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Estrella Jurado es una mujer que, a sus 69 años, lleva una vida llena de dedicación y entrega a los demás. Nacida en Utrillas, un pequeño pueblo de Teruel, pero residente de Zaragoza desde los 14 años por lo que se considera "mañica de pura cepa". Su historia es un testimonio de cómo una persona, después de muchos años de trabajo y responsabilidades familiares, decide tomar las riendas de su tiempo libre para ofrecerlo a los más necesitados. 

Estrella cuenta que, a lo largo de su vida, siempre tuvo una inquietud profunda por ayudar a los demás. "Es algo que siempre me ha nacido de dentro", comenta al comenzar su historia. Sin embargo, sus responsabilidades laborales y familiares no le permitían dedicar tiempo a esta vocación.

Su gran anhelo era poder ayudar cuando llegara el momento en que tuviera el tiempo necesario para hacerlo. "Era mi asignatura pendiente para el día que yo me jubilara", expresa con una sonrisa.

Y así fue. Hace unos tres o cuatro años, cuando finalmente se jubiló, Estrella vio su oportunidad de cumplir ese sueño de dedicarse a la solidaridad. "Dije, ahora que ya dispongo de tiempo, voy a ver dónde puedo encajar y trabajar y ayudar", cuenta la zaragozana, con el entusiasmo propio de quien ha encontrado su verdadera pasión.

No tardó en encontrar su lugar en el voluntariado, ya que se involucró con la Fundación Ozanam y la Obra Social del Carmen. Dos iniciativas que, asegura, "cambiaron su vida".

El comienzo del viaje 

En su camino por ayudar a los demás, Estrella se encontró con la Fundación Ozanam, una organización que trabaja en diversos ámbitos sociales, con especial énfasis en la integración de inmigrantes. Aunque ella ya conocía algo de la Fundación, fue cuando comenzó a colaborar activamente que descubrió la magnitud de su trabajo: "He quedado asombrada del papel y de la labor tan inmensa que hacen", comenta la mujer.

En su primer contacto con la fundación, Estrella decidió ofrecer su apoyo en las clases de español para inmigrantes. A pesar de no ser docente, ni tener experiencia en el ámbito educativo, Estrella no dudó en embarcarse en esta nueva aventura. "Me dijeron varias opciones, pero una que especialmente me llamó la atención fue la de apoyo en las clases de español para el centro sociolaboral", recuerda.

Aunque no tenía formación como docente, su experiencia profesional como administrativa y comercial le proporcionó habilidades que podía aplicar en este nuevo reto. Con la mente abierta, decidió probar suerte y empezar a trabajar con los estudiantes.

Durante los últimos tres años, Estrella ha ayudado a un grupo de inmigrantes en su proceso de aprendizaje del español, uno de los pasos fundamentales para poder integrarse plenamente en la sociedad. "La verdad es que, para mí, esto ha sido un enriquecimiento como persona, como ser humano", dice.

Para ella, cada miércoles, cuando se encuentra con sus alumnos, es un día especial, lleno de aprendizajes y emociones. "Me ha cambiado completamente la idea que tenía de los jóvenes inmigrantes", afirma. Y, es que, el contacto cercano con ellos le ha permitido comprender mejor sus vidas, sus dificultades y sus deseos de un futuro mejor.

"Son chavales que huyen de sus países porque no están bien, no se van porque quieren. Nadie se va de su casa por placer", reflexiona. En sus clases, Estrella ha encontrado no solo estudiantes, sino personas "con una gran capacidad de superación, con muchas ganas de aprender y de integrarse en la sociedad española".

"Tienen tantas ganas de aprender, de insertarse en la comunidad, que es impresionante", comenta con orgullo. Para ella, la entrega y el esfuerzo de estos jóvenes, que se enfrentan a un nuevo idioma y a una cultura completamente diferente, son dignos de admiración. "Creo que tienen tanto valor lo que hacen, que para mí es un regalo poder estar ahí y compartir esos momentos con ellos", confiesa.

Un compromiso

Pero el compromiso de Estrella no se queda en el ámbito educativo. También es parte activa de la Obra Social del Carmen, una iniciativa que ofrece apoyo a personas en situación de vulnerabilidad. En particular, Estrella se dedica al comedor social, donde, cada semana, colabora en la preparación y distribución de comidas a las personas que más lo necesitan.

Esta actividad es especialmente significativa para ella, ya que durante años había observado la cola frente al comedor y había soñado con formar parte de ese proyecto. "Yo decía, cuando pueda, quiero estar aquí, quiero darles de comer a esta gente", cuenta Estrella, que decidió unirse al equipo de voluntarios para contribuir a que las personas en situación de calle o vulnerabilidad tuvieran un espacio cálido y digno donde alimentarse.

En el comedor, realiza una gran variedad de tareas, desde ayudar en la cocina hasta servir las comidas a los usuarios. A pesar de ser un trabajo físicamente agotador, ella lo considera un verdadero regalo. "Cuando salgo de allí, llego a casa agotada, pero el cansancio es mínimo comparado con la satisfacción de haber ayudado", dice Estrella.

La gratitud de las personas que reciben la comida, un simple "gracias" o una sonrisa, es el motor que la impulsa a seguir trabajando. "Muchos te dicen 'que Dios te bendiga', y es que no hay nada más gratificante que ver cómo una pequeña acción puede cambiar el día de alguien", asegura emocionada.

Estrella no solo disfruta de la satisfacción de ayudar a los demás, sino que también considera que el voluntariado ha sido una experiencia profundamente enriquecedora para ella misma. "Lo que recibo es muchísimo más de lo que doy", asegura, dejando claro que el voluntariado, lejos de ser una carga, es una fuente constante de aprendizaje y crecimiento personal.

La conexión emocional con las personas a las que ayuda, las historias que escucha y la calidez humana que experimenta en su día a día son la verdadera recompensa. "Es algo que me llena el alma, me expande el corazón", confiesa Estrella al recordar algunos momentos especiales, como el encuentro con uno de los jóvenes a quien había ayudado años atrás en sus primeras clases de español.

Este joven, ahora ya más integrado, le dio un abrazo después de una función de teatro en la que participó, un gesto que Estrella recuerda con especial cariño y que le reafirma en la importancia de su labor como voluntaria.

La importancia de difundir

Estrella es consciente de que, en ocasiones, el voluntariado no es una opción que todos consideren, pero ella está convencida de que quienes se sumergen en esta labor descubren un mundo totalmente nuevo. "Les digo a mis amigas y a mi entorno que no podéis imaginar lo gratificante que es", señala.

Para ella, el acto de ayudar a los demás va mucho más allá de una simple acción altruista: "Nos enriquecemos muchísimo con eso", dice, destacando que el verdadero beneficio del voluntariado es para quien lo realiza. Estrella se ha encargado de "vender" el voluntariado a sus amigos y familiares, y lo ha conseguido, ya que algunos de ellos también se han sumado a iniciativas solidarias como la Obra Social del Carmen.

Ahora, el futuro de Estrella está marcado por su compromiso hacia otras personas. Mientras tenga salud, asegura que continuará ayudando a los demás. No tiene planes de frenar su actividad solidaria, sino de seguir ampliando su implicación en más iniciativas, siempre con la misma energía y dedicación. "Voy a estar ayudando todo lo que pueda, porque egoístamente me hace mucho bien", añade.