacto debido a la constante saturación publicitaria y las expectativas que no siempre se cumplen.
"Intento no comprar en el Black Friday porque prefiero esperar a las rebajas de enero, que son mucho más baratas", asegura la joven. Sin embargo, admite haber sucumbido este año, aunque "de manera moderada". "Quería comprarme un libro, y vi que en Amazon tenía un descuento del 5%. Y sí, he caído. Pero lo he hecho más por una necesidad que, en realidad, no es necesidad, sino algo que me han hecho creer que necesito".
Electrodomésticos y tecnología
Más allá de este pequeño "lujo" que ha decidido darse este viernes, cree que el Black Friday es rentable en productos de mayor valor, como electrodomésticos o tecnología. "Si se trata de algo caro, como una buena plancha de pelo, que tiene un precio elevado y un descuento significativo, ahí sí lo considero rentable". No obstante, señala que en su caso no compraría prendas de ropa porque es "una compra innecesaria".
Un factor que destaca es el cambio en la percepción del Black Friday frente a años anteriores. "Este año he notado una gran cantidad de publicidad masiva en redes sociales, pero no veo a la gente comprando con tanta intensidad ni de forma impulsiva. Creo que estamos tan acostumbrados a ser bombardeados por ofertas diarias que ya no impacta igual".
Para ella, lo que antes se percibía como un evento único, con descuentos del 70% u 80%, ahora parece haberse diluido en una estrategia comercial que se ha vuelto cotidiana. "Hoy esas grandes ofertas son excepcionales. Solo se detiene la gente en cosas muy llamativas o con descuentos reales del 70%, y eso no ocurre tan a menudo".
"Este año mucho mejor"
Mar López Esteban, de 52 años, es una compradora habitual durante el Black Friday, y este año sus expectativas se han visto cumplidas. "Súper bien, este año mucho mejor que el pasado," asegura. En su caso, los descuentos han sido notoriamente más atractivos que en años anteriores: "He notado más rebajas, por ejemplo, prendas que costaban 70 euros ahora las he conseguido por 30," añade Mar.
Destaca que este tipo de descuentos se vuelven más necesarios frente a la inflación. "Está muy bien porque todo ha subido, y hay que mirar el bolsillo", comenta con satisfacción.
"Antes no existían estas promociones, pero ahora siento que son algo básico," afirma Bridget, madre de una niña pequeña. Reconoce que, en su caso, estas rebajas son útiles, especialmente en productos seleccionados, aunque cree que el evento no siempre ofrece lo que promete.
Bridget detalla cómo ha aprovechado las ofertas para adquirir ropa de invierno para su hija, como chaquetas y vestidos. "Me he gastado unos 64 euros, cuando normalmente habría pagado más de 100. En este sentido, sí que hay un ahorro," comenta. Sin embargo, aclara que estas ofertas suelen estar limitadas a productos de temporadas pasadas o con pocas unidades disponibles.
Descuentos por liquidación
Para la zaragozana, una de las principales frustraciones del Black Friday es la falta de descuentos significativos en artículos de temporada o de alta demanda. "Algo específico que busques no lo vas a encontrar, sobre todo si es de lo nuevo," explica. Este detalle hace que muchos consumidores se sientan atraídos por las promociones, pero terminen decepcionados al no encontrar lo que realmente necesitan a precios competitivos.
"He encontrado una chaqueta para mi hija que necesitaba para el invierno, pero poco más," añade. Aunque valora las pequeñas rebajas, señala que los descuentos suelen centrarse en productos que las tiendas necesitan liquidar, dejando fuera lo más actual.
La percepción de Bridget coincide con la de otros consumidores que consideran el Black Friday "una estrategia comercial más que una oportunidad de ahorro masivo". Aunque algunas promociones resultan atractivas, especialmente para quienes buscan artículos específicos, la sensación general es que rara vez se cumple la promesa de ser el gran día de las rebajas.